Los Lakers sobrevivieron a una situación límite y todavía alimentan sus esperanzas de convertirse en el primer equipo en la historia de la NBA que remonta un 3-1 en la final. Los angelinos se impusieron a los Celtics por 103-98 y con 3-2 en contra ya no volverán a jugar en casa.
La victoria se fraguó en el buen funcionamiento del ‘Big Three’ local, donde el menos acertado fue, sorprendentemente, Bryant, a pesar de ser el máximo anotador del equipo (25 puntos, 7 rebotes y 5 robos de balón). Odom (20 puntos, 11 rebotes y 4 tapones con 8 de 10 en el tiro de campo) y el español Gasol (19 puntos, 13 rebotes y 6 asistencias sin ninguna pérdida en 42 minutos) estuvieron brillantes. Todos ellos superaron los 40 minutos en pista y anotaron 64 puntos. Pero es que además capturaron 31 de los 40 rebotes de su equipo y repartieron 12 de las 19 asistencias angelinas. Fue su labor una labor tremenda tanto por lo completa que resultó como por el equilibrio existente en la aportación de los 3 jugadores.
Frente a ese ‘Big Three’ hubo otro, el original de los Celtics, que anotó incluso más –67 puntos-, pero que no se comportó como tal, ya que vivió en un desequilibrio permanente. Pierce hizo 38 puntos en una actuación descollante, Ray Allen logró 16, aunque anduvo discreto con 4 de 13 en el tiro, y Garnett estuvo flojo en ataque –13 puntos- y poderoso en los tableros –14 rebotes-.
Esa mejor nota del trío estelar local la compensaron nuevamente los suplentes de los Celtics, que fueron superiores a los locales. 28 puntos anotó la segunda unidad, sin que ninguno de los 5 jugadores que la compusieron dejara de hacerlo. Especialmente brillante estuvo en el último cuarto Cassell, pero todos aportaron lo suyo.
Mientras, el banquillo de Phil Jackson volvió a decepcionar, pues sólo respondió Farmar (11 puntos). El resto pasaron con más pena que gloria por este quinto partido.
Se repite la historia
Fue el quinto encuentro de la serie casi un calco del cuarto, pero con final feliz para los locales. Como en el anterior partido disputado en el Staples Center, los Lakers completaron un extraordinario primer cuarto (39-22) en el que la defensa bostoniana hizo aguas por todas partes, permitiendo que los locales anotaran un 65,2% de sus tiros, incluídos 5 triples de 8 intentos. Pero a diferencia de lo que ocurriera el jueves, esta vez la exhibición no la lideró Odom, sino que la lideraron Bryant (15 puntos con 4 triples) y Gasol (9 tantos y 5 rebotes).
Sin embargo, como si se tratara de una burda copia del pasado, los Lakers se llegaron a poner en el segundo cuarto 19 puntos arriba (41-22 nada más iniciarse), pero con el transcurso de los minutos fueron cediendo en su empuje hasta ver cómo su rival les remontaba el partido hasta colocarse 57-58 cuando restaban 9:59 para acabar el tercer cuarto.
El responsable físico de tal remontada fue Paul Pierce, que a partir del segundo cuarto, en el que metió 16 puntos, se convirtió en la bestia negra de los californianos. Pierce hizo un partido memorable, pero en ocasiones no tuvo demasiado apoyo en el resto de sus compañeros. Terminó el encuentro con 38 puntos, 6 rebotes y 8 asistencias, lanzó 19 tiros libres y sólo se ausentó de la pista 2 segundos de los 48 minutos reglamentarios.
El brusco descenso de rendimiento de Bryant y Gasol en el segundo cuarto (no anotaron entre los 2 ni un solo punto) se compensó, aunque no fue suficiente, con el resurgir de Odom. Pero con el ‘Big Three’ reducido a un solo jugador los locales comenzaron a sufrir, coincidiendo nuevamente con la apuesta de Doc Rivers de jugar con cuatro jugadores bajitos y un solo hombre interior.
Fue así como los Celtics comenzaron a meter de nuevo el miedo en el cuerpo a la afición angelina. La entrada de las segundas unidades en nada benefició a los Lakers, que en realidad redujeron su rotación a 8 jugadores, ya que Ariza y Turiaf apenas jugaron y no aportaron nada y Mihm, que debutó en la serie, hizo 3 personales en 3 minutos.
