Denver dio anoche un paso decisivo a la hora de lograr su acceso a los playoffs por el título. Lo hizo al ganar a Houston Rockets por 111 a 94 en un partido en el que Iverson volvió a reivindicar su estatus de gran estrella de la liga.
Tras vivir tres semanas inmersos en un estrés arrebatador, tal y como reconoció su entrenador tras el partido, los Nuggets empiezan a ver claro su futuro. Sólo les queda un partido de temporada regular y si lo ganan estarán clasificados, ya que superarán a su gran rival, los Warriors. Ese último encuentro parece más que asequible, pero no han de confiarse. Y es que el equipo de George Karl recibirá el miércoles en su cancha, el Pepsi Center, a Memphis Grizzlies.
El mexicano Eduardo Nájera volvió a estar entre los 8 jugadores que defienden la camiseta de Denver durante 20 o más minutos por partido. Anoche saltó a la cancha durante 24 en los que hizo 3 puntos, 6 rebotes y 2 tapones y en los que su labor defensiva caló más hondo al contar con el apoyo de todo el equipo que, ante Houston, defendió mucho mejor de lo que es habitual. Mientras, Scola estuvo discreto en ataque, pero completó un buen partido en la pintura al capturar 13 rebotes.
En otros partidos de la noche, Orlando ganó en Chicago con gran comodidad (84-104) en un encuentro en el que el jugador más sobresaliente de los Bulls fue el argentino Andrés Nocioni, que se fue hasta los 22 puntos en 28 minutos. Arroyo también fue de la partida. Lo fue durante 22 minutos en los que tuvo tiempo de sobra para producir 6 puntos y 2 asistencias.
El que nuevamente no pudo participar en el juego fue el base de Dallas José Juan Barea, que está en la lista de inactivos de su equipo. Los Mavs perdieron contra pronóstico en Seattle ante los Sonics en un partido más que emotivo, ya que podría haber sido el último encuentro que la franquicia disputa en dicha ciudad tras 41 años de relación inquebrantable.
Denver 111 Houston 94
Contra todo pronóstico, Denver acudió, en el momento de la verdad de la temporada, a su defensa, un arma que había permanecido descargada durante toda la campaña. Pero no por ello los Nuggets renunciaron a su estilo, ya que ganaron a los Rockets a partir de su velocísimo contraataque. Con velocidad fue cómo los de George Karl rompieron la defensa de Houston y, de paso, construyeron un partido sin apenas juego estático. Y Houston sin un orden preciso, sin un marco constante de cinco contra cinco se vio perdido y terminó cediendo, especialmente a partir del segundo cuarto.
El dato más sobrecogedor de la noche esconde de un modo inequívoco el hecho de que el estilo de Denver se impuso al estilo de Houston. Los locales anotaron ¡43 puntos al contraataque por 2 de su rival!. Y jugando con la quinta velocidad puesta los Rockets no estuvieron a la altura de los Nuggets.
Esa velocidad se unió a la buena defensa colectiva de Denver, que dejó a su rival en un paupérrimo 34,8% en el tiro. Una agresividad defensiva que se tradujo, por ejemplo, en los nada más y nada menos que 13 tapones que le colocaron los Nuggets a los Rockets, que sobrevivieron sin caer en la debacle total gracias a su ahínco en el rebote, una persistencia que les llevó a quedarse con 17 rechaces en el tablero del equipo rival.
Al descanso se llegó con 61-44 para los de Colorado tras anotar éstos 37 puntos en el segundo período. A partir de ese sobreesfuerzo inicial todo lo demás resultó mucho más sencillo para unos Nuggets que sabían que el de anoche era el partido clave para su clasificación, a no ser que fracasen estrepitosamente el próximo miércoles ante Memphis.
Dos nombres propios destacaron anoche en el universo Nuggets: Allen Iverson y J.R.Smith. El primero firmó números de auténtica estrella, lo que es. Acabó con 33 puntos, 7 rebotes, 7 asistencias y 4 robos y anotando 13 de sus 20 tiros dinámicos. El segundo volvió a ejercer de microondas desde el banquillo y se reivindicó, una vez más, como uno de los mejores sextos hombres de la competición. El joven Smith se ha amoldado con sabiduría a un papel de suplente estelar al abrigo de ese pequeño grupo de excelsos jugadores que podrían ser titulares indiscutibles, pero que tienen encomendado salir desde el banquillo para dinamitar los partidos, un selecto grupo cuya cabeza visible encarna como nadie el argentino Manu Ginobili. Anoche, J.R se fue hasta los 23 puntos en 25 minutos con 5 triples de 8 intentos. Fue la decimotercera vez que en esta temporada anota 20 o más puntos partiendo desde el banquillo.
