Todo indica que Michael Redd se convertirá la próxima temporada, en su último año de contrato, en el jugador mejor pagado de entre los que no se vestirán. El escolta de los Bucks no lo hará probablemente hasta febrero para evitar una recaída que pueda poner en peligro su futuro en la NBA.
Redd cobrará el próximo año 18,2 millones de dólares, pero la que fuera estrella de los Bucks, no quiere arriesgarse a una nueva lesión, sobre todo teniendo en cuenta que su millonario contrato finaliza la próxima campaña y tendrá que convencer a las franquicias de su buen estado físico si quiere obtener uno nuevo que, sin duda, no alcanzará las cifras del actual.
Tras 2 campañas en las que apenas ha podido jugar un total de 51 partidos por sus continuos problemas en las rodillas, son muchos los que ponen en duda la capacidad de Redd para poder continuar jugando a un nivel aceptable en la liga.
El año pasado se rompió en su intento de regreso y el que viene, si finalmente regresa en febrero con el equipo ya hecho, no parece fácil que encuentre sitio en un equipo que ha funcionado a gran nivel en su ausencia.
Así las cosas y dado el valor que su altísimo contrato a punto de finalizar tendrá en el mercado de febrero, su destino puede ser el mismo que el de Tracy McGrady el año pasado, ser traspasado a mitad de temporada y terminar jugando lejos de la franquicia y con serias dificultades para encontrar un contrato para años venideros. De ahí que Redd prefiera volver tarde, pero tratar de estar en las mejores condiciones posibles.