Estaba cantado y no hubo sorpresas, Dwight Howard se convirtió ayer en el jugador más joven de la historia de la NBA en hacerse con el premio al Mejor Jugador Defensivo del año.
El consenso entre los periodistas de la NBA que forman el jurado encargado de votar los distintos galardones de la temporada regular era claro en las últimas semanas y casi todos los que habían hecho público su voto situaban a Howard en primer lugar. Finalmente, 105 de los 119 miembros del jurado votaron por él, una victoria indiscutible.
No cabe duda de que la fortaleza del pívot de Orlando, que ha liderado este año la liga en rebotes y tapones –algo que sólo habían conseguido Bill Walton, Kareem Abdul-Jabbar, Hakeem Olajuwon y Ben Wallace desde que los tapones entrasen en las estadísticas en 1973-, es hoy por hoy un indiscutible activo defensivo para su equipo.
Pocos se atreven a desafiar su presencia en la zona y entre los que lo hacen más de uno termina arrepintiéndose tras recibir alguno de sus tapones o lo que es peor, tras acabar estrellándose contra su enorme y musculado cuerpo.
Por detrás de los 542 puntos que sumó Howard en la votación, quedaron LeBron James (148) y Dwyane Wade (90). Battier, Artest, Paul, Bryant y Garnett siguen a Wade en la lista de 20 jugadores que recibieron algún punto y en la que está el hispano Trevor Ariza que, al igual que otros 4 jugadores, recibió un único punto.