El brutal rendimiento del jugador neoyorquino de origen hispano ha terminado por convencer a su entrenador, Scott Skiles, cuyas reticencias ante el juego de Villanueva eran al principio muy evidentes. Pero es que resulta complicado no rendirse al baloncesto de Villanueva, que está en el mejor momento de su trayectoria en la NBA.
Las últimas 2 semanas del ala-pívot de Queens han sido sencillamente espectaculares. Ni en sus mejores sueños, el jugador de origen dominicano habría trazado una trayectoria semejante.
Su ascendencia en el equipo es ya incuestionable, y tras la gravísima lesión de su compañero Michael Redd, Villanueva se ha convertido en la pieza central de la ofensiva de los Bucks.
Sus números impresionan. En los últimos 14 días ha disputado 8 partidos, promediando algo más de 33 minutos por noche.
Resulta complicado aprovechar mejor los minutos de lo que lo ha hecho. En esos 8 encuentros sus medias se han disparado hasta los 24,5 puntos, 8,8 rebotes, 2,9 asistencias y 1 tapón por partido. Y sus porcentajes de tiro hablan por sí solos: 72 de 132 tiros de campo (54,5%), 17 de 39 triples (43,6%) y 35 de 37 tiros libres (94,6%).
Skiles se rinde a la evidencia
Parece que partido a partido Villanueva se ha ganado la confianza de su entrenador, el siempre exigente Scott Skiles. De hecho, en medio de esta fantástica racha de juego, Skiles encadenó 3 encuentros en los que sólo permitió saltar a la cancha a Villanueva algo más de 20 minutos por noche. Pero algo está cambiando. Lesionado Redd, con Andrew Bogut a medio gas por su estado físico y con Villanueva en estado de gracia, Skiles ha descargado una gran responsabilidad en el neoyorquino, al que ha puesto más de 40 minutos en la pista en cada uno de los 3 últimos compromisos.
Lo más increíble es que viéndole jugar da la impresión de que lo mejor está aún por llegar. Villanueva está mejorando cada día aspectos de su juego que no explotaba en demasía. Sin ir más lejos, anoche repartió 6 asistencias, y es que últimamente se le ve más preocupado en rotar el balón y no sólo en encarar el aro.
Su tiro en suspensión está alcanzando un primerísimo nivel y su capacidad explosiva para penetrar a pesar de su gran altura (2,11) permanece intacta. A eso hay que añadir su esfuerzo por ir con mayor agresividad al ataque, lo que le ha llevado a firmar 4 dobles-dobles en estos 8 encuentros, en los que prácticamente atrapa 9 rebotes por partido.
Todo empezó ante Portland
Hasta el 19 de enero, Villanueva seguía una línea inconsistente en la que a una noche de más de 20 puntos le sucedía un mal partido con escasa presencia en el ataque. Pero desde esa fecha, los altibajos de Villanueva han desaparecido.
23 puntos ante Portland, 32 ante Dallas, 27 frente a Atlanta, y tras 2 partidos con 18 y 15 tantos, nueva cadena de grandes éxitos con 28 unidades contra Indiana, 26 ante Toronto y 27 ayer ante Atlanta. Una racha impresionante de juego que además se ha traducido en 4 victorias y 4 derrotas de su equipo, un porcentaje superior al resto de la temporada.
El ex de la Universidad de Connecticut (UConn) es todavía muy joven. Nació hace 24 años en Queens, pero su origen es dominicano por partida doble, ya que tanto su padre, Roberto Villanueva, como su madre, Doris Mejía, nacieron en la República Dominicana. Esos 24 años hacen pensar que su progresión definitiva está aún por llegar. Tal vez estemos asistiendo al inicio de esa explosión definitiva.
Estos últimos partidos han hecho que Villanueva haya podido elevar su producción de la temporada a 15,2 puntos por partido. Una cifra destacable si se tiene en cuenta que de los 47 partidos que ha jugado sólo en 19 ocasiones ha sido titular y que en todos esos encuentros sólo ha jugado 24,8 minutos por jornada.