En los Clippers parece estar convirtiéndose en tradición el terminar de forma conflictiva su relación con entrenadores y directivos. El último caso es el de Mike Dunleavy, ex entrenador y ex director general, que reclama a la franquicia el salario que ésta ha dejado de pagarle.
Dunleavy renunció a su puesto de entrenador el pasado febrero y en marzo fue despedido también como general manager. Su contrato de 22 millones de dólares por 5 años, firmado tras llevar al equipo a segunda ronda de playoffs en 2006, terminaba a final de la temporada que viene, pero los Clippers decidieron dejar de pagarle.
Así las cosas, el técnico y directivo reclama ahora a la franquicia 1,35 millones de dólares que le restaban por cobrar de este año y los 5,4 del año que viene, en total 6,75 millones, para lo cual ha acudido a un organismo de arbitraje.
“Mike se fue a comer un día y ellos le dijeron a los medios que habían roto todos sus lazos con él”, ha dicho Miles Clements, abogado de Dunleavy, sobre la actitud de la franquicia, asegurando que el técnico se enteró de su despido “por familiares y amigos que le enviaron e-mails preguntándole qué había pasado”, tras escuchar la noticia en los medios.
El abogado de los Clippers, Robert Platt, se ha limitado a restar importancia a la reclamación de Dunleavy y ha asegurado que esperan “poder alcanzar un acuerdo en un futuro cercano” y es que todo indica que la intención de la franquicia californiana es tratar de ahorrarse parte de esos casi 7 millones que deben a su ex directivo y entrenador.
Los Clippers ya tuvieron un conflictivo final con Bill Fitch, su entrenador hasta 1998, con demanda incluida, y el año pasado, vieron como su antiguo general manager, el ex jugador Elgin Baylor, les demandaba por discriminación tras ser también despedido de forma poco amigable.