Los espectadores del EnergySolutions Arena de Salt Lake City asistieron ayer a un hecho insólito en las últimas temporadas: un partido de los Orlando Magic sin la presencia de Dwight Howard. Y es que el pívot de los Magic no había estado ausente de un partido de su equipo desde que debutara en la temporada 2004-2005.
Ni las sanciones, ni las lesiones, ni los asuntos personales o familiares de cualquier tipo habían impedido hasta ahora la presencia de Howard en los partidos de su equipo en las más de 4 temporadas que lleva en la liga.
Especialmente significativo resultaba la ausencia de lesiones en un jugador de sus características. En los hombres de su estatura, los problemas de tobillo y rodilla o los golper recibidos como consecuencia del abundante y contundente contacto físico que se produce en su posición habitual de juego suelen provocar bajas más temprano que tarde.
Pero en el caso de Howard han tenido que pasar nada menos que 351 partidos, incluidas las fases finales de las 2 últimas temporadas, para que una inflamación en su rodilla izquierda dejara fuera de juego al pívot más rocoso de la liga.
En esos 351 partidos consecutivos, Howard había sido 350 veces titular con una media de juego de 36 minutos por partido en temporada regular y 42 en playoffs y un promedio de 16,8 puntos y 12,4 rebotes.
Unas cifras espectaculares para el hombre que el año pasado ganó el concurso de mates del All-Star ataviado con una capa de Superman. Desde luego, su resistencia física sobre la pista parecía propia de un superhéroe.