JORNADA NBA / Playoffs 2008 - Semifinales Este

Una canasta de Prince da la victoria en Orlando a unos Pistons que no pudieron contar con Billups

Hamilton, con 32 puntos, lidera la ofensiva de Detroit, que se adelanta 3-1

Los de Michigan logran el primer triunfo foráneo tras 13 partidos de semifinales

hispanosnba.com |

Los Pistons de Detroit han dado un golpe de efecto, todo apunta que definitivo, a su eliminatoria contra Orlando Magic. El equipo de Flip Saunders venció en el Amway Arena (89-90) y se adelanta en la serie por 3-1, por lo que podría certificar su clasificación para la Final de la Conferencia Este el próximo martes en su propia cancha, el Palace of Auburn Hills.

Detroit abre así la veda. Y es que la suya fue la primera victoria a domicilio en todas las series de semifinales de este año, en el que se habían disputado 12 partidos con 12 triunfos locales. Y lo hizo sin su hombre más importante: el base Chauncey Billups, que se lesionó en el tercer partido.

Sin Billups -auténtico alma, corazón y cerebro de este equipo- la situación de los Pistons se presagiaba, como mínimo, complicada, ya que si de algo carece el conjunto de Flip Saunders es de un segundo base de confianza que pueda suplir la baja del organizador nacido en Denver.

Pero lejos de retraerse, el conjunto de Michigan se expandió. ¡Y de qué manera!. En esa expansión colectiva aparecieron dos hombres fundamentales: Richard Hamilton y Tayshaun Prince.

El primero de ellos hizo un auténtico partidazo, asumió en carne propia la responsabilidad de tirar del equipo (lanzó 24 veces a canasta) y firmó con total naturalidad 32 puntos que llevaron a Detroit a ser competitivo hasta los últimos segundos.

El segundo remató la faena. Lo hizo con una fantástica canasta lograda a 8,9 segundos del final. Terminó con 17 puntos y su importancia fue tal que permaneció en cancha 46 minutos.

Dos jugadas decisivas

En un partido tan igualado como el disputado anoche en el Palace of Auburn Hills los detalles cobran una inusual importancia y los segundos finales dictan la victoria o la derrota.

En ese escenario final, tan dado a los nervios y a las pifias, Prince escaló un peldaño y pasó de príncipe a rey.

La tensión en el último cuarto quedó patente en la doble técnica con la que se sancionó a Dwight Howard, que fue completamente anulado por los Pistons, y Antonio McDyess, que volvió a la titularidad para firmar un gran encuentro. La cosa no estaba para bromas.

Con esa carga extra de adrenalina se entró en el último minuto. El marcador era el reflejo perfecto de esa extrema igualdad (88-88).

Nelson anotó un tiro libre para fallar otro y dejar el luminoso en 89-88 para los locales, y los visitantes atacaron para ponerse por delante, pero Wallace erró su tiro a 25 segundos del final. Entonces emergió un decisivo McDyess para atrapar un rebote ofensivo vital y dar otra oportunidad a los suyos, que no la desaprovecharon. Prince tomó una valiente decisión personal. Y le salió bien.

El defensor de Prince, Hedo Turkoglu, quedó enganchado en el bloqueo de Wallace y el alero de Detroit penetró botando hasta el centro de la zona desde donde lanzó un maravilloso gancho de izquierda que entró limpio. Fue un canto a la estética y al espíritu más práctico.

Con 89-90, los locales dispusieron de un último ataque. Turkoglu penetró a canasta bajo la cercana defensa de Prince, que le siguió con solvencia. Y cuando el turco se disponía a hacer una bandeja, la defensa de los Pistons se cerró con una perfecta coordinación hasta situar a 3 jugadores en torno al tirador. Turkoglu lanzó una bandeja imposible a 1 segundo del final que ni siquiera tocó aro.

Así se resolvió un partido que deja a los Pistons a un pasito de proclamarse finalista en el Este y que condena a Orlando a una casi segura eliminación.

