Fue la noche de Luis Scola. El internacional argentino lideró a su equipo, Houston Rockets, en la victoria lograda en Oklahoma City. Lo hizo a lo grande, anotando 23 puntos y capturando 9 rebotes. El contrapunto lo puso la actuación gris de Oberto en un nuevo triunfo de los Spurs.
Scola hizo su mejor partido de la temporada y se convirtió en el máximo encestador de su equipo. Fue el suyo un partido redondo en el que salió a relucir lo mejor de un extraordinario jugador.
La mala noticia para los Rockets fue la lesión de Tracy McGrady. El escolta se resintió de su rodilla mala, la izquierda, una rodilla que fue operada este verano.
Por su parte, los Spurs volvieron a ganar con lo justo. Ya llevan 3 partidos ganando en el último suspiro. Esta vez no fue Duncan el que sacó las castañas del fuego a San Antonio, sino que fue Mason con un triple. Oberto apenas contribuyó al éxito texano.
Oklahoma City 89 Houston 100
Séptimo triunfo en 11 partidos de los Rockets tras derrotar a Oklahoma City en un encuentro en el que a priori eran indudables favoritos.
El partido se decidió en la pintura, donde el equipo de Rick Adelman anotó 62 de sus 100 puntos. Lo hizo a base de penetraciones y contraataques, pero sobre todo a partir del juego más que sólido, y por momentos muy brillante, de sus hombres altos, especialmente de Luis Scola y Yao Ming (19 puntos, 12 rebotes y 3 tapones). Y es que el partido se jugó en distancias cortas, con escaso aporte de la ofensiva perimetral, pues ninguno de los dos equipos utilizó apenas el tiro de 3.
Los Rockets cargaron el juego cerca del aro. Pero lo sorprendente de la situación fue el cambio de roles que protagonizaron Scola y Ming, ya que el argentino lanzó 20 veces a canasta y el chino sólo 8. Eso sí, con un espectacular acierto (7 de 8).
El único apoyo generoso en el ataque procedente de fuera de la zona vino de la mano de Ron Artest que, por cierto, fue un tremendo colaborador en los tableros (17 puntos y 11 rebotes).
Pero antes de ir con el desarrollo del choque hemos de quedarnos con el fantástico rendimiento del bonaerense Luis Scola.
El ex del Tau de Vitoria estuvo colosal. A su ya habitual aplicación defensiva le sumó toda su sapiencia a la hora de leer el juego y todas sus dotes, que son muchas, en el terreno ofensivo.
Anotó Luisito 23 puntos, capturó 9 rebotes, ofreció 2 asistencias a sus compañeros y robó 1 balón. Fue el jugador de su equipo que más se aventuró a la canasta contraria (10 de 20) e incluso abordó con un inusual acierto su paso por los tiros libres (3 de 3).
Sus 34 minutos en cancha fueron para enmarcar, porque no es nada fácil convertirse en el jugador clave, en la referencia ofensiva, de un equipo que cuenta con jugadores como Yao Ming, Tracy McGrady o Ron Artest, jugadores ya consagrados en la NBA.
Lo cierto es que el internacional argentino no sólo anotó 23 puntos, sino que los encestó cuando el partido estaba en plena definición, una definición en la que jugó un papel muy importante y que llegó en el tercer cuarto.
Al descanso se había llegado con un 50-56 que dejaba las espadas en alto para la segunda parte. Y fue el inicio del tercer cuarto el que marcó las diferencias. Todo sucedió sin McGrady.
Y es que el escolta titular de Houston protagonizó la mala noticia de la noche, y nada más empezar la segunda parte se resintió de su vieja lesión en la rodilla izquierda, la misma que tuvo que operarse este verano. T-Mac encaró el camino de los vestuarios y ya no se le volvió a ver por el parquet. Habrá que esperar a ver qué revela la resonancia magnética a la que será sometido hoy.
Pues bien, tras tal varapalo el equipo visitante se rehizo de una forma espontánea e inmediata. Los de Adelman se colocaron en seguida con 10 puntos de ventaja y poco a poco fueron agrandando esa brecha hasta situar el marcador en un rotundo 58-77 a falta de 3:53 para concluir el período.
En ese parcial de 8-21, ausente ya McGrady, Scola jugó un papel importante al anotar 6 puntos. Y es que el argentino llevaba ya 21 puntos mediado el tercer cuarto. Es decir, casi todo su capital ofensivo lo acumuló en la hora de la definición y no en minutos de la basura.
El último cuarto fue un puro trámite, si bien los locales aún lograron en algún momento colocarse a 8 puntos. Fue lo más que consiguieron.
La victoria visitante, que supuso la octava derrota consecutiva de los Thunder, se fraguó en el cambio de paradigma trazado en los vestuarios por Adelman. Los Rockets salieron mucho más aplicados en defensa en la segunda parte, en la que recibieron 39 puntos por los 50 que habían encajado en la primera.
Los Rockets basaron su dominio en su gran acierto en el lanzamiento, superando el 50% a lo largo de los 48 minutos, un acierto con el que es difícil dejar escapar un partido.
En Oklahoma City, más de lo mismo. Nueva derrota –ya acumulan 8 seguidas para un balance de 1-10- y nuevemente Kevin Durant más solo que la una. El que fuera mejor novato de la pasada temporada acabó con 29 puntos, 7 rebotes y 4 robos. Sólo Jeff Green y Russell Westbrook aportaron algo más ofensivamente en un equipo que no pudo contar con Desmond Mason.
