Corta ha sido la estancia del alero Bobby Simmons con los Spurs de San Antonio. El equipo texano decidió prescindir de sus servicios este fin de semana y contratar en su lugar a un viejo conocido de la liga, Chris Quinn, que andaba sin equipo tras ser cortado en pretemporada.
A los 30 años, la carrera de Bobby Simmons parece estar a punto de terminarse, al menos en lo que respecta a la NBA, a no ser que cambien mucho las cosas. El alero de Chicago, que en su día llegó a promediar 17 puntos por encuentro con los Clippers, anda de capa caída y prueba de ello es su entrada y salida de los Spurs.
Consiguió a duras penas un puesto para hacer la pretemporada con los de San Antonio, que finalmente le ofrecieron la oportunidad de iniciar la temporada con un contrato no garantizado. Pero apenas empezada ésta y tras sólo haber jugado 16 minutos en 2 encuentros, parecen haber cambiado de opinión.
El año pasado, en los Nets, Simmons aún cobró más de 10 millones de dólares del último año del exorbitado y ruinoso contrato que le firmaron los Bucks, como agente libre, tras su única buena temporada. Desde aquella firma, su juego ha ido a menos y ahora no parece que pueda aspirar a algo más que el salario mínimo... con suerte.
Regreso de Quinn a la liga
La marcha de Simmons ha permitido el regreso de un jugador bastante más modesto que llevaba tiempo tratando de volver a hacerse un hueco en la liga, Chris Quinn. El base jugó el año pasado en los Nets, pero anduvo lejos de su buen rendimiento como secundario en sus temporadas anteriores con Miami.
Durante el verano, no consiguió encontrar acomodo y aunque jugó la pretemporada con los Sixers, los de Filadelfia le cortaron antes del inicio de los partidos oficiales. Ahora, llega a San Antonio con un contrato no garantizado y su estancia no se promete larga, aunque nunca se sabe. Su labor, en principio, será la de ejercer de tercer base tras Tony Parker y George Hill.