Acabó la entretenida teleserie del verano que nos ha traído de aquí para allá con sus enredos y donde no ha faltado el amor, el odio, el dinero, la traición, las cámaras -claro está-, ni siquiera los juzgados. Y el desenlace de tan fenomenal enredo no es otro que Ricky Rubio no se moverá de casa el próximo invierno, que pasará alejado del frío ambiente de Minnesota.
La solución por todos es sabida, su destino es el Barcelona. Una solución en la que todos han ganado a este lado del charco. El Regal FC Barcelona se lleva a la perla de las perlas europeas, el DKV Joventut recibe una pasta gansa y sanea su deuda con el fisco y el jugador pasa de tener que jugar en Estados Unidos prácticamente pagando, a cobrar alrededor de 1 millón de euros en uno de los mejores equipos europeos y sin tener que moverse de su casa.
Pero, ¿qué ocurre al otro lado del charco?. Pues, evidentemente, en Estados Unidos están los teóricos perdedores: Minnesota Timberwolves y el agente estadounidense de Ricky, Dan Fegan. Los primeros son perdedores a corto plazo, pero quién sabe si no podrán ser ganadores a medio plazo en el caso de recibir a un Rubio con 20 años y 2 temporadas más de experiencia sobre sus hombros. El segundo, Dan Fegan, es un misterio difícil de desentrañar.
¿Ha perdido Fegan?
Porque, ¿ha perdido Fegan?. Al menos, ¿ha perdido Fegan de forma definitiva?. Hay que reconocer que este veterano y antaño sesudo agente, que lo fue sin ir más lejos de Olajuwon, es todo un personaje al que a veces su ego y desmedida ambición anulan su brillantez mental. Aunque no está nada claro que ese ego le vaya a hacer perder el que es su objetivo final en esta historia, que no es otro que llevar a Rubio a un equipo de la NBA metido de lleno en el mercado económico. Un equipo en el que hacer publicidad y vender camisetas sea coser y cantar.
Licenciado en la prestigiosa Universidad de Yale, Fegan ha protagonizado en los últimos tiempos sonoras batallas mediáticas en las que generalmente todos salieron perdiendo por su propensión a tensar demasiado la cuerda en las negociaciones. Dicen las malas lenguas que su amor por algunas de las más interesantes teorías matemáticas del pasado siglo -demasiadas lecturas de Albert W.Tucker, tal vez- le ha jugado más de una mala pasada por su propensión a frenar demasiado tarde.
Lo hizo a medio gas cuando se negó a que su representado Yi Jianlian firmara en su día con el equipo que le había elegido en el draft y lo hizo a lo grande en el culebrón del pasado verano protagonizado por Anderson Varejao y Cleveland Cavaliers. Sí, porque Fegan ya lleva dos culebrones del verano consecutivos y se acerca por lo tanto a ser considerado como el Georgie Dann de los agentes.
Si el año pasado, la testarudez de Fegan llevó a Varejao a tenerse que ir a vivir a Brasil en la calidad de parado y perderse la primera parte de la competición, este año con Ricky Rubio la cosa tuvo nuevamente ribetes de tragedia. Y recuerden el final del 'affaire' Varejao: el jugador tuvo que jugar en Cleveland ganando menos de lo que podía haber ganado (y con una gran pérdida de favor entre el público) y Cleveland se quedó sin jugador durante todo el inicio de la liga. Una ruina colectiva, se mire por donde se mire.
Mala gestión del draft
Esta vez, Fegan fue incapaz de gestionar bien el inicio de la partida, pues sus acciones de cara a colocar a Rubio en un buen puesto del draft acabaron en fracaso, si bien hay que reconocer que la papeleta para el agente era harto complicada debido a la astronómica cláusula de rescisión que arrastraba el jugador para poder desvincularse del DKV Joventut y marcharse a la NBA.
Pero, quién sabe si no ha de llegar el momento en el que su gestión, ya a media partida, empiece a recobrar brío. Porque en los 2 años que Rubio estará como mínimo en España, Fegan no se va a detener hasta que Minnesota termine traspasando los derechos del jugador a una franquicia de mayor empaque, y si son los New York Knicks, mejor que mejor.
Fegan es un agente, y encima USA, lo que en la mayoría de los casos es sinónimo de una calculadora sin escrúpulos que piensa primero en él, después en él y finalmente en él, lo que suele llevar por buen camino a la veintena de jugadores de la NBA que representa, muchos de ellos con unos salarios ciertamente elevados para su rendimiento en la cancha. Porque Fegan, como algún que otro agente más, siempre fue especialista en que se sobrevalorase a sus representados. Eric Dampier es un claro y sangrante ejemplo.
Sacramento era el objetivo
Que Fegan quería que el jugador fuera en principio a Sacramento no era un secreto. Cuando supo que Memphis elegiría en el puesto segundo del draft bien se encargó de torpedear la línea de flotación de esa posible elección, y los Grizzlies, claro, eligieron a Thabeet.
De hecho, de todos los equipos que se situaban en los 5 primeros puestos, Fegan sólo consintió que Rubio hiciera un entrenamiento privado con los Kings, lo que perjudicó su imagen en otras franquicias. Pero Sacramento tuvo dudas con la millonaria cláusula de rescisión del jugador y el entrenamiento no fue del todo convincente (o vaya usted a saber las verdaderas circunstancias del rechazo). Eso rompió la tan cacareada entente entre Fegan y Sacramento, o lo que era lo mismo, entre Fegan y Jason Levien, mano derecha del general manager del equipo, Geoff Petrie, y hombre que cuando dejó de ser agente para convertirse en directivo cedió buena parte de sus jugadores a la agenda de Fegan. Un favor inmenso que merecía ser recompensado.
Lo que no contaba Fegan era con la testarudez en la sombra de un hombre, el nuevo general manager de Minnesota, David Kahn, que movió Roma con Santiago para hacerse con el puesto 5 del draft y elegir a Rubio. Entonces, Ricky dijo que en Minnesota hacía mucho frío. El mismo frío que debió sentir Fegan cuando vio que la soleada Sacramento se trocaba por la gélida Minneapolis.
Lo cierto es que ahora, terminada la primera temporada del culebrón Rubio, Fegan ya debe estar preparando, a buen seguro, la segunda temporada. Esa temporada en la que no se cortará a la hora de intentar que los Wolves terminen perdiendo la paciencia para ceder los derechos a otro equipo que pueda llenar más el bolsillo de este irrefrenable agente, que es el cuarto por volumen de negocio de toda la NBA.
Y recuerden, estamos ante un animal herido. Porque el agente que nos ocupa bien sabía, y bien se encargó de pregonar, que este verano era el momento ideal para que Rubio saltara a la NBA. Sobre todo porque el convenio colectivo de los jugadores finaliza en el verano de 2011 y a partir de ahí puede llegar la suspensión de la competición por la falta de acuerdo y, en caso de acuerdo, la revisión de todos los contratos a la baja, incluido el de un novato llamado Ricky Rubio.
Por eso, habrá que estar atento a la futura 'Producción Fegan'. Más filtraciones interesadas, negociaciones en la sombra, mentiras arriesgadas, puñaladas traperas... siéntense, pónganse cómodos, el espectáculo Fegan seguirá, pero esta vez más en la sombra, lo que es peligro doble.