Junto a Iverson y Smith resurgió la figura de Camby como hombre interior imprescindible (14 rebotes y 7 tapones) y la regularidad de Kleiza como otro jugador del selecto grupo de Ginobili y Smith, aunque menos explosivo. El lituano es otro suplente de lujo y ante Houston acabó con 18 puntos en 25 minutos, dejando como octavo hombre a un gran jugador de equipo como es el mexicano Nájera. El de Chihuahua aportó 3 puntos, 6 rebotes y 2 tapones en 24 minutos y con él en la cancha su equipo logró en el marcador un +17.
Todas estas contribuciones mitigaron el efecto negativo provocado por el mal partido de Carmelo Anthony, que se quedó en 11 puntos con 3 canastas de 14 lanzamientos y que sólo jugó 25 minutos acosado por los problemas de personales.
Mientras, en Houston los números hablaron por sí solos. Ya fue todo un síntoma que el máximo encestador del conjunto texano fuera Luther Head (19 tantos) y que Novak hiciera 15 desde el banco mientras McGrady se tenía que contentar con 16 tras rubricar una malísima serie en el tiro (5 de 18). Mejor estuvo el argentino Scola, que aunque no anduvo fino en el ataque sí ayudó en los tableros (7 puntos, 13 rebotes y 3 asistencias en 30 minutos).
La derrota no ha de suponer reproche alguno al equipo de Adelman, un equipo que ha tenido que salvar una extensa variedad de escollos en la presente temporada y que ha salido indemne de todos ellos. A la baja intermitente de McGrady se sumó la grave lesión del chino Yao Ming, que dejó al equipo al borde de la quiebra, pero lejos de quebrarse la plantilla se fortaleció. Y a ese cúmulo de lesiones se suman la de Bobby Jackson y una que resulta casi inimaginable, la del indestructible Battier. El alero llevaba jugados 221 partidos consecutivos, pero a él también le ha pasado factura el tremendo esfuerzo adicional que ha tenido que hacer la plantilla tras la baja de Ming y anoche se perdió su segundo encuentro seguido por un problema en el pie izquierdo.
Chicago 84 Orlando 104
Se desató Nocioni, pero de poco sirvió. El argentino culminó una gran actuación en el United Center. Ante su afición, el alero de los Bulls se prodigó en ataque con 22 puntos en 28 minutos. Anotó 4 triples de 6 intentos y atrapó 5 rebotes, siendo, sin duda, el mejor de su equipo. Lo que no es mucho, ya que el conjutno de Jim Boyle volvió a desplegar todo su catálogo de bisutería barata a pesar de contar en su plantilla con varias joyas de muchos quilates.
Orlando, que logró anoche su victoria número 50, mandó siempre en el marcador a pesar de que su inicio discontinuo pudo poner en algún momento en duda su superioridad. Y es que el equipo dirigido por Van Gundy logró 36 puntos en el primer cuarto y 17 en el segundo, una montaña rusa a la que no se abonaron los Bulls, que firmaron dos cuartos simétricos (24 y 24). De ese modo se llegó al intermedio con un apretado 48-53 que hacía presagiar un encuentro igualado.
Pero no fue así. En el tercer cuarto los visitantes se despegaron de forma discreta y en el cuarto humillaron al rival, que sólo anotó 10 puntos.
Llueve sobre mojado. La más baja anotación en un cuarto de los Bulls esta temporada es ésa, 10 puntos. En dos ocasiones los de Illinois han jugado a tan bajo nivel y la dos veces contra Orlando. La anterior ocasión en la que Chicago no había pasado de la decena de puntos en un cuarto fue en enero cuando los Magic le endosaron en un tercer cuarto un apabullante 32-10.
Es evidente que con ese ritmo final de anotación nadie puede aspirar a ganar un partido. Como nadie puede esperar un milagro si en el momento clave de un encuentro encesta 5 canastas de 19 intentos.