El enfrentamiento entre los jugadores de banquillo sirvió para que los visitantes tomaran aire en el segundo cuarto y se acercaran a menos de 10 puntos, y ya con los titulares en cancha se completara un parcial de 0-15 que se rompió con una jugada del triángulo Bryant-Gasol-Odom que terminó con canasta del último. Ya jugaba entonces Rivers con 4 bajos: Cassell, Tony Allen, Pierce y Posey. Acompañados por Brown y sin Ray Allen y Garnett llegó la remontada. Y es que Garnett acusó los problemas de personales en los que le metió Pau Gasol.
El equipo de Phil Jackson viró en el segundo acto hacia su peor imagen. De meter 5 triples de 8 intentos en el primer cuarto pasó a meter 1 de 8 en el segundo, de perder sólo 1 balón pasó a extraviar 6... y Pierce se fue a los vestuarios con 21 puntos, 4 rebotes y 4 asistencias y la sensación de que era un jugador imparable.
Se llegó al descanso con 55-52 tras un triple anotado por Pierce a 5 segundos del final. Era una jugada que resumía a las mil maravillas el segundo cuarto (16-30 para los Celtics con 16 puntos de Pierce), como la jugada final del primer cuarto había representado fielmente el juego de los primeros 12 minutos, ya que consistió en una asistencia de Bryant para que Gasol anotara en el último segundo (39-16 con 24 puntos de Kobe y Pau).
Igualdad en el marcador
El tercer cuarto se inició con un cambio en los quintetos iniciales. Brown saltó a la cancha en lugar de Powe, que fue titular por la ausencia por lesión de Perkins, pero que tuvo una titularidad efímera, ya que apenas jugó. Fue en ese inicio cuando los Celtics –merced a un triple de Ray Allen y un tiro libre de Pierce- se pusieron por delante (57-58). Habían vuelto a remontar una diferencia increíble –19 puntos- y parecía que nada les podía parar.
Parecía mentira cómo Doc Rivers estaba sacando partido de una situación que a cualquier otro le hubiera parecido desesperada. Con Rondo con evidente malestar físico (jugó muy poco) surgieron a lo largo del partido Cassell y House como grandes valedores en el puesto de base; con Perkins fuera de juego por una lesión, los Celtics volvieron a demostrar el daño que hacen a los Lakers cuando juegan con sólo 1 hombre alto (Posey estuvo en cancha como falso 4 mucho tiempo y jugó 32 minutos); con Brown y Garnett apurados por las personales, el equipo aguantó... Esto es sacar jugo de donde aparentemente no lo hay.
Pero esta vez Jackson sí que adoptó medidas especiales, e incluso llegó a jugar bastantes minutos con dos bases en la pista, Fisher y Farmar, cuando su rival acudió al formato de 4+1 con Garnett como única referencia en la pintura.
En cuanto al partido en sí, los primeros minutos del tercer cuarto no aportaron gran cosa. Igualdad en el luminoso y el ‘Big Three’ de cada uno de los equipos apoderándose del partido. Y es que en los primeros 6 minutos del cuarto los tríos estelares de Lakers y Celtics anotaron 20 de los 22 puntos que subieron al marcador.
En este cuarto, Gasol mantuvo a los suyos en el luminoso al aportar 8 puntos y mantenerse firme, como todo el partido, en su labor defensiva ante Garnett.
Personales y pequeña escapada
A falta de 6:04 Bryant cometió su cuarta personal, pero Jackson le mantuvo en cancha. Una decisión valiente y arriesgada que el ‘Maestro Zen’ adoptó con su serena sabiduría, sin alterarse lo más mínimo.
Esos últimos minutos del tercer cuarto supusieron un auténtico colapso ofensivo de Boston, que vio cómo Garnett también se ponía con 4 faltas y Rivers también le mantenía en pista, aunque a Rivers la sangre fría con Garnett le duró menos que a Jackson con Bryant.
Ese momento de mejora defensiva de los angelinos y falta de ideas en ataque de los bostonianos se saldó con un parcial de 14-6 en los 6 minutos finales del cuarto, lo que dejó el marcador en un cómodo 79-70 que se cimentó unos minutos antes del final con 2 jugadas de 3 puntos consecutivas de Fisher –2+1- y Radmanovic –triple- que hicieron que los Lakers se fueran de 7 en el marcador.
