Increíble, pero cierto. Estos Bucks por los que nadie daba nada -sin Bogut y Redd- están a punto de dejar en la cuneta a uno de los 4 grandes del Este, los Hawks. Anoche, ante la incredulidad de la grada, trazaron un parcial de 0-14 en la recta final del partido y ganaron.
Casi todos daban por hecho que el quinto partido, disputado en el Philips Arena, daría la ventaja de 3-2 a los locales, pero sucedió lo contrario. Milwaukee empezó perdiendo la serie por 2-0, pero ha encadenado una sorprendente racha de 3 victorias seguidas y ahora está a 1 triunfo de la clasificación. Y tiene 2 oportunidades para lograrlo.
Atlanta 87 Milwaukee 91 (2-3)
Ver para creer. En el estado de Wisconsin se frotan los ojos, casi en lágrima viva, y en las gradas del Philips Arena los aficionados aún no han sido capaces de cerrar los suyos tras ver lo que han visto esta noche.
El partido no estaba dominado, pero sí bajo control. Los locales ganaban por 9 puntos (82-73) a 4 minutos del final, pero a partir de ahí se produjo un apagón incomprensible en el juego de los Halcones, que recibieron un parcial de 0-14 en apenas 3 minutos y medio. A falta de 33 segundos para acabar, los visitantes le habían dado la vuelta al adverso marcador y habían tomado una cierta ventaja (82-87).
Las circunstancias empezaron a torcerse cuando restaban algo más de 7 minutos para el final, aunque no lo pareciera. Joe Johnson, la estrella local, anotaba el 75-67. Ya no volvería a hacer un solo punto de ahí hasta el final, pero lo que sí hizo fueron ¡4 faltas personales en 5 minutos para quedar eliminado cuando aún restaban más de 2 minutos por jugar!.
Baja capital la de Johnson, dado que cuando fue eliminado su equipo estaba en plena descomposición.
Con 82-83 para los Bucks, y ya con Johnson en la banda, el argentino Carlos Delfino, que apenas brilló en ataque, se marcó un triple crucial desde la esquinta, con toda la presión del público a su espalda (82-86 a 1:16 de la conclusión).
Luego, lo dicho: 82-87 para Milwaukee faltando 33 segundos. Nace en esos momentos una intentona de milagro desde la desesperación, capitaneada por el mejor jugador local de la noche, el dominicano Al Horford, que logra 5 puntos consecutivos en apenas 10 segundos (incluido ¡1 triple a 10 segundos del final!).
El triple de Horford hace pensar en el milagro a los aficionados (87-89), no es para menos, pero entonces un jovencito Jennings, brillante toda la noche y que ya había anotado 2 tiros libres entre las 2 canastas de Horford, pone el aplomo en la pista para anotar los 2 tiros libres del triunfo ante un Philips Arena atónito por lo que acababa de ver.
Jennings fue el mejor de los Bucks con 25 puntos y 4 tiros libres anotados en los últimos segundos. Su compañero Salmons no falló -19 tantos, 6 rebotes y 5 asistencias- y el suplente Ridnour volvió a mostrarse excelente (15 puntos y 4 robos en 18 minutos). Delfino se aplicó, como todo su equipo, muy bien en defensa, pero no brilló en ataque (7 puntos, 5 rebotes y 3 asistencias en 34 minutos), aunque anotó ese triple clave a algo más de 1 minuto del final.
El equipo de Skiles se acercó poco por el aro, siendo consciente de su inferioridad, pero brilló desde el perímetro, perímetro que negó a su adversario, que sólo fue capaz de anotar 2 triples en todo el encuentro.
En Atlanta, brillantísimo Al Horford. El dominicano terminó con 25 puntos, 11 rebotes, 2 tapones y 2 asistencias en 40 minutos en los que tiró 21 lanzamientos de campo. Pero se marchó triste, muy triste, de la cancha el de Puerto Plata.
Marvin Williams le secundó con 22 puntos, pero la clave del choque radicó en que los Bucks consiguieron frenar en seco al trío Johnson-Smith-Crawford, sin contar con que Jennings se comió literalmente a Bibby.
Ese trío estelar sumó sólo 31 puntos tras completar una serie conjunta de 13 de 42 en el tiro. Especialmente triste fue la noche para Crawford, que la empezó recogiendo el premio al Mejor Sexto Hombre de la liga y la terminó con 4 de 18 en el tiro en una horrible actuación.