Orlando contó, como de costumbre, con la buena labor de su trío estelar: Turkoglu (24 puntos, 8 asistencias y 3 robos), Howard (19 puntos con números extraños, ya que sólo atrapó 5 rebotes pero anotó 13 de 17 en tiros libres) y Lewis (18). El puertorriqueño Arroyo jugó 22 minutos en los que aportó 6 puntos y 2 asistencias.
Mientras, en los locales cabe destacar al ya mencionado Nocioni y a Deng, que hizo 19 puntos. Poco más. Además de ellos sólo Noah y Duhon alcanzaron los 10 tantos. En el lado negativo la desangelada actuación de los hombres exteriores más importantes de los Bulls. Hinrich, Hughes y Gordon representaron lo peor del equipo. No sólo no anotaron, es que ni siquiera lo intentaron (entre los tres lanzaron 15 tiros a canasta). De hecho, Gordon, con 3 puntos, terminó con su anotación más baja de toda la temporada.
La quincuagésima victoria de Orlando pone al equipo en un nivel que no alcanzaba desde hace más de 10 años. La última vez que la franquicia de los Magic logró 50 triunfos fue en la temporada 95-96 con Shaquille O'Neal en el equipo. Existe un paralelismo evidente entre aquella plantilla y ésta. Ambas están construidas en torno a un pívot dominador. Ahora es el tiempo de Dwight Howard.
Seattle 99 Dallas 95
El de anoche pudo ser el último partido que los Supersonics juegan en Seattle, la ciudad a la que la franquicia lleva unida durante 41 años. De ser así, los Sonics se hubieran despedido de la ciudad del 'grunge', al menos, con una victoria. En los próximos días se sabrá, si no hay cambios de última hora, si los Sonics se van definitivamente de Seattle para recalar en Oklahoma City. Ése parece ser el deseo, hoy por hoy, de su propietario, Clay Bennet. Por de pronto, los más de 16.000 espectadores que se dieron cita anoche en el Key Arena gritaron con una sola voz: "¡Salvad nuestros Sonics!".
Por lo que respecta al partido en sí, éste constituyó una sorpresa, por cuanto no entraba en los planes que un equipo tan frágil como Seattle pudiera derrotar a un conjunto tan sólido, al menos en teoría, como los Mavericks.
Los dos jugadores más destacables a lo largo del partido en las filas locales fueron el base Watson (21 puntos, 8 rebotes y 10 asistencias) y el pívot Collison (18 puntos y 11 rebotes), pero el hombre decisivo no fue otro que el jovencito que está llamado a ser el Novato del Año, Kevin Durant.
Durant anotó 19 puntos con una pobre serie de 7 de 18, pero cuando llegó el momento de la verdad dio un paso adelante y certificó que cada vez anda más resuelto cuando se trata de decidir finales apretados. Suyas fueron las dos canastas que dieron la victoria a su equipo, logradas a 41 y 14 segundos del final. Un final en el que Dallas volvió a sacar a pasear su inconsistencia en ese tipo de epílogos apretados, extendiendo las dudas sobre su comportamiento en las jugadas decisivas en las que hasta la fecha sólo aparece como caballo ganador Nowitzki.
Ante los Sonics esa supuesta flaqueza de los Mavs cobró una forma muy real, que llegó incluso a ser cruel. Dallas dominaba a su rival por 89-95 a 3:14 del final y en esos 194 segundos fue incapaz de fabricar un solo punto. Recibió un parcial de 10-0 y se despidió del partido.
Ambos conjuntos desplegaron un juego muy controlado en el que cada posesión se cuidó como un tesoro (6 pérdidas cometieron los locales por 8 los visitantes), pero Dallas permitió con excesiva facilidad que Seattle engarzara contraataques que terminaron en canasta fáciles. Ese pésimo balance defensivo fue una gran ayuda para los del estado de Washington, ya que anoche la escuadra de P.J.Carlesimo estuvo especialmente negada en el tiro exterior, siendo sus jugadores incapaces de anotar un solo triple en 48 minutos.
Dallas se refugió, por el contrario, en su juego exterior, al que fio su destino. De hecho, los de Avery Johnson sufrieron nuevamente su falta de poder ofensivo en la pintura, lo que unido a la ausencia de penetraciones, les llevó a tener que apostar por los tiros lejanos en perjuicio, lógicamente, de la efectividad.
Nowitzki fue el mejor de los de Cuban con 32 puntos y 9 rebotes, sólo secundado por Terry con 25 tantos.