Y así, con esa ventaja tranquilizadora empezó el último cuarto, que volvió a presentar a un equipo local lleno de luces y sombras, capaz de retratarse y después esconderse, émulo del archiconocido Dr Jekyll y Mr Hide. Y a unos Celtics plenos de seriedad y siempre amenazantes, un sólido conjunto lleno de profundidad.
Despegue, remontada y final agónico
El arranque del cuarto período resultó idílico para los californianos. La imagen de postal llegó cuando Luke Walton anotó su única canasta del encuentro para poner a los Lakers 14 puntos arriba (88-74). En la grada, la mirada risueña de un padre satisfecho, el gran Bill Walton. Todo parecía, por fin, encarrilado.
Pero está claro que a los aficionados de Los Angeles les está tocando sufrir, y de verdad. Cassell empezó a hacer mucho daño en ataque a Farmar, que hizo un buen partido ofensivamente hablando, Pierce siguió a lo suyo, anotando de forma implacable... Y así, paso a paso, aquí un triple de Posey, allá una canasta de House, acá otra de Garnett, los Celtics fabricaron un parcial inadmisible de 2-16 que llevó el empate al electrónico (90-90 a falta de 4:35). Y a todos los aficionados que llenaban el Staples Center se les heló la sangre.
Gasol, en un fenomenal uno contra uno ante Garnett, cortó la racha visitante, anotando una canasta psicológicamente muy importante. Hasta entonces, los Lakers habían vivido de milagro, demostrando que son un equipo, que son mucho más que Kobe Bryant y unos amigos. Cuando Gasol anotó esa canasta, una estadística tremenda salió a relucir: tras el primer cuarto Bryant había anotado 5 puntos y el resto del equpo 48. Los Lakers estaban ganando sin su estrella. O al menos aspiraban a la victoria.
En esos minutos finales, Jackson se mantuvo con Fisher y Farmar en la pista, sin contar, como es habitual, con Vujacic. Y Rivers no se movía un ápice de su formato: Cassell, Ray Allen, Pierce, Posey y Garnett, acumulando, por cierto, una dosis increíble de experiencia en la pista.
Tiros libres y más tiros libres
Los últimos 4 minutos fueron un rosario de tiros libres. De hecho, sólo se anotaron 2 canastas en juego, y las 2 fueron muy importantes, ya que la primera decidió medio partido a favor de los Lakers y la segunda complicó la vida a los locales de forma sorprendente.
Esa canasta decisiva la anotó Bryant a 37 segundos del final. Porque Kobe, obviamente, apareció al final del partido para demostrar su valía. El resultado era 97-95 y atacaban los Celtics para empatar. Las pulsaciones de todos estaban por las nubes, y entonces Bryant, a media pista, metió la mano por detrás a Pierce y le robó el balón, que cayó en manos de Odom. Éste dio un pase largo al propio Bryant que en un rápido contraataque se colgó de la canasta (99-95).
Fisher, que estuvo fenomenal al final del encuentro, y Bryant anotaron 2 tiros libres (fallaron otros 2) para tranquilizar al personal (101-95 a falta de 16 segundos). Pero entonces llegó House y encestó un triple desde la esquina y acto seguido los Lakers pudieron perder el balón al sacar de fondo. Una agónica jugada en la que Bryant acabó por los suelos y el balón llegó a trompicones de forma milagrosa a Fisher. Se trataba del último susto que los Lakers propinaban a su afición, preámbulo de la que, por fin, sería una gran alegría.
Los Angeles Lakers 103 Boston Celtics 98 (2-3) L.A. LAKERS: Fisher (15), Bryant (25), Radmanovic (7), Odom (20), Gasol (19) –cinco inicial-, Farmar (11), Vujacic (4), Walton (2), Mihm, Turiaf y Ariza. |
BOSTON:Rondo (3), Ray Allen (16), Pierce (38), Powe, Garnett (13) –cinco inicial-, Posey (3), Brown (4), Cassell (9), House (6) y T.Allen (6). |
Parciales: 39-22, 16-30, 24-18 y 24-28 |