Los New York Knicks amenazan con despertar mañana con una plantilla completamente distinta a aquella con la que han amanecido esta mañana. El reciente ganador del concurso de mates, Nate Robinson, será uno de los que no esté, tras ser traspasado a los Celtics.
El pequeño base de los de Nueva York se irá a Boston, para reforzar la ofensiva de los Celtics de cara al final de liga, junto a su compañero Marcus Landry y a cambio Eddie House, J.R. Giddens y Bill Walker recalan en Nueva York.
Robinson pone así fin a su conflictiva relación en los últimos meses con los Knicks, y en particular con su técnico, Mike D’Antoni, y tendrá la oportunidad de jugar en un equipo con aspiraciones a ser campeón.
Mientras, los Knicks se deshacen de un jugador que hace tiempo que no entra en sus planes de futuro y mantienen su línea de liberar espacio salarial para el próximo verano. Lo siguen apostando todo a la carta del gran fichaje. Si no lo logran, se arriesgan a convertirse el próximo año en un equipo con tanto dinero como aficionados desencantados.