Clippers 83 San Antonio 86
Los Spurs le están tomando gusto a esto de ganar sus encuentros con el corazón al borde de la taquicardia. Anoche volvió a suceder. Lo grave es que sucedió contra un equipo que ha empezado la temporada rozando el ridículo.
Los Clippers acumulan 1 victoria y 9 derrotas en el arranque liguero, pero lo más grave de ese balance es que los angelinos han disputado 8 de esos 10 partidos en su pabellón. Es decir, han ganado 1 partido y han perdido 7 en su cancha. Un desastre monumental para un equipo que ha apostado por una línea cargada de nuevos jugadores con un gran peso en la liga: Baron Davis, Ricky Davis, Marcus Camby...
Mientras, San Antonio sigue sobreviviendo con lo puesto, que no es mucho. Sin Ginóbili y sin Parker, los de Popovich tiran de su receta habitual, la defensa, y se encomiendan a su líder espiritual en la cancha, Tim Duncan.
Anoche Duncan volvió a ser el mejor de los suyos, pero esta vez no fue el ala-pívot de las Islas Vírgenes el que decidió el encuentro. Esa labor le correspondió a un gran Roger Mason.
Este trotamundos del baloncesto está completando un gran inicio de temporada, corroborado ante los Clippers con 21 puntos y la consecución de la canasta que decidió el choque.
Restaban 8 segundos para el final cuando Mason, aprovechando un fantástico bloqueo de Duncan, esquivó a su rival con cambio de dirección hacia la derecha botando y se elevó desde más allá de la línea de 3 para colocar el 83-86 en el marcador.
Fue la última canasta del partido, ya que el ataque posterior de los locales acabó con un triple forzado de Baron Davis, recibiendo a la carrera, que no tuvo opción alguna de entrar porque fue muy desviado. Estaba en esos momentos sonando la bocina.
Así se concretó la tercera victoria consecutiva de los Spurs lograda por los pelos, la que les sirve para equilibrar su casillero de victorias y derrotas (5-5) en este más que difícil arranque de temporada.
Para que ese final apretado fuera posible, Duncan tuvo que obrar otro milagro en forma de partidazo (20 puntos, 15 rebotes y 6 tapones). Mas nada habría sido posible si a Duncan no le hubieran salido en el ataque dos socios que empiezan a repetirse con asiduidad y que están siendo claves en la recomposición del equipo.
Se trata del dúo exterior integrado por el ya citado Roger Mason y por el veterano Michael Finley, que ante los Clippers anotó 19 puntos. Entre los 2 se fueron a los 40 puntos con 6 de 10 en los triples.
Otra buena noticia fue la más que aceptable dirección del joven George Hill, que está demostrando tener una buena visión de juego.
Y entre tanta buena noticia, el argentino Fabricio Oberto nos dio la mala. Y es que en los 14 minutos que estuvo en la cancha apenas aportó nada. Erró 1 tiro, no capturó ni un solo rebote, dio 1 asistencias y perdió 1 balón. Unas estadísticas pobrísimas que no se pueden justificar argumentando que es un jugador que trabaja muy bien la defensa. Ésa es un explicación corta, insuficiente.
Mientras, en el bando contrario poco que destacar. Los 18 puntos de Mobley y los 17 con 13 rebotes de Kaman.
El partido apenas tuvo parones. Sólo hubo 24 faltas personales y entre los 2 equipos sólo ejecutaron ¡16 tiros libres!.
Los visitantes tuvieron serios problemas con el rebote (47 a 36 para los locales) y con los tapones, ya que los Clippers pusieron 13 tapones, 6 de los cuales los colocó Camby.
De todos modos, San Antonio volvió a mostrar algunas inseguridades impropias de un equipo ganador. Eso se notó cuando los texanos se fueron en el marcador en el último cuarto (70-81 a 6:44 del final). Esa diferencia hubiera bastado el año pasado. Pero ahora, sin Ginóbili y sin Parker, sus rivales les tienen menos respeto. Y hasta los Clippers se dieron a la remontada hasta que un triple frontal de Mobley empató el encuentro (83-83 a 1:04).
Fue entonces cuando todos los fantasmas pasaron en procesión frente a los ojos de Popovich. Sólo fue un susto. Porque Popovich gestiona como nadie desde el banquillo estas situaciones y tiene un enviado privilegiado en la cancha llamado Tim Duncan.
Un partido sin hispanos
En el tercer partido de la noche, Utah cortó una racha de 3 derrotas consecutivas ganando a Phoenix por 109 a 97.
Volvió Kirilenko a los Jazz y Okur ya ha regresado de Turquía, aunque no pudo vestirse aún de corto. Tal vez fueron esas incorporaciones las que motivaron a los Jazz para rehacerse y ganar a unos Suns a los que volvió Barnes tras cumplir sus 2 partidos de sanción.
La clave de partido estuvo en el rebote. Los locales capturaron 47 por 26 los visitantes. El mejor ejemplo de tamaño desastre estuvo en Shaquille O’Neal, que se hizo con 1 rebote en 32 minutos de juego. Una situación que no le había sucedido –capturar sólo 1 rebote- desde 1999.
En Utah destacaron Boozer (21 puntos y 15 rebotes), C.J.Miles (21 puntos en 25 minutos), aprovechando su titularidad, y Kirilenko (19 puntos y 7 rebotes).
En Phoenix sobresalió Stoudemire (30 puntos y 8 rebotes) y en menor medida Barnes, que se fue hasta los 19 puntos.