Los 2 últimos meses en la vida de Gregory Echenique no han sido pura rutina, sino más bien una locura. En diciembre sufrió una grave lesión, desprendimiento de retina; en enero anunció su marcha de la Universidad de Rutgers; y hace unos días fichó por Creighton. ¿Alguien da más?.
La afición venezolana no sale de su asombro con su jovencísima promesa, un poderoso pívot llamado a hacer grandes cosas y que, a día de hoy, está en el dique seco.
En diciembre, un golpe en el ojo izquierdo truncó su prometedora segunda temporada con Rutgers. Había jugado hasta entonces 7 partidos con promedios de 12,6 puntos, 7,7 rebotes y 2,3 tapones, anotando el 60,9% de sus tiros de campo. Pero ese golpe en el ojo dio por finalizada su campaña al detectársele un desprendimiento de retina.
El jugador no podrá jugar hasta dentro de unos meses. Su familia avanzó que podría estar listo para abril. La consecuencia es clara, para él se ha acabado su temporada como 'sophomore'.
Cambio de aires
El jugador hispano militaba desde el año pasado, cuando debutó en la NCAA, en la Universidad de Rutgers, donde era compañero de su otra jovencísima promesa hispana, el puertorriqueño Mike Rosario.
Pues bien, estando ya lesionado se planteó un cambio de aires. Echenique no quería continuar en Rutgers y pidió a su universidad que le dejara libre. A partir de ahí se desataron todos los rumores, porque se decía que un buen número de equipos prestigiosos le pretendían.
El que más sonó fue la Universidad de Maryland, donde hubiera compartido vestuario con su compatriota Greivis Vásquez, aunque no hubieran coincidido porque Vásquez está en su último año universitario. Pero también se habló de Miami, Georgia Tech y Nebraska, conjuntos de nivel. Al final ninguno de ellos ha sido su destino.
La Universidad de Creighton es la que ha conseguido hacerse con sus servicios, aún sabiendo que no debutará con su elástica hasta la temporada que viene.
Lo que está claro es que está siendo ésta una temporada agitada para el hasta hace escaso tiempo doble cero de Rutgers, una campaña que no olvidará fácilmente el jugador criollo, que a sus 18 años y con su poderoso físico (2,07) tiene todavía mucho que decir en esto del baloncesto.