Febrero estaba siendo un buen mes para George Karl. Había renovado con los Nuggets y disfrutado dirigiendo al equipo del Oeste en el All-Star. Pero una mala noticia ha venido a truncar ese buen rumbo, el temido cáncer ha reaparecido en su vida.
Lo anunció ayer, con los ojos al borde de las lágrimas, ante los medios de comunicación. El técnico, que hace 5 años superó con éxito un cáncer de próstata, tendrá que enfrentarse de nuevo a tan temido enemigo, ojalá que con el mismo éxito.
La reaparición de la enfermedad, en su más peligrosa forma de metástasis, obligará a Karl a someterse durante las próximas 6 semanas a una intensa radioterapia que le obligará a ausentarse de un número indeterminado de entrenamientos y partidos.
Al parecer, los médicos le habían detectado un pequeño carcinoma en su amígdala derecha ya el pasado diciembre y en las últimas fechas, las pruebas realizadas han mostrado que las células cancerosas han migrado hacia un módulo linfático del cuello, lo que ha obligado a los médicos a indicar la necesidad de radioterapia.
A pesar de todo, Karl trató de mostrarse optimista ante un diagnóstico que habla de un cáncer complicado, pero tratable y curable. “Mi mayor deseo es patear el culo de este cáncer y permanecer con un equipo que creo que puede ganar un campeonato”, aseguraba Karl. El entrenador de los Nuggets ya superó su anterior dolencia al tiempo que lo hacía su hijo Coby, ahora en los Warriors, quien tuvo que enfrentarse a un cáncer de tiroides.
Ahora, los médicos han descartado una posible intervención quirúrgica, dado lo complicada de la ubicación del tumor detectado, y han apostado por la combinación de intensivas sensiones de radioterapia y algo de quimioterapia para tratar de eliminar las células cancerosas.
Un tratamiento duro que, a medida que avance, hará mella en el físico de Karl. El técnico es consciente, pero no se desanima. “Probablemente tendré algunos días malos, pero estoy listo para la competición”, aseveró.