El actual contrato que une a la NBA con sus más de 60 árbitros vence el próximo 1 de septiembre tras 5 años de vigencia y la falta de acuerdo para la firma del nuevo puede provocar serios problemas en el inicio de la competición. La liga y sus colegiados parecen mantener posiciones muy distantes.
Esa distancia la provoca la intención de los propietarios de las franquicias de reducir en un 10% el capítulo del presupuesto dedicado al arbitraje. Una reducción que afectaría no solo a los salarios de los jueces, sino también a los costes de sus viajes, aportaciones a planes de pensiones y seguros sanitarios.
Los árbitros no parecen dispuestos a aceptar unos recortes tan drásticos, aplicados ya a los trabajadores de las oficinas de los equipos y de la propia liga, argumentando que, frente a éstos, sus horarios son más tardíos y se ven obligados a viajar continuamente, condiciones que se añaden al riesgo de lesión al que están sujetos como consecuencia de su labor.
De no llegarse a un acuerdo, los árbitros podrían decidir no trabajar durante los partidos de pretemporada e incluso no hacerlo en el comienzo de la temporada regular, aunque según las fuentes mencionadas por ESPN.com, el miedo a un posible cierre patronal por parte de las franquicias en el actual entorno de incertidumbre económica podría obligar a los colegiados a aceptar buena parte de los recortes propuestos.
La posición de los propietarios en las negociaciones con los árbitros es para muchos una muestras de la dura línea de negociación que los mismos pretenden plantear también a los jugadores de cara al próximo convenio colectivo. Prueba de ello es que las conversaciones entre jugadores y liga han comenzado ya, aun cuando el actual convenio no finaliza hasta el verano de 2011. Y es que la negociación del nuevo se prevé larga y conflictiva.