Julie Davis, la esposa del árbitro de la liga Marc Davis, ha escrito una larga carta a David Stern que el sindicato de árbitros (NBRA) ha hecho pública. En ella, Davis acusa al comisionado de la NBA de no apreciar el tremendo sacrificio que para los árbitros y sus familias significa su profesión.
En su carta, Julie Davis pretende hacer ver a Stern la poco adecuada comparación entre los árbitros y el resto de empleados de la liga después de que el máximo responsable de la NBA afirmara que lo que la liga quiere es que los árbitros acepten unas compensaciones más parecidas a las que tienen los empleados administrativos de la liga. Y no le falta razón.
“Ellos no despiertan cada mañana en casa para ver a sus hijos marcharse al colegio antes de irse al trabajo, ni regresan de él cada noche para, si no cenar, al menos arropar a sus niños y darles un beso de buenas noches.”, afirma Julie, que tiene tres hijos pequeños, en referencia a su marido y sus compañeros, “No duermen en sus propias camas con quien se supone que debe estar a su lado”.
La esposa del colegiado muestra su respeto por el resto de trabajadores de la liga, pero entiende que no se puede comparar ni lo especializada de la labor arbitral con el resto -“no pueden ser sustituidos poniendo un anuncio clasificado y contratando a la gente que aparezca por la puerta”, afirma- ni, sobre todo, la difícil vida familiar de un árbitro profesional frente a la del resto de trabajadores de la liga, incluidos los propios jugadores y altos directivos, ya que nadie viaja tanto en la NBA como los árbitros.
10 meses fuera de casa
“En cualquier temporada, somos afortunados si mi marido trabaja en tres partidos en casa de los 75 de su calendario”, afirma Davis, que vive en Chicago. “Tenemos suerte si está en casa más de 5 periodos de 24 horas en un mes. ¿Quién más que trabaje en la NBA puede decir lo mismo? Los jugadores no pueden. David Stern tampoco.”, sentencia.
Además, todo ese trasiego lo realizan “sin tener grandes contratos, volar en aviones privados o trabajar la mitad de los partidos en casa”, afirma en referencia a los jugadores y técnicos de la liga.
Para la autora de la misiva, el sacrificio de los 57 árbitros de la NBA y sus familias no es comparable al de nadie más en la liga y por ello considera que la oferta de sus responsables es un insulto y un desprecio hacia un colectivo altamente especializado que, pese a las críticas a las que siempre están expuestos, juega un "papel crucial" en el funcionamiento de la liga.
Davis, que se califica a sí misma como ‘viuda de árbitro’, dice que ella y sus hijos lo soportan todo porque están comprometidos con el “sueño de su marido” de ser árbitro de la NBA, aunque todo lo ocurrido le hace preguntarse si la liga realmente se da cuenta de los sacrificios que hacen las familias para que los árbitros puedan seguir su vocación.
A juzgar por las palabras de Julie Davis, parece que a la NBA, a la que tanto le gusta mentar a las familias de sus componentes en cualquier circunstancia, no se ha parado a pensar mucho en las de los árbitros.