Chauncey Billups arruinó el regreso a Filadelfia de Allen Iverson, un regreso por todo lo alto que no se tradujo en nada positivo en el terreno deportivo. Mientras, Portland fracasó en Nueva York en su primer partido post-Oden. Rudy Fernández volvió a estar ausente por lesión.
Es un mal momento para estar tocado y Rudy lo sabe. El escolta mallorquín sigue con sus problemas de espalda que tienen su origen en el nervio ciático y su equipo sigue con sus problemas de juego tras un arranque de temporada más que esperanzador.
Esperanza, ésa era la palabra que recorría el Wachovia Center cuando los fieles locales vieron aparecer a Iverson sobre la pista, pero Chauncey Billups, en un ejercicio de jerarquía actual sensacional, puso a cada uno en su sitio.
Denver impone su ley
Por una vez, dadas las circunstancias, empezaremos nuestro repaso de la jornada por un partido sin hispanos, si bien la jornada del lunes fue poco pródiga en encuentros (4) y en hispanos, pues sólo jugó el argentino Ginóbili.
Nos quedamos en Filadelfia, en el Wachovia Center, donde Sixers y Nuggets de Denver dirimían un partido muy especial que acabó con victoria visitante (83-93).
El encuentro significaba el regreso de Allen Iverson tras su ridícula retirada, que se prolongó durante sólo una semana. Ese regreso llegaba de la mano del equipo con el que triunfó en la NBA -Philadelphia-, pero teniendo además en frente al último conjunto con el que su juego brilló -Denver- y al jugador -Billups- cuyo intercambio significó un antes y un después en el penar de Iverson por la liga.
El preámbulo del encuentro resultó emotivo. Un vídeo-tributo al jugador, la presencia del 3 de los Sixers besando el centro de la pista, la locura en una grada abarrotada (si el propósito de Philadelphia era vender entradas, lo ha conseguido) y todos los ingredientes para asistir a una ceremonia de exaltación trufada por el éxito y la victoria.
Pero nada resultó como se había imaginado. Buena culpa de ello la tuvo Chancey Billups, maestro de las sobriedad y la inteligencia. El base visitante amargó el debut de Iverson al marcarse un partidazo con 31 puntos, 8 rebotes y 8 asistencias, anotar 4 de sus 6 triples y los 11 lanzamientos de personal que tuvo.
Mientras, Iverson consiguió su propósito, ser titular y jugar muchos minutos (38), pero fue el peor del quinteto titular local: 11 puntos, 5 rebotes y 6 asistencias con 4 de 11 en el tiro. Al menos ayudó.
Lo cierto es que el duelo Billups-Iverson, hoy por hoy, no resiste comparación a nivel individual y mucho menos a nivel colectivo, donde el primero representa la generosidad y el espíritu de equipo y el segundo el egoísmo y la falta de visión colectiva-. Si no que se lo digan a Detroit y Denver y sus dispares trayectorias tras el intercambio la temporada pasada de ambos jugadores.
Pero dejando ya de un lado la gran cuestión de la noche, hay que decir que Denver es actualmente mucho más equipo que Philadelphia, tal y como atestiguan sus números (16 victorias y 5 derrotas por 5 y 16).
De hecho, los Nuggets ganaron en un horrible partido de Carmelo Anthony, máximo anotador de la liga. 'Melo' terminó con 14 puntos tras anotar sólo 5 de sus 21 lanzamientos a canasta. Y es que tras la figura de Billups sólo emergieron los suplentes J.R.Smith y Ty Lawson, y la defensa claro, porque los hombres altos de Denver anduvieron obtusos. Menos mal que el perímetro resolvió con su gran juego y su enorme acierto en el triple -11 de 18-.
En los Sixers, que cedieron el partido en la primera parte del último cuarto, Iguodala ejerció de jugador franquicia (31 puntos), Thaddeus Young le secundó (21), Elton Brand hizo un doble doble (10 tantos y 13 rebotes) y Dalembert se impuso sin premio en la pintura (15 rebotes y 6 tapones). Lo dicho, Iverson fue el que menos brilló, aunque no lo hiciera mal.
New York 93 Portland 84
Parece tener un más que dudoso mérito meterle a estos Knicks sólo 84 puntos y no parece servir ni siquiera de excusa el delicado momento que vive Portland.
Porque los Blazers iniciaron su gira por el Este sin Greg Oden, lesionado para toda la temporada, las consabidas bajas de Nicolas Batum y Travis Outlaw y la ausencia del español Rudy Fernández, que con problemas en el nervio ciático que se reflejan en su espalda se perdió su segundo partido consecutivo. Pero es que además, tampoco estuvo su entrenador, Nate McMillan, recién operado del tendón de Aquiles. Y el banquillo estuvo en manos del asistente Dean Demopoulos.
Es un mal momento para estar ausente. Lo decimos por Rudy Fernández. Su equipo está en un momento delicado y es el tiempo de situarse con firmeza en la rotación, pero la espalda le ha vuelto a provocar un mal trago al internacional español.
En el Madison se midieron dos tendencias, una al alza, los Knicks, y otra a la baja, los Blazers.
Ese distinto momento de juego se comprobó de manera espectacular en los 2 cuartos centrales en los que los locales le endosaron a los visitantes un parcial de 60-37 que decidió el partido.
Estos Knicks de Mike D'Antoni están empezando a jugar y ya encadenas 3 victorias consecutivas. Anoche ganaron defendiendo, lo que es noticia, sin grandes exhibiciones ofensivas. Lo hicieron, eso sí, en un partido malo en líneas generales en el que Portland volvió a decepcionar. Y es que el equipo de Oregón parece haber perdido ese buen punto de juego que mostró en el inicio de la campaña.
Larry Hughes volvió a ser el líder neoyorquino. Hughes se halla en gran forma y ante los Blazers hizo 21 puntos. David Lee sumó 17 con 10 rebotes y Chandler y Gallinari añadieron cada uno 14.
Portland, por su parte, apenas tuvo juego exterior, sólo anotó 1 triple, no logró nunca una circulación de balón adecuada y en ella siempre faltó ese pase extra que permite ver el aro con mayor claridad.
Fue el juego visitante un continuo depender de la pareja Roy-Aldridge hasta que los locales rompieron la baraja.
Roy anotó 27 puntos y Aldridge consiguió 19 con 13 rebotes. Pero el problema fue la escasa ayuda del resto, ya que sólo Bayless mostró una cierta predisposición y unas enormes ganas por aprovechar la oportunidad que se le presenta con las lesiones. Hizo 14 tantos en 17 minutos.
Ni Przybilla es Oden, aunque sea un jugador aprovechable, ni Howard está para asumir grandes retos, ni Dante Cunningham es un jugador maduro ni de calidad para adquirir ciertas responsabilidades mínimas. Y, por si fuera poco, Andre Miller tras hacer un gran partido la jornada anterior volvió a diluirse como un azucarillo y nada aportó al equipo.