Una de cal y otra de arena. Si hace unos días, el entrenador de los Spurs, Gregg Popovich, aseguraba que la recuperación de Manu Ginóbili iba por buen camino, ahora es el propio Popovich el que reconoce que el regreso del argentino a las canchas se va a demorar.
Las buenas noticias de pasados días, en los que se informaba de que el jugador seguía ejercitándose con pesas y en la piscina y que pronto empezaría a trabajar con la cinta de correr, han dado paso en las últimas horas a las prudencia y la paciencia. Gino es un jugador demasiado importante para incurrir en el error de precipitarse en su retorno.
Popovich asegura al diario local San Antonio Express-News que el escolta de Bahía Blanca va a ejercitarse en la bicicleta estática durante "los próximos 3, 4 ó 5 días" y reconoce que Emanuel Ginóbili "no está definitivamente para jugar todavía".
"Veremos cómo va, le iremos examinando para ver si le duele y cómo se siente", ha asegurado el técnico de San Antonio, que prefiere ser cauto.
Recuperación en suspenso
Ginóbili jugó su último partido el 11 de febrero. Por lo tanto, lleva ya 25 días en el dique seco cuando en principio se habló de una baja de 2 ó 3 semanas. Ese plazo ya se ha cumplido, pero lo peor es que no se ve con claridad cuándo se va a cerrar el proceso de recuperación.
Los medios de comunicación que siguen la actualidad del equipo hablan de que el jugador argentino podría regresar a la competición en la segunda quincena de marzo si las cosas marchan bien, aunque no se ponen de acuerdo si en una fecha más cercana al ecuador de marzo o más próxima al final del mes. Sea como fuera, el mejor escenario, a día de hoy, fijaría el regreso alrededor de 5 semanas después de haber sufrido la lesión.
Una cuestión de tobillos
La estrella argentina había sido muy bien tratada por las lesiones hasta la fecha, pero esta temporada está siendo especialmente dura en este sentido.
Todo viene arrastrado del final de la pasada campaña. Una lesión en el tobillo izquierdo le impidió rendir bien en los playoff de la NBA y le dejó en la cuneta en las semifinales de la Olimpiada. Esa lesión le llevó a perderse la pretemporada y a no jugar los primeros partidos del curso baloncestístico 2008-2009.
Una vez recuperado, Ginóbili volvió a las canchas con limitación de minutos pero con buen tono físico. Y su rendimiento fue creciendo hasta que empezó a notar molestias en el otro tobillo. Esas molestias desembocaron en un pronóstico: lesión por estrés en el peroné derecho, a la altura de la unión del peroné con el tobillo. Afortunademente no era una fractura, con lo que la lesión resultaba molesta, delicada, pero en ningún caso grave.
Sin embargo, la vuelta del escolta se retrasa y Ginóbili ha de cargarse nuevamente de paciencia. El objetivo no es otro que llegar a los playoff descansado pero a la vez con un mínimo de partidos en su haber como para afrontar la parte decisiva del campeonato con una carga adecuada de partidos. Y, por supuesto, afrontar ese final libre de cualquier malestar físico, siendo el auténtico y genuino Manu Ginóbili.