El cambio de cromos que han supuesto los traspasos de esta semana ha dejado fuera de juego a varios jugadores. Más de un equipo superaba los 15 jugadores tras los cambios y ha habido que hacer recortes. Kenny Thomas y Brian Cardinal han sido los más destacados entre los damnificados.
Tanto Thomas como Cardinal estaban en el último año de sus respectivos contratos, 2 de esos acuerdos infumables que abundan más de lo necesario en la NBA. Ambos firmaron en su día largos y suculentos acuerdos tras una buena temporada que nunca volvió a repetirse y acabaron convirtiéndose en un lastre para sus equipos.
Cardinal cobrará esta temporada, puesto que no dejara de hacerlo pese a su despido, casi 7 millones de dólares, una cifra que no justifican sus 1,7 puntos de promedio en Minnesota ni los menos de 4 de sus últimas temporadas. Los Knicks lo han despedido tras intercambiarlo por Milicic después de que el serbio se negara a renunciar a un solo dólar de su contrato para favorecer su salida de New York.
Los de Thomas es aún más escandaloso, aun siendo un jugador, al menos en su momento, de más calidad que Cardinal. Los Kings cometieron el craso error de asumir, hace casi 6 temporadas, el largo y jugoso contrato que le firmaron los Sixers y que esta temporada le convertía en el jugador mejor pagado del equipo, con casi 9 millones de dólares de salario. Tardaron poco en arrepentirse.
Tras años intentando colarle en todo tipo de operaciones de traspaso sin conseguir engañar a ningún equipo para que se quedara con el jugador, a punto estuvieron de enviarle a Houston en el traspaso de Kevin Martin, pero una vez más se quedó en Sacramento y los Kings finalmente han decidido cortarle para hacer sitio a otros jugadores.
En sus últimas 3 temporadas, todas con salarios en torno a los 8 millones de dólares, Thomas apenas ha jugado 57 partidos y ha anotado un total de 79 puntos, menos de 1 y medio por encuentro. Puntos de oro, por lo caro, para los Kings (casi 300.000 dólares por punto), que no le echarán de menos.