Bryant tuvo que echarse el equipo a su espalda (36 puntos) en el primer triunfo de los Lakers ante los Celtics (87-81) en la series finales de la NBA (1-2 para Boston). Tuvo como brillante escudero al esloveno Vujacic, que anotó 20 puntos desde el banquillo y logró equilibrar un ataque al que Gasol y Odom apenas contribuyeron.
No fueron los únicos. Esta final entre Lakers y Celtics no abandona su gusto por los itinerarios extraños. Anoche, sin ir más lejos, en un partido malo, pero emocionante, los aficionados del Staples Center vieron cómo muchas de las teóricas estrellas de la final protagonizaban lamentables actuaciones ofensivas. Y si Odom y Gasol se llevaron la palma en los locales, en los visitantes la noche aciaga recayó en los dos valores más seguros del equipo: Kevin Garnett y Paul Pierce.
Estrellas estrelladas
No parece muy normal lo sucedido en este tercer encuentro de la serie. El español Pau Gasol no anotó su primera canasta en juego hasta el minuto 36 (a 53 segundos para la conclusión del tercer cuarto) y su compañero Lamar Odom no lo logró hasta el minuto 32. Entre ambos sumaron 13 puntos con una serie de 5 de 18 en el tiro.
Nefasto partido en ataque de Gasol, que terminó con 9 puntos y 12 rebotes, anotando 3 de sus 9 tiros de campo y 3 de sus 8 tiros libres, pero en su descargo hay que decir que, al menos, protagonizó una gran actuación defensiva secando a Garnett (que lleva 13 de 40 en los dos últimos partidos), y resucitó en la parte final del encuentro anotando dos canastas muy importantes y capturando en el último cuarto 6 rebotes.
Peor le fueron las cosas a Odom, que una vez más se pasó medio partido amenazado por las faltas personales. Jugó, por ese motivo, 28 minutos en los que produjo 4 puntos. Una ruina completa, más aún si se tiene en cuentra su discreta aportación defensiva en momentos importantes del encuentro. La serie de Odom está siendo más que ramplona.
No les fue mejor a Garnett y Pierce. Las dos estrellas de Boston estuvieron desconocidas. Garnett hizo 13 puntos, 12 rebotes y 5 asistencias. Así, a primera vista, parecen números más que dignos. Pero es que encestó 6 canastas de 21 intentos.
Mientras, Pierce no fue ni la sombra de la figura que encandiló en el Garden. Se fue del partido con 6 puntos tras una serie penosa de 2 de 14 intentos. Es decir, entre Garnett y Pierce encestaron 8 de 35. Un horror.
Menos mal que en cada uno de los dos equipos sobrevivió de forma brillante uno de los componentes de cada ‘Big Three’. Bryant en los locales y Allen en los visitantes.
Un mal partido
Ha empezado esta crónica por los fiascos del encuentro porque el partido en sí fue un notable fiasco, sólo salvado por la emoción en el marcador y lo mucho que se jugaban los Lakers.
El encuentro careció de ritmo, apenas tuvo jugadas vibrantes y, en más de una fase, resultó pobre y aburrido. Sin embargo, con ese ritmo trabado y que apenas transmitía a la grada y en un duelo marcado por las defensas y un marcador realmente bajo, los Lakers supieron imponerse a pesar de no hacer un buen partido, si bien es verdad que los Celtics pueden sacar como lectura positiva que llegaron con opciones hasta el final rindiendo a un muy bajo nivel.
Ese bajo nivel se trasladó incluso a los tiros libres, faceta en la que ambos equipos estuvieron muy mal. Los Lakers anotaron 21 de 34 con paupérrimos porcentajes de jugadores como Bryant y Gasol y los Celtics 15 de 22. Un 61,8 y un 68,2%, porcentajes impropios para dos equipos considerados ganadores.
