Repaso en toda regla. Baño de juego. Los Lakers mostraron su mejor cara, el rostro de equipo campeón, y destrozaron a los Celtics de principio a fin. Una barrida incontestable con Kobe Bryant y Pau Gasol como maestros de ceremonias. Los suplentes locales resucitaron a lo grande.
La segunda unidad del equipo californiano se comportó como no se recordaba, el Staples Center vibró y animó a los suyos como nunca y Pau Gasol se quedó a 1 asistencia de firmar un triple-doble que hubiera sido memorable, pues nadie en los Lakers ha logrado un triple-doble en playoffs desde que lo hiciera un tal 'Magic' Johnson a principios de los 90.
El trabajo defensivo del equipo de Phil Jackson fue brutal, pues no es fácil dejar a Boston en 67 puntos. Además, fue un trabajo constante. La máxima anotación visitante en un cuarto fue de 20 tantos.
L.A. Lakers 89 Boston 67 (3-3)
Todo se decidirá el jueves en el Staples Center de Los Ángeles. Así será tras el monumental repaso que el equipo de California dio a su rival de Massachusetts. Porque la agresividad cambió de bando y la impotencia también. Esta vez, el equipo céltico mordió el polvo y tuvo una ración extra de su propia medicina.
La tremenda agresividad del equipo local se apreció en casilleros estadísticos que no pueden dejar indiferente a nadie, pues muestran el valor de la intensidad en el juego: los Lakers robaron 13 balones y colocaron 8 tapones.
Otro parámetro capital fue el rebote, donde los locales dieron todo un revolcón a los visitantes, especialmente en la primera parte (30 a 13). Y es que el rebote se está mostrando decisivo a la hora de decantar la victoria en estas finales de la NBA.
Funcionaron Bryant, Gasol y Artest tanto en ataque como en defensa, y eso es decir mucho. Si a ello le añadimos la aparición por fin de Odom y el tremendo papel desarrollado por la moribunda segunda unidad angelina, poco queda por explicar. La victoria no se podía escapar a los de L.A.
Desde el principio se vio que nada iba a ser igual a lo visto en Boston. Un Staples Center más vociferante que nunca se volcaba con los suyos y poco importó que en la primera jugada Bryant errara y acto seguido Garnett anotara. Fue un simple espejismo.
Comenzó el intercambio de golpes, pero desde el principio se vio que la actitud defensiva de los Lakers había cambiado radicalmente. Y en un partido que empezó dinámico y atractivo, sólo Ray Allen mostraba clarividencia ofensiva en el conjunto de Rivers, que a los 7 minutos de juego perdió a Perkins en un mal gesto que afectó a su rodilla derecha. Resultado, un esguince de rodilla que le deja prácticamente fuera del séptimo partido.
Fisher cometió pronto sus 2 primeras personales y Jackson otorgó esta vez su confianza desde el principio a Brown, y no le defraudó. Como no le defraudaron Farmar y, especialmente, Odom y un sorprendentemente intenso Sasha Vujacic.
Un triple de Bryant y otro poco después de Artest colocaron a los locales 10 arriba (26-16). Fue el principio del fin de los Celtics, que perdieron el primer cuarto 28-18 tras ser dominados en el rebote y ser incapaces de detener la ofensiva de un equipo local que terminó el cuarto con un 60% de acierto en el tiro y limitando el ataque de Rondo y Pierce. En ese primer cuarto, Gasol ya firmó espléndidos números (5 puntos, 6 rebotes y 3 asistencias), siendo el eje vertebrador de la circulación de balón de su equipo.
El segundo cuarto arrancó con canasta de Vujacic, tercera falta personal de Wallace -que se iba al banquillo sumándose a la baja de Perkins-, atasco ofensivo más que serio de Boston y máximas ventajas locales según avanzaba el período: +15 tras un canastón de Farmar ante Garnett, +17 después de un gran rebote ofensivo y canasta de Gasol, +22 tras una jugada individual de Bryant.
Los números resultaban esclarecedores. Así, con 40-23 en el marcador, los Lakers dominaban 11 a 2 en el segundo cuarto en el capítulo reboteador y la segunda unidad de los Celtics aún no había anotado, algo que no haría hasta el último cuarto.
Este segundo acto fue todo un ejemplo de cómo defender por parte local. El equipo de Phil Jackson dejó en 13 puntos a su rival y se fue a los vestuarios con una ventaja sideral de 20 puntos (51-31). Para entonces, los suplentes locales aventajaban 15 a 0 a los visitantes (¿quién nos iba a decir tal cosa?), los porcentajes de tiro de Boston estaban por los suelos y el dominio local del rebote era más que incontestable (30 a 13). Y es que los Lakers estaban humillando a su contrincante en los tableros (21 a 3 en el aro local y 10-9 para Boston en su propio tablero).
