Partido encendido, de los de verdad, con hechuras de playoff cercano al título. Así se vivió, con una carga de tensión exagerada, el Orlando-Lakers que supuso la revancha de los primeros sobre los segundos tras perder la final de la NBA del año pasado.
Es la primera vez que los Lakers pierden 3 partidos consecutivos desde que en 2008 llegara al equipo Pau Gasol. El español y Bryant fueron los únicos que tuvieron luces ofensivas sin que sus compañeros les ayudaran demasiado.
En Orlando, la agresividad compensó su peor calidad técnica, una agresividad -a veces mal medida y algo barriobajera- cuyos máximos exponentes fueron Howard y Barnes.
Mientras, Portland perdió en Denver, falto de hombres altos, con mal partido de Roy y buen desempeño de Rudy Fernández que anotó 4 de 4 en el triple. Y Toronto cayó en casa ante Philadelphia en el retorno poco feliz de Bosh.
Orlando 96 L.A.Lakers 94
Partido precioso en cuanto a espectáculo, pique entre ambos equipos, competitividad extrema, entrega física y locura en la grada, pero al que le faltó un poco de seda, de baloncesto de quilates, de hondura técnica.
Ganaron los Magic porque merecieron el triunfo, pues dominaron el encuentro y estuvieron casi siempre por delante, aunque el último tiro, el del empate o la victoria fue para los Lakers, que tuvieron en las manos de Bryant el encuentro.
Bien es cierto que fue una victoria más del músculo y de la agresividad que del cerebro y la elegancia, algo que alegrará a muchos enamorados de un baloncesto físico, pero que nos causa bastante desazón a otros muchos aficionados.
Porque, a veces, a los locales se les fue la mano con la agresividad, lo que obligó a hombres como Bryant y Gasol a utilizar métodos poco habituales en ellos y caer en la pelea, porque no había más remedio. Porque si hubo dos duelos que fueron llevados al extremo de lo físico fueron los de Matt Barnes con Kobe Bryant y Dwight Howard con Pau Gasol. Unos duelos que pudieron dar la impresión de que fueron para los locales, aunque si se ve los números Kobe y Pau fueron superiores a Barnes y Howard.
El problema fue el resto de los Lakers, donde salvo esporádicas apariciones de Fisher, lo demás fueron decepciones. Bynum y Odom porque las personales, sobre todo al primero, lastraron sus partidos. Y eso que Bynum en el tercer cuarto y con 4 faltas defendió como nunca lo había hecho a Howard, pero solo tuvo 20 minutos en la pista. Artest-Rodman (por el pelo amarillo con mensaje que lució) porque nunca estuvo en el encuentro... Farmar porque no aportó nada desde el banquillo...
Y ahí se quedaron, más solos que la una, Bryant (34 puntos, 7 rebotes y 7 asistencias con 12 de 30 en el tiro de campo y 18 puntos en el último cuarto) y Gasol (20 puntos, 11 rebotes, 2 tapones y 8 de 13 en el tiro en 39 minutos).
El español fue de menos a más y su partido arrancó realmente al final del segundo cuarto cuando puso un tapón y en el contraataque de esa jugada iniciada por él terminó anotando en volcada. A partir de ahí se creció y su duelo con Howard levantó chispas, fue precioso y no dejó al catalán en mal lugar, más aún cuando 2 palmeos suyos en la parte final del encuentro mantuvieron a los Lakers en liza. Lástima para los visitantes que esta vez no llegara en la jugada postrera el milagro Bryant.
En cuanto a Orlando, estuvo casi siempre por delante empujado por un público al borde de la locura. El Amway Center alcanzó unos decibelios que jamás alcanzará el Staples Center. Y dominó un encuentro en el que se defendió mucho y bien y en el que Howard nunca se sintió a gusto ante las defensas de Bynum y Gasol.
Orlando estuvo bien en el rebote, pero perdio 19 balones por 7 de los Lakers. Y ganó a última hora y de milagro.
Lo hizo gracias a los 25 puntos de Carter (eso sí, 15 en el primer cuarto y 10 en los 3 siguientes), los 15 tantos con 16 rebotes de Howard -que estuvo discreto en el tiro porque casi nunca hizo lanzamientos cómodos- y los 15 con 9 rebotes y 7 asistencias del silencioso y efectivo Nelson. Pero el que encarnó el espíritu Magic -nada mágico, por cierto- fue Barnes, con su agresividad casi violenta, con su chulería y con su espíritu casi pandillero. Ese espíritu se impuso ayer en Florida.
Denver 118 Portland 106
Demasiada pendiente estos Denver para una piedra tan grande como la que tenían que sostener estos Blazers, que se presentaron en el Pepsi Center sin hombres altos, pues a las consabidas bajas de Oden y Przybilla se unió la de Camby.
