La era Pau Gasol sigue dando sus dividendos en L.A. Desde que llegó el español a los Lakers, estos ya suman 3 títulos en el Oeste, o lo que es lo mismo, han alcanzado 3 finales de la NBA consecutivas. Jugarán contra los Celtics y tendrán el factor cancha a su favor.
Para lograrlo tuvieron que vencer en Phoenix a base de defensa, de un notabilísimo partido de Ron Artest y de otra actuación escalofriante de un dios llamado Kobe Bryant, que anotó 37 puntos y se erigió en figura fundamental en los momentos cruciales.
Los Suns lo intentaron todo en un último cuarto al que llegaron 17 abajo. Fue ahí donde apelaron a la heroica y sacaron tajada de la mala cabeza de Sasha Vujacic, que con un codazo a Dragic metió a los locales en el partido.
Phoenix 103 L.A. Lakers 111 (2-4)
No fue el partido de Pau Gasol, que hizo sus peores números de los últimos 4 meses, que han sido, por otra parte, sus mejores meses desde que es jugador de la NBA.
El español se quedó en 9 puntos y 7 rebotes tras anotar sólo 2 de sus 9 tiros dobles. En ese mal partido en la ofensiva influyeron varios factores: la defensa zonal de Phoenix muy cerrada en el interior y con continuas ayudas de dos a uno sobre el español, la muy casera labor arbitral a la hora de pitar en ambas zonas y que el jugador de Sant Boi no estuvo centrado y cayó en el desacierto con frecuencia.
Pero anulado Gasol, ahí estaban otros hombres como Bryant, Artest -que anotó 25 tantos- y, puntualmente, Fisher para sacar las castañas del fuego a Phil Jackson, que planteó una acertadísima defensa a partir de un primer cuarto festivo en el que no se defendió nada y se metieron 71 puntos (34-37), toda una marca tratándose de un playoff.
A partir de ese primer cuarto de anotación disparatada, los Lakers tomaron el mando del partido ajustando a las mil maravillas sus movimientos defensivos, que dejaron a los locales en 19 puntos en un segundo cuarto que marcaría la tendencia del encuentro, siempre favorable a los angelinos.
Una brillante conexión Odom-Bynum y un triple acto seguido de Farmar pusieron a los visitantes 8 arriba en el ecuador del cuarto (43-51), obligando a pedir tiempo muerto a Gentry. A partir de esos momentos, los Lakers dominaron con un Artest pletórico, que faltando 4 minutos para el descanso ya atesoraba 17 puntos, contrastando su ofensiva con la de Gasol, que no anotó su primera canasta en juego hasta el minuto 22 de partido.
Aun sin Gasol en la definición ofensiva, los visitantes sobrevivieron con holgura y liderados por Artest y Bryant, y con una buena segunda unidad en los primeros 2 cuartos, se fueron al descanso 53-65, con 8 de 14 triples anotados, dominando el rebote y controlando el juego.
El tercer cuarto fue una prueba más de la superioridad californiana. Los de Phil Jackson se pusieron 15 arriba tras un triple de Bryant y los Suns depositaban todas sus esperanzas en un Nash que luchaba solo contra el mundo.
Los Lakers amenazaban con matar el partido, pero el arbitraje seguía siendo muy deficiente en las cercanías del aro, donde los árbitros tuvieron con Stoudemire toda la permisividad que no tuvieron con el trío Gasol-Odom-Bynum.
Sólo así se puede explicar que en los 48 minutos de partido el trío angelino sumara 13 faltas personales, mientras que a Stoudemire no le pitaran ni una sola falta en los primeros 31 minutos del partido. Sólo así se puede explicar que entre Gasol, Odom y Bynum tiraran 12 tiros libres, mientras que Stoudemire lanzó 15 él solito.
Y fue también esa permisividad bajo los aros la que agrandó los errores de los hombres altos visitantes, que terminaron con 8 de 26 en el tiro de campo, especialmente por las malas noches de Gasol y Odom.
