Los Lakers dieron anoche una de las mayores lecciones de baloncesto en lo que va de temporada. El equipo de Phil Jackson masacró a un directo rival, Dallas Mavericks, a pesar de sólo poder contar con Pau Gasol durante 7 minutos. Sin el español, el equipo respondió a la perfección.
Gasol sufre una lesión en los isquiotibiales de su pierna izquierda que está pendiente de evaluación. Su marcha de la pista hizo temer lo peor a los aficionados, pero ocurrió todo lo contrario. No se recordaba una actuación tan brillante de la segunda unidad de los Lakers desde hacía mucho, pero que mucho tiempo.
Mientras, Cleveland pinchó en hueso en su enfrentamiento ante Charlotte. Los de LeBron James perdieron en casa ante un equipo, los Bobcats, que empieza a caminar con solidez por la competición.
L.A.Lakers 131 Dallas 96
Golpe de efecto de los Lakers en la competición tras abusar de Dallas Mavericks a pesar de no poder contar durante casi todo el partido con Pau Gasol.
Lo de anoche entra de lleno en el terreno de la humillación. No se puede entender de otra manera lo sucedido en el Staples Center, donde al término del tercer cuarto los locales dominaban a los Mavericks por ¡40 puntos de ventaja!.
Comenzaron los Lakers algo titubeantes, con 3 pérdidas en los primeros 3 minutos, pero un tiempo de Phil Jackson a las primeras de cambio, algo poco habitual en él, abrió el camino de la borrachera baloncestística.
Esa borrachera se inició de forma paulatina. El igualado emparejamiento Pau Gasol-Dirk Nowitzki estaba deparando los momentos más interesantes de este inicio de partido, pero el resto de marcas se decantaban del lado local, que a medio cuarto ya ganaba 19-10.
Fue entonces cuando surgió el único contratiempo para los locales. Transcurridos 7 minutos y 12 segundos Pau Gasol se fue al banquillo y todos pensamos que el problema era pasajero, ya que había cometido su segunda personal en su defensa a Nowitzki. Pero la situación era más compleja. El jugador español no sólo había hecho su segunda falta, sino que había, además, sentido una punzada en los isquiotibiales de su pierna izquierda. No parecía algo demasiado serio, pero visto el cariz que tomó el partido, Jackson ni se planteó reingresar en la pista a un Pau que hasta entonces había rendido a la perfección (9 de valoración en 7 minutos con 6 puntos, 2 rebotes y 1 asistencias tras anotar sus 3 tiros a canasta).
No lo necesitaron los Lakers. A partir de que el español se sentó en el banquillo la fiesta fue a más. Mbenga se puso con Nowitzki y luego lo hizo Odom. El equipo defendió aún con mayor fiereza y el ataque funcionaba sin problemas. Y el primer cuarto concluyó con un tremendo 30-13 que marcó el resto del choque.
En ese primer cuarto, Bryant, Gasol y Odom fueron los reyes de la ofensiva, Bynum quedó en blanco y los Mavericks concluyeron con ¡4 de 25 en el tiro!. El ejemplo más sangrante, el trío formado por Kidd, Marion y Howard, que firmaron un ¡0 de 13!.
Parecía que nada podía ir peor para los de Carlisle, pero no fue así. Comenzó el segundo cuarto con un taponazo y un triplazo de Farmar, de largo el mejor del partido. A partir de ahí, el base suplente de los Lakers pareció por momentos Michael Jordan. La segunda unidad rindió a un nivel desconocido y los locales llegaron a acumular 28 puntos de ventaja para irse al descanso con un rotundo 64-39.
Bryant, Odom, Farmar y Brown fueron los artífices del despegue y sólo Nowitzki y Barea salvaban los muebles en unos Dallas desastrosos en todas las facetas del juego.
Se presumía un tercer cuarto de contención, pero tampoco fue así. Los Lakers, en plena ambición demoledora, le endosaron en el tercer acto a su rival un 39-24 para comenzar el último cuarto con un marcador de escándalo: 103-63. Carlisle no daba crédito y sus jugadores eran incapaces de levantar la cabeza para mirarse unos a otros.
Lo demás fue pura pantomima. El último cuarto nada significó en la exhibición de estos desatados Lakers, que tuvieron a 7 jugadores en dobles figuras.
El máximo anotador fue Farmar (24 puntos con 6 de 8 en el triple y artífice del despegue de los locales). Tras él, Bynum (19 puntos con 8 de 8 en el tiro de campo), Odom (15 puntos, 15 rebotes y 6 asistencias) y Bryant (15 puntos -0 en la segunda parte-, 8 asistencias y sólo 12 tiros a canasta). Brown y Vujacic también superaron la decena. Porque anoche los suplentes del equipo californiano anotaron ¡66 puntos!. Lo nunca visto.
Dallas, una ruina. Sólo Nowitzki luchó con dignidad (22 puntos y 8 rebotes). Y entre los pocos que se salvaron a nivel individual hay que citar a José Juan Barea, otra vez titular. El puertorriqueño jugó 19 minutos en los que hizo 10 puntos y 3 asistencias con 5 de 9 en el tiro.
Los Lakers terminaron con un 63,4% en el tiro de campo y con 14 de 24 en el triple. Y Dallas acabó con una estadística vergonzosa: recibió 131 puntos y sólo cometió 11 faltas personales. De juzgado de guardia.
Cleveland pierde en casa
A la exhibición de los Lakers le correspondió anoche la decepción de los aficionados de los Cavaliers, que vieron cómo su equipo perdía en casa ante Charlotte Bobcats (88-91).
Monumental sorpresa en Ohio, donde los Bobcats ganaron a los Cavs en su terreno doblemente: porque lo hicieron en cancha ajena y porque lo lograron en el mejor territorio de Cleveland, la defensa.
Stephen Jackson anotó a 2 segundos del final los 2 tiros libres que pusieron el partido 88-91 y en la última jugada LeBron James tuvo el empate en un triple desde la esquina sobre la bocina. El tiro, muy forzado al tener a su defensor encima, fue repelido por el aro.
Charlotte consiguió así su segunda victoria consecutiva en 24 horas. Las 2 a domicilio y ante rivales de entidad, Miami y Cleveland. Jackson fue su mejor hombre (22 puntos) junto a Gerald Wallace (19 y 12 rebotes) y Raymond Felton (17 y 6 asistencias).
En los Cavaliers, sólo hubo 2 hombres: LeBron James (29 puntos, 7 rebotes y 6 asistencias) y Mo Williams (27 tantos, 6 pases de canasta y 5 triples). Mientras, los máximos exponentes del desastre fueron Ilgauskas (1 punto en 18 minutos con 0 de 4 en el tiro) y Varejao (2 puntos con 1 de 8 en el lanzamiento), que venía de hacer un gran partido.