Por otra parte, fue un encuentro en el que volvió a quedar patente que quien no llora no mama. Y es que tras las airadas protestas de Phil Jackson por el arbitraje más que casero del segundo partido disputado en el Garden, anoche, en el tercero, el criterio arbitral fue, en menor medida, también casero. Ésta es una circunstancia que se viene repitiendo en los playoffs de este año. Parece haber dos varas de medir según un equipo juegue en casa o fuera. De hecho, los Lakers pasaron de lanzar 10 tiros libres el domingo a intentar 34 anoche.
Bryant, Vujacic y Allen
Pero en el partido también hubo luces. La luminaria ofensiva, la que más se aprecia a primera vista y más agradecen los aficionados, corrió a cargo de Bryant y Vujacic por parte local y Allen en el bando visitante.
Bryant volvió a demostrar las razones que le han convertido en el rey de las pistas. Anotó 36 puntos con buenos porcentajes de tiro y colaboró en los tableros con 7 rebotes. Su modo de gestionar el final del partido fue ejemplar, a diferencia de otras veces. Es cierto que en los 45 minutos que estuvo en cancha sólo repartió 1 asistencia, pero éste es un dato que no se le puede echar en cara, ya que demuestra, más bien, lo negro que lo tuvo que ver en ataque cuando miró a su alrededor y se cercioró de la nefasta noche que tenían en ataque sus dos grandes lugartenientes, Gasol y Odom.
Fue ejemplar su modo de gestionar el final del encuentro porque en los últimos 4 minutos del partido delegó la responsabilidad en sus compañeros, un gesto que sirvió para que levantaran la cabeza y demostrasen su valía jugadores como Vujacic, Fisher o Gasol. Pero llegado el momento Kobe reapareció para sentenciar el choque. Lo hizo con las dos canastas que cerraron el partido, la última, a 38 segundos del final, tras firmar un uno contra uno espeluznante ante Ray Allen, al que dejó colgado del techo del pabellón con un fantástico amago.
Junto a él anduvo todo el partido Sasha Vujacic, ‘The Machine’. La máquina eslovena anotó 20 puntos en 28 minutos sin que le temblara el pulso en momentos de alto voltaje. A su mejoría en el aspecto defensivo, Vujacic añadió anoche su verdadera cualidad como jugador, su fantástica capacidad como anotador desde la media y la larga distancia. Estuvo sembrado (7 de 10 en el tiro de campo con 3 de 5 en triples) y dio un paso adelante como sexto hombre del equipo, un paso que ya ha venido perfilando a lo largo de una gran temporada. Fue la suya una gran aportación teniendo en cuenta la larga nómina de jugadores desaparecidos en ataque: Gasol, Odom, Fisher, Radmanovic, Walton, Turiaf.
Menos desaparecido que todos ellos estuvo el otro hispano de los Lakers, Trevor Ariza, que anotó 4 puntos en los 9 minutos que estuvo en la pista, demostrando que puede empezar a aportar más a su conjunto según vaya adquiriendo una mayor confianza.
Mientras, Ray Allen puso los puntos en Boston, 25 para ser concretos. Lo hizo con una fantástica efectividad en el tiro, que incluyó 5 triples de 7 intentos. Una efectividad que hay que sumar a su innegable elegancia en el juego.
No fue casualidad que los 3 mejores jugadores del partido fueran hombres de perímetro. Y es que anoche ambos equipos volvieron a estar brillantes en el tiro exterior, especialmente en el triple (6 de 14 los Lakers y 8 de 18 los Celtics, que tiraron mucho mejor de 3 que de 2).
Otros jugadores destacados
En la faceta defensiva destacaron otros jugadores. Citado ya el gran papel de Gasol ante Garnett, hay que destacar el partidazo que hizo Perkins sobre el español. El joven pívot de los Celtics resolvió de forma espectacular en defensa el uno contra uno ante Gasol, que se llegó a desesperar por momentos.