No quita todo esto para reconocer que Pau Gasol no tuvo su noche. Descentrado, sin encontrar su lugar en la zona planteada por Gentry, el español se pasó la noche corriendo de un lado a otro, en un interminable cuerpo a cuerpo en busca de posiciones interiores sin que sus compañeros pudieran contactar con él.
Aún así, a pesar de todo ello, los Lakers siguieron a lo suyo en el tercer cuarto hasta concluirlo 17 puntos arriba (74-91) gracias a una portentosa actuación de Kobe Bryant y al desacierto ofensivo de Stoudemire, que encadenó en este cuarto una muy mala serie de tiro.
Ninguna solución probada por Gentry sirvió. Ni siquiera la aparición puntual de Barbosa y la mejora notable de la segunda unidad, que superó a la de los Lakers en la segunda mitad. Porque nadie pudo detener a un vendaval llamado Kobe. Esos 17 puntos de ventaja parecían definir el partido sin discusión, pero no fue así.
Otra vez los Lakers estuvieron a punto de dejar escapar un partido que tenían en la mano, y esta vez el máximo culpable fue Vujacic, que en su continuo pique con su compatriota Dragic perdió los papeles.
Ganaban los visitantes de calle cuando Dragic, tras anotar una canasta, se fue a provocar a Vujacic, dirigiéndose de palabra de mala manera sobre él y Vujacic no tuvo otra cosa que golpear a su paisano. Con situaciones como ésta, uno se explica sin problemas cómo una selección como la eslovena tan plagada de jugadores excelentes ha encadenado tantos fracasos en los últimos años y el porqué Vujacic fue expulsado de la concentración del equipo en la última cita de la selección nacional.
El caso es que esa acción de Vujacic le costó una técnica y, lo que es peor, sirvió de reactivación a los Suns liderados por el propio Dragic, que sacó ahí todo su genio e hizo unos minutos espectaculares.
Se metieron así los Suns en el partido –y con Nash descansando en la banda-. El partido se cargó de tensión, Dudley protagonizó unos soberbios minutos defensivos sobre Bryant, Stoudemire ajustó su punto de mira (terminó con 27 puntos, pero 7 de 20 en el tiro)... y los Lakers se deshicieron como un azucarillo. Y a la heroica, a partir de una marrullería poco defendible de Dragic, Phoenix se colocó a 3 puntos con una entrada a canasta franca del regresado Nash (96-99) cuando sólo quedaban algo más de 2 minutos.
Hasta ese momento, el baloncesto pasional había ganado al cerebral para bien y para mal en este último cuarto. El juego no fue bello, pero al menos fue emocionante. Y en esa pasión, un fotógrafo de fondo de pista tuvo que ser evacuado al caerle encima Dudley.
Llegaron entonces esos 2 minutos finales con un apretado 96-99 en el marcador y surgió el mejor Bryant, que anotó canastas inverosímiles para agrandar su leyenda y enterrar la creciente historia de los Suns. Contó con la ayuda puntual de Gasol en un par de jugadas y con la inestimable colaboración de un gran Fisher, pero en realidad, un inmenso porcentaje del triunfo angelino estuvo en las piernas, las manos y, sobre todo, la cabeza de esta megaestrella llamada Kobe Bryant.
Phoenix 103 L.A. Lakers 111 (2-4) PHOENIX: Nash (21), Richadson (13), Hill (6), Stoudemire (27), Lopez (0) -cinco inicial-, Dragic (12), Barbosa (7), Dudley (3), Frye (12) y Amundson (2). |
L.A. LAKERS: Fisher (11), Bryant (37), Artest (25), Gasol (9), Bynum (10) -cinco inicial-, Farmar (8), Brown (0), Vujacic (5) y Odom (6). |
Parciales: 34-37, 19-28, 21-26 y 29-20. |