Otro momento decisivo

El partido, en el que no jugaron ni el puertorriqueño Carlos Arroyo ni el argentino Walter Herrmann, vivió, de todos modos, otro momento decisivo, que mostró la tremenda fortaleza mental de Detroit.

Discurría el tercer cuarto cuando los locales se pusieron 15 puntos arriba (63-48 a 9:11 del final del cuarto). Se había llegado a dicha situación tras acumular Orlando un parcial entre el final del segundo cuarto y el principio del tercero de 17-6 en casi 5 minutos. El momento era más que delicado: 15 puntos abajo y sin Billups al mando.

Entonces apareció lo que ha hecho grandes a estos Pistons. Su reacción fue inmediata, y de un plumazo endosaron a su rival un parcial de 0-15 que llevó el empate al electrónico (63-63). En 6 minutos y 15 segundos los Magic no anotaron ni un solo punto. La defensa visitante alcanzó cotas altísimas. Y el desacierto en el tiro local también. Orlando falló sus 8 tiros de campo en esos 6 minutos, incluidos 3 triples, erró los 2 tiros libres de los que dispuso y perdió 2 balones. Una auténtica hecatombre. Mientras, los Pistons emergían desde su filosofía grupal, ya que en los 15 puntos anotados participaron los 5 jugadores que estaban en la pista: el repescado Lindsey Hunter, Stuckey, Hamilton, McDyess y Wallace.

Un triple, poco después, de Hunter adelantaba a los visitantes (65-66). Cabe destacar la labor del base suplente de los Pistons, hasta ayer inactivo, y que apareció en escena a raíz de la lesión de Billups.

Junto al gran partido de Hamilton y Prince, hay que resaltar el gran papel de los dos jugadores interiores titulares de Detroit. Wallace finalizó con 16 puntos y 8 rebotes y McDyess sumó 8 puntos y 14 rebotes. Ambos resultaron decisivos en la gran defensa planteada por Saunders contra Howard, que acabó con 8 puntos, 12 rebotes y 3 de 12 en el tiro de campo. La defensa de los Pistons cerró perfectamente las líneas de pase al juego interior, y una vez estrangulada la ofensiva de Howard, los locales quedaron huérfanos.

Turkoglu fue el mejor jugador local con 20 puntos. Él fue quien se jugó la última posesión. Lástima para él y su equipo que la misma no llegara a buen puerto. Lo malo para Orlando es que tuvieran que ser Nelson (15 puntos y 6 asistencias) y Evans (15 tantos) los que secundaran a Turkoglu, dado el mal día que tuvieron sus dos mejores jugadores, en teoría: Howard y Lewis, que hizo 15 puntos, pero que estuvo timorato en ataque después de haber firmado en el partido anterior una grandísima actuación.

Otra historia tras el descanso

El acertado control de juego -perdieron 9 balones- y la enorme defensa interior sobre Howard resultaron claves en el triunfo visitante. Si bien la obligación de cerrar las líneas de pase hacia la zona simplificó el trabajo de perímetro de los Magic, que aprovecharon la ocasión para tirar con comodidad de 3 hasta convertir 10 triples de 18 intentos.

Pero lo verdaderamente importante fue el cambio que experimentó el juego de Detroit tras el descanso. Hasta ese momento la defensa de los de Saunders había sido bastante deficiente (55-44 al descanso), pero tras la reanudación del partido la cosa cambió. El ataque de Detroit fue un calco de los dos primeros cuartos, pero la defensa no (34-46 en la segunda parte). Ese cambio de coordenadas tras el descanso dio el triunfo a los Pistons y, muy probablemente, les otorgó esta serie ante la mirada atenta desde la grada del gran Tiger Woods.

Orlando Magic 89 Detroit Pistons 90 (1-3)
ORLANDO: Nelson (15), Evans (15), Turkoglu (20), Lewis (15), Howard (8) -cinco inicial- Bogans (6), Dooling (6) y Gortat (4).
DETROIT: Stuckey (6), Hamilton (32), Prince (17), McDyess (8), Wallace (16) -cinco inicial- Hunter (8), Maxiell, Hayes (3) y Dixon.
Parciales: 27-21, 28-23, 15-26 y 19-20.