El roto era considerable. Bryant había anotado 15 puntos y había dejado a Rondo en 1 de 8 en el tiro de campo y en el cuadro angelino todo funcionaba a la perfección. El Staples Center despidió en pie a los suyos, en un estado de excitación pocas veces visto.
Y se reanudó el partido tras el descanso sin que nada cambiara, pero con un par de malas señales para los Lakers: Fisher cometía su cuarta falta a los 15 segundos de juego y Bynum se retiraba cojeando a vestuarios por culpa de su maltrecha rodilla. Ninguna de estas dos circunstancias tuvieron trascendencia en el choque.
Los de púrpura y oro seguían aplicándose salvajemente en defensa y el partido, cada vez más físico, se estancó en sus guarismos, lo que beneficiaba a los dominadores del choque, que mantuvieron su ventaja sin problemas, con un Gasol absorbiendo mucho juego, mientras que Paul Pierce intentaba asumir responsabilidades ante la debacle de su equipo.
Llegó entonces el tremendo alley-oop protagonizado por Gasol y Brown, que mostró en su extremo más radical la tremenda versatilidad de estos Lakers en los que el pívot da una asistencia de base y el base se marca un mate a una mano de hombre alto.
A partir de ahí, todos los males bostonianos se acentuaron. Un triple de Vujacic puso el 73-51 (y los suplentes locales ya ridiculizaban a los foráneos con un 24-0 en puntos) y otro triple, esta vez de Artest en su enésima conexión con Gasol, llevó el marcador a un inaudito 76-51 al final del tercer cuarto sin que de nada sirviera la mejora ofensiva de Rajon Rondo, al que tuvieron que poner un gran esparadrapo en la barbilla tras recibir un golpe de Artest. Por cierto, un Rondo que evidenció a lo largo del partido su seria deficiencia en el tiro a media distancia tras errar un buen número de lanzamientos con sus defensores flotándole.
Se entró así en el último cuarto, que Gasol comenzó con 13 tantos, 9 rebotes y 8 asistencias, al borde ya del triple-doble que no terminó consiguiendo.
Precisamente, 2 tiros libres del español dieron la máxima ventaja a su escuadra (78-51). Los Celtics intentaban apretar en defensa pero no podían hacer nada ante el juego de su rival, que además respiraba tranquilo al ver cómo Bynum sonreía tranquilamente en la banda.
En el inicio del cuarto, el 'big three' céltico, formado por Allen-Pierce-Garnett, reposaba en el banquillo con cara de pocos amigos, mientras que Phil Jackson prolongaba la estancia de sus titulares en pista porque estaba claro que quería sangre, una especie de ejercicio de purga para ir eliminando la vieja pesadilla que lastra a su equipo desde el sexto partido de la Final de 2008.
Tanto fue así, que no retiró a Kobe hasta que faltaban algo más de 3 minutos y no quitó a Pau hasta que no restaban menos de 3 minutos para el final. Pero Rivers, en esta guerra psicológica, vio claro que tenia que intentar maquillar la situación y devolvió a la pista a sus mejores piezas. La cosa quedó en tablas. Y Gasol (enorme con 17 puntos, 13 rebotes, 9 asistencias y 3 tapones) se quedó a las puertas de un grandísimo triple-doble, por el escenario en el que se hubiera producido.
Fue Gasol el mejor del equipo junto a un más equilibrado y generoso Kobe Bryant (26 tantos, 11 rebotes y 4 robos), que dejó que otros cobraran protagonismo sin perderlo él- y un gran Artest -15 tantos y 6 rebotes-. Además, este trío defendió con acierto a Rondo, Garnett y Pierce.
Los Celtics, una sombra de sí mismos. Se dejaron avasallar en el rebore, anotaron un 33,3% de sus tiros con 5 de 23 en el triple y salvo sus 4 hombres más importantes nadie aportó ni siquiera 10 puntos. De hecho, los 8 jugadores restantes anotaron 13 puntos entre todos en una serie de 4 de 27 lanzamientos. Especial mención para un desafortunado Wallace, que con 0 de 7 fue la cabeza visible del desastre protagonizado por los suplentes.
L.A. Lakers 89 Boston 67 (3-3) L.A. LAKERS: Fisher (4), Bryant (26), Artest (15), Gasol (17), Bynum (2) -cinco inicial-, Farmar (4), Brown (4), Vujacic (9), Walton (0), Odom (8), Powell (0) y Mbenga (0). |
BOSTON: Rondo (10), R.Allen (19), Pierce (13), Garnett (12), Perkins (0) -cinco inicial-, Robinson (6), T.Allen (2), Finley (0), Daniels (5), Williams (0), Wallace (0) y Davis (0). |
Parciales: 28-18, 23-13, 25-20 y 13-16. |