Además de Perkins, los Celtics también vieron con buenos ojos las aportaciones desde el banquillo de Posey y House. Éste último tuvo que tomar una responsabilidad que, en principio, no debería de haberle correspondido. Rajon Rondo, uno de los héroes del segundo partido, se torció el tobillo izquierdo nada más reanudarse el partido tras el descanso. Se pasó muchos minutos en el banquillo por ese problema, y aunque volvió a saltar a la pista ya no pudo ser el mismo, por lo que tuvo que volver a sentarse. Ante los problemas físicos que también arrastra Cassell -anoche jugó muy pocos minutos- la dirección del juego recayó en House, que hizo un papel más que digno en los 20 minutos que tuvo que permanecer en la cancha.
Una situación muy comprometida
El equipo de los Lakers y su afición, que abarrotaba las gradas del Staples Center, vivieron momentos muy peliagudos en este tercer encuentro.
Lo peor llegó en el tercer cuarto, cuando un parcial de 17-25 llevó a los Celtics a comenzar el último período arriba en el marcador (60-62) con la amenaza añadida de que los visitantes se podían permitir ciertas especulaciones que en ningún caso se podían permitir los locales. Y es que una derrota de los Lakers hubiera colocado un 3-0 en su contra en la final, una desventaja que ningún equipo en la historia de la NBA ha conseguido remontar.
Para llegar a esa situación tuvo que darse en el tercer cuarto un momento de zozobra de los angelinos más que preocupante. Los Celtics se pusieron 50-54 en el marcador a algo menos de 5 minutos para la conclusión del tercer tiempo tras un fantástico triple de Allen que cerraba un parcial de 3-15 favorable a los de Doc Rivers. Lo hicieron sin Rondo en la pista, con Pierce y Garnett instalados en una total inoperancia ofensiva y con Perkins cargado de personales pero sin que su entrenador le relevara de su tarea defensiva ante Gasol, circunstancias todas éstas que hicieron aún más preocupante la situación para los Lakers.
El último cuarto comenzó con un triple de Vujacic al que respondió con otro de manera inmediata Allen. Un inicio arrebatador que creó falsas expectativas, ya que el luminoso siguió moviéndose en el cuarto acto a regañadientes.
El juego se desenvolvía en tonos discretos, y la igualdad marcaba el curso de los minutos. Hasta que llegó Bryant y lideró un parcial de 7-0 que llevó a los Lakers a ponerse 5 arriba. El partido derivó hacia el correcalles, pero un oportuno tiempo muerto de Rivers a 4:25 del final aplacó los ánimos.
A pesar de ello, en los últimos 4 minutos se dibujaron ataques en algunos casos frenéticos, aunque no con el desorden que empezaba a apoderarse del choque cuando Rivers pidió el mencionado tiempo muerto.
Esos últimos minutos sirvieron para constatar el poderío mental que impulsa a los angelinos cuando juegan como locales. Un triple de Vujacic a 1:53 del final abrió nuevamente una pequeña brecha de 5 puntos que 2 tiros libres de Fisher agrandaron a 7. Luego vino Kobe Bryant y sentenció el encuentro.
Todo ello apoyado en una notable defensa de los Lakers durante todo el partido, que se incrementó en el último cuarto y que dejó a su rival por debajo del 35% de acierto en el tiro en los 48 minutos de juego.
Con esta victoria el conjunto de California lleva un balance de 9-0 en su casa en partidos de playoff. Los de Phil Jackson han encadenado entre el final de la temporada regular y la post-temporada 15 victorias seguidas en el Staples Center, donde no pierden desde el 28 de marzo. Por eso, no es de extrañar la gran confianza que tienen en ganar a Boston los 3 partidos consecutivos que tienen en Los Angeles. Aunque como sigan jugando así esa cadena de victorias se antoja más que difícil.
Los Angeles Lakers 87 Boston Celtics 81 (1-2) L.A. LAKERS: Fisher (6), Bryant (36), Radmanovic (3), Odom (4), Gasol (9) –cinco inicial-, Vujacic (20), Farmar (5), Turiaf, Walton y Ariza (4). |
BOSTON: Rondo (8), Allen (25), Pierce (6), Garnett (13), Perkins (8) –cinco inicial-, Posey (9), House (6), Brown (3), Cassell (2) y Powe (1). |
Parciales: 20-20, 23-17, 17-25 y 27-19 |