Más les vale a propietarios y directivos de las franquicias de la NBA tener cuidado sobre lo que comentan en relación al futuro de LeBron James porque la liga no parece estar dispuesta a tolerar sus comentarios. Mark Cuban y Steve Kerr han sido los primeros en comprobarlo.
A día de hoy, parece inevitable que en cualquier contacto con la prensa de los máximos responsables de la franquicia el ‘asunto LeBron’ sea mencionado por el periodista de turno, pero los responsables de la liga han decidido tratar de cortar por lo sano cualquier contribución a las especulaciones por parte de los responsables de los equipos aplicando las reglas que impiden hablar de la contratación de cualquier jugador mientras éste tenga contrato con otro equipo.
A Cuban, propietario de los Mavs, asegurar a cnnmoney.com que “cualquiera estaría interesado” en la estrella de los Cavs y que si LeBron optara por acordar con su equipo una operación de ‘sign and trade’ (firma y traspaso) Dallas “tendría una oportunidad” que no dudarían en tratar de aprovechar le ha costado 100.000 dólares de sanción.
Por su parte, el castigo a Kerr, director general de los Suns, ha sido más leve, sólo 10.000 dólares. El ‘pecado’ de Kerr fue bromear en un programa nacional de radio sobre la contratación de James.
El directivo de Phoenix aseguró, a preguntas de un periodista y entre bromas, que si James aceptara la excepción de medio nivel (unos 5,5 millones de dólares) no tendría problema en contratarle, para dejar claro que Phoenix, dado su escaso margen salarial, no puede entrar en la competición por el alero de Cleveland. Pero el comentario, tampoco parece haberle gustado a los responsables de la liga.