Los Celtics están a un paso de ganar el anillo, pero para ello deberán vencer un partido en el Staples Center. Los Lakers quedan tras este quinto encuentro contra las cuerdas, porque su propuesta resultó anoche muy inferior a la generosa propuesta colectiva de Boston.
Ganó el mejor. Lo hizo de principio a fin. Venció el que mejor defendió, el que más espíritu ganador presentó en la pista y el equipo que fue más equipo, esto es, el que regaló juego colectivo, buena circulación de balón, una gran selección de tiro y una más que buena ejecución final. Y si no ganó antes y con más holgura fue porque Bryant anduvo sembrado.
Kobe se marcó un partidazo en el que anotó 38 puntos. Pero el horroroso juego ofensivo de su equipo, basado sólo en su genialidad, terminó pagando su deuda frente a la maravillosa colectividad local capitalizada por un gran 'big four' liderado por un inconmensurable Paul Pierce, que acabó con 27 tantos.
Boston 92 L.A. Lakers 86 (3-2)
Lo que parecía mentira era lo que había sucedido en la primera parte. Los Celtics habían anotado en esos 2 primeros cuartos el 65,6% de sus tiros de campo y los Lakers se habían hundido con un 33,3% y sin embargo ¡los Celtics sólo ganaban en el ecuador del encuentro por 6 puntos de diferencia!.
Parecía imposible, pero así era. El haber lanzado sólo 2 tiros libres en esos 24 minutos, el haber perdido 11 balones y el haber cedido 8 rebotes en su propia canasta había hecho que su brutal acierto ofensivo frente al negado ataque del rival apenas se hubiera visto compensado con una diferencia de puntos aceptable.
Fue una primera parte marcada ya por el buen quehacer en ataque de Paul Pierce y Rajon Rondo y por la superioridad manifiesta de Garnett (8 puntos y 7 rebotes sin fallo alguno en el tiro) sobre un horrible Gasol, que se fue a vestuarios con 2 puntos y 1 de 6 en el lanzamiento. Su única acción ofensiva productiva habia sido un palmeo.
Una primera parte con muy pocas personales dirigida especialmente bien por los colegiados, que emborronarían su buena actuación en la recta final del encuentro con un concierto de silbato innecesario.
Esa notable diferencia en el acierto de cara al aro entre ambos equipos se produjo desde el primer minuto de juego, puesto que ya existió en un primer cuarto de tanteo (22-20) en el que Fisher y Bynum anotaron 15 tantos y Bryant y Gasol sólo 5. Fue un espejismo, porque Fisher y Bynum no encestarían ya ni un solo punto entre los dos en los 36 minutos de juego restantes.
El bajón físico de Bynum, que fue de más a menos, se notó a la larga -Bynum capturó 1 rebote en 32 minutos de juego-. Como se notó la desaparición de la serie del dúo Farmar-Brown. El primero anotó 1 punto y el segundo fue anulado de la rotación por Phil Jackson y sólo disputó 19 segundos.
También se echó de menos a Fisher, que nada aportó en ataque en los 3 últimos cuartos, y a Artest, que hizo un mal partido ofensivo y nunca pudo en defensa con Pierce.
Si a todo esto le añadimos que Pau Gasol protagonizó una lamentable actuación en los primeros 32 minutos del partido (si bien cuajó buenos minutos en los últimos 16), se antojan demasiados elementos inoperativos en el juego de los Lakers como para haber podido ganar el partido. Y aún así estuvieron cerca de hacerlo.
Una victoria visitante hubiera sido muy, pero que muy injusta. Porque el juego de los Lakers resultó a veces desesperante, simplón y pobre frente a la fluidez y la buena imagen que dio Boston en los dos lados de la cancha. Y aún así se puede decir que los Lakers estuvieron a punto de dar un susto al final a unos Celtics muy superiores.
El primer aviso lo dieron al empezar el último cuarto con una canasta de Gasol (73-67), el segundo unos minutos después con un rebote ofensivo con cesta de Odom (81-75) y el tercero cuando en la recta final remontaron de un 87-75 (2:55 del final) a un 87-82 tras un carrusel de tiros libres a su favor y una gran defensa. Una desventaja mínima de 5 puntos que se repitió instantes después (89-84) en la recta final del choque. Pero nunca pudieron acercarse más.