Así, sin hombres altos, sin cincos, Portland tuvo que volver a hacer un encaje de bolillos para ser competitivo, pero tuvo un mal comienzo (34-21 en el primer cuarto) y tuvo que andar siempre a remolque.
No defendieron los de Oregón como suelen hacerlo. Recibieron 118 tantos y les metieron un 58,9% de los tiros, algo que, a buen seguro, no debió gustar nada al bueno de Nate McMillan, que vio cómo sus chicos tiraban muy bien de 3 (9 de 16) y horriblemente de 2 (26 de 66) en un partido recorrido por los parones continuos debido a las muchos intentos de tiros libres -hasta 70-.
Es cierto, también, que los Nuggets no pudieron contar con Kenyon Martin -lo que equilibró un poco el juego interior, no mucho- y el base Ty Lawson. Pero aún así, el encuentro no resultó demasiado complicado para los de George Karl, más aún teniendo en cuenta el fantástico trabajo que hicieron en defensa sobre Brandon Roy.
Porque ésa fue otra. Además de no tener hombres altos, Roy estuvo gris, con 3 de 14 en el tiro para solo hacer 12 puntos. Tuvieron que ser otros los que pelearan por el partido.
Otros como Jerryd Bayless -brutal desde el banco con 24 puntos en 24 minutos- o Rudy Fernández, también brillante desde la segunda unidad con 14 tantos a los que añadió 3 rebotes, 1 asistencias y 1 robo en 26 minutos. Ambos fueron la punta de lanza de los visitantes en el acierto desde el triple al anotar los 7 intentos que hicieron -3 Bayless y 4 Fernández-.
En el quinteto inicial de los Blazers, brillaron Miller (19 puntos) y Aldridge (16), aunque no mucho. Lo malo estuvo en ese bajo rendimiento de Roy y en la escasa contribución de Batum desde la titularidad y Webster desde la suplencia.
En Denver, Carmelo Anthony fue el número 1 con 30 puntos, seguido de J.R.Smith con 22 y 7 asistencias en 29 minutos. Billups sumó 21 y Nene lo hizo bien.
Toronto 101 Philadelphia 114
Tampoco defendieron bien los Raptors, cuya derrota fue peor que la de los Blazers porque cayeron en casa y ante un equipo mucho más débil que Denver.
Triste regreso a las pistas de Chris Bosh tras 7 partidos de ausencia. Un Bosh que fue de más a menos hasta desinflarse. Y es que su físico en los últimos minutos parecía de mantequilla tras abandonar el partido, no se sabe por qué, al inicio del cuarto período y regresar a cancha unos minutos después. A partir de ahí todo en él fue una flojera continua, incapaz de moverse bien, de rebotear... un desastre, tal y como atestigua que no fuera ni una sola vez al tiro libre.
Por ello, se hace incomprensible que Triano no tirara en esos momentos de hombres a los que se les está infrautilizando, jugadores como Evans o, sobre todo, Amir Johnson, que lideran la amplia lista de jugadores damnificados por Triano, donde también están Nesterovic, especialmente Belinelli y, en menor medida, Calderón.
Ausente Turkoglu, Triano incrustó en la titularidad a Sonny Weems, jugador sobrevalorado junto a Antoine Wright, aunque éste es un gran defensor. El caso es que no pareció muy acertada la rotación del entrenador local en un partido aciago de los suyos, que fueron inferiores.
Con Bosh a medio gas, Turkoglu lesionado y Bargnani discreto, poco le quedaba a los canadienses, que tuvieron a Jack como figura más destacada (20 puntos, 9 asistencias y 4 robos). Otros 5 jugadores alcanzaron la decena, pero a duras penas.
Mientras, Calderón estuvo gris durante buena parte del encuentro salvo en los momentos decisivos, en el último cuarto, donde fue el mejor local encadenando 8 puntos, todos los que anotó. Terminó además con 5 asistencias y 3 robos en 24 minutos, y con una técnica en su contra, algo poco habitual.
Los Sixers encabezaron el marcador casi todo el partido y comenzaron el cuarto final 14 arriba.
Apenas notó el equipo visitante la pérdida de Speights, lesionado en la primera parte. Un equipo, por cierto, en el que su técnico apostó por dejar a Dalembert en el banquillo y poner en su lugar al inexperto base Holiday para jugar con 4 bajos y Brand, un gran acierto táctico vista la alineación de Toronto.
Thaddeus Young fue el mejor visitante tras batir su mejor marca anotadora con 32 puntos, a los que sumó 4 robos. Y el propio Holiday rindió a gran nivel con 21 puntos, 7 rebotes y 6 asistencias, mientras que Iguodala hizo 16 con 10 asistencias y 6 rebotes.