A sus 34 años, Allen Iverson vaga estos días en busca de un equipo que le ofrezca un contrato. Algo sorprendente para una auténtica estrella de la liga por cuya contratación, hasta hace nada, se hubieran pegado un buen número de equipos, incluidos los más potentes.
Pero lo cierto es que parece estar ocurriendo todo lo contrario. La carrera de quien fuera conocido como ‘The Answer’ (la respuesta) parece más llena de interrogantes que nunca y lo único claro en su futuro es que su carrera parece haber entrado en fase de decadencia.
Idolatrado casi desde sus inicios y seguido por una legión de aficionados que a lo largo de los años han admirado su espectacular juego individual y su capacidad anotadora, Iverson parece ser ahora víctima del individualismo mostrado a lo largo de su carrera.
Jugador dotado de un ego tan grande como sus habilidades en la pista, con más tendencia a los conflictos fuera de la cancha que a esforzarse en los entrenamientos e incapaz de aglutinar un equipo en torno a su figura -la llegada a la final de 2001 de los Sixers no puede considerarse sino una excepción en su carrera-, Iverson no parece capaz de asumir su condición de veterano y el papel, algo más secundario, en el que muchos equipos estarían dispuestos a hacerle un hueco.
Lo cierto es que la edad pasa factura a todos sin distinción y, bien entrado en la treintena, la explosividad y capacidad física de Iverson no es la misma que le permitía hasta hace unos años imponer una y otra vez su poco más de metro y ochenta centímetros a jugadores mucho más altos y fuertes que él, aun cuando su capacidad ofensiva siga estando por encima de la media.
Pero ningún equipo potente parece dispuesto a ofrecer un contrato a un jugador que puede poner en peligro la delicada química, el siempre inestable equilibrio de egos necesario en un equipo que quiere ser campeón. La pasada temporada, en los Pistons, demostró, por encima de sus declaraciones de intenciones, su incapacidad para ajustar su juego a las necesidades de su equipo. Y es que Iverson necesita, por encima de todo, ser Iverson y sentir que los focos se centran en él.
Ahora, los posibles destinos que se le asignan -Heat y, sobre todo, Clippers- hablan más de un Iverson que busca un lugar soleado en Florida o California en el que poner fin a su carrera que del hombre deseoso del anillo de las últimas temporadas. Tal vez ‘The Answer’ se haya cansado de resolver interrogantes. El tiempo lo dirá.