La culpa de que así fuera la tuvo en buena parte Artest y en otra buena el dúo Pierce-Rondo.
Con 87-82 llegó un momento crucial del choque: 2 tiros libres para Artest a 43 segundos de la conclusión. Era el momento de meter presión por parte de los Lakers, pero la presión la sintió Artest, que erró los 2 lanzamientos, a los que tuvo derecho gracias a una genialidad de Fisher, que había ganado un salto entre dos a Garnett.
Acto seguido, gran presión defensiva visitante sobre el saque, balón al que llega en la banda muy forzado Pierce y, casi pisando la línea, el alero se marca un pase genial en desequilibrio que Rondo, en carrera, anota en bandeja bajo canasta. El defensor que llegó tarde persiguiendo a Rondo no fue otro que Artest.
Para completar el carrusel de fallos de bulto de los Lakers, el equipo angelino, que tuvo serios problemas con el rebote defensivo en los minutos finales, no supo ni siquiera a quién hacer la falta con 89-84 en el marcador, pues pudiéndosela hacer a Rondo, enviaron a la línea de tiros libres al infalible Ray Allen, que prácticamente sentenció.
Así fue como terminó un partido que en ningún caso hubiera llegado con tal grado de emoción al final de no haber sido por el omnipresente Kobe Bryant, que se marcó un tercer cuarto de ensueño en el que anotó los primeros 17 puntos de su equipo con 7 de 7 en el tiro de campo. Acabó Kobe haciendo 19 tantos en dicho cuarto para terminar el partido con 38 puntos inservibles.
Es cierto que el excesivo individualismo de Bryant hizo el juego de los Lakers aburrido y previsible, pero es que si no hubiera tirado del carro su equipo hubiera caído de forma espantosa.
Los Celtics ganaron muy merecidamente, dejando en la retina jugadas formidables como los dos taponazos que Kevin Garnett y Tony Allen pusieron a Gasol o el alucinante palmeo que Rondo hizo por encima de Odom. Porque en el otro lado todo lo que la retina absorbió fue una serie de canastas inverosímiles de Bryant, incluido un palmeo lejano en alley-oop que recordó la mejor esencia de Jordan.
Al final, Boston impuso su tremendo acierto (un 56,3% frente a un 39,7 de su rival) y el gran rendimiento de su 'big four', que anotó 75 de los 92 puntos de su equipo y lanzó 54 de sus 71 tiros. Todo ese buen juego canalizado por los 4 magníficos se tradujo en los 27 puntos de Pierce, los 18 con 8 asistencias de Rondo, los 18 con 10 rebotes y 5 robos de Garnett y la buena segunda parte de Ray Allen, anulado en la primera por Fisher.
Los Lakers, un erial ofensivo. Kobe 38 puntos y el resto sólo 48. Y eso que pelearon muy bien el rebote, toda vez que hubo 44 rechaces en el aro céltico y sólo 25 en el de los Lakers. Hasta 16 rebotes ofensivos capturaron. Pero sus deficiencias en el juego ofensivo y defensivo se resumen en 2 estadísticas bien significativas: sólo dieron 12 asistencias y sólo pusieron 1 tapón.
Y mientras los Lakers piensan ahora más de la cuenta sabiendo que tienen que ganar 2 partidos en su casa, los Celtics están a un solo paso de extender la maldición para el equipo angelino, que es ver en una final a Boston y perderla casi seguro. Habrá que ver si la superioridad histórica de los Celtics en el uno contra uno con los Lakers se vuelve a cumplir esta vez. Ya queda poco para saberlo.
Boston 92 L.A. Lakers 86 (3-2) BOSTON: Rondo (18), R.Allen (12), Pierce (27), Garnett (18), Perkins (4) -cinco inicial-, Robinson (4), T.Allen (4), Wallace (5) y Davis (0). |
L.A. LAKERS: Fisher (9), Bryant (38), Artest (7), Gasol (12), Bynum (6) -cinco inicial-, Farmar (1), Brown (0), Vujacic (5), Walton (0) y Odom (8). |
Parciales: 22-20, 23-19, 28-26 y 19-21. |