Las verdaderas torres gemelas son gemelas de verdad y se apellidan López, miden 2,13 de altura y juegan en la universidad californiana de Stanford, donde han desempeñado un importante papel en el equipo en el que en la presente temporada han jugado como sophomores (jugadores de segundo año) alcanzando las semifinales regionales.
Su capacidad física y su amor por el deporte están inscritos en sus genes. Y es que de casta le viene al galgo: su padre, Heriberto López, fue un jugador de béisbol cubano de poderoso físico (2,01 de estatura) y su madre, Deborah Ledford, fue una nadadora norteamericana de indudable capacidad atlética (1,80 de altura) que llegó a ganar una medalla de plata en los Juegos Universitarios. Buena muestra de que esta familia no podría vivir en un piso de 30 metros cuadrados la da el que sus otros tres hermanos superan también los dos metros.
'The Lopez Twins', tal y como se les conoce en el baloncesto universitario, son dos auténticas gotas de agua que se pueden distinguir con cierta facilidad gracias al gusto de Brook por el pelo extremadamente corto y de Robin por dejarse crecer el cabello tipo Varejao, eso sí, sin llegar a los extremos del pivot brasileño.
Pero lejos de todas esas similitudes, los López representan dos escenografías muy distintas en la cancha, donde desarrollan virtudes dispares y podríamos decir que hasta complementarias. Una de esas diferencias es el gusto de Brook por dejarse caer en ocasiones hacia posiciones de perímetro frente a la alergia que esas posiciones generan en su hermano Robin, que es un pivot plenamente interior, algo que tal vez se empezó a gestar desde el mismo nacimiento de las criaturas, ya que Brook salió al exterior un minuto antes que Robin.
Brook López juega de ala-pívot y, aunque necesita pulir un poco su juego ofensivo, se intuye en él un futuro gran anotador, de esos que toman el mando de los partidos. Es esa capacidad anotadora, unida a su poderosa constitución y su capacidad para rebotear y taponar la que le hizo la temporada pasada colarse en el equipo all-freshman de la Pacific-10, que es el área de acción de Stanford, y son esas mismas virtudes las que hacen augurar a gran parte de los técnicos su elección como Top-Ten en el draft de la NBA, si bien todo apunta a que finalmente se va a situar, incluso, entre los cinco primeros.
En su primer año como freshman jugó 26 partidos anotando 12,5 puntos por encuentro, cogiendo 6 rebotes y colocando 1,7 tapones con un 49,6% en el tiro de campo. Su gran momento de la temporada llegó cuando la estrella de Stanford, Anthony Goods, sufrió un esguince de tobillo y se tuvo que perder varios partidos. En ese momento, Brook López encadenó cuatro encuentros en los que hizo 20 o más puntos. Aunque su actuación estelar llegaría en su enfrentamiento con la USC en el que logró un histórico triple-doble al hacer 18 puntos, 11 rebotes y ¡12 tapones!.
La laguna de Brook
Sin embargo, el mejor de los López presenta una laguna importante: sus estudios. Esa laguna fue la causante de que permaneciera inédito en los primeros 9 partidos de la campaña 2007-2008 porque no había alcanzado las exigencias académicas de Stanford. Si creía Brook que Stanford era una universidad en la que se podía cruzar de brazos estaba muy equivocado, debío pensar más de uno de sus preparadores.
A principios de octubre, su entrenador, Trent Johnson, anunció su suspensión indefinida, que se extendió desde el inicio de la temporada (9 de noviembre) hasta el décimo partido (19 de diciembre), que enfrentó a su universidad contra Santa Clara.
El jugador ya había pedido disculpas y había anunciado su propósito de enmienda dos meses antes. Lo hizo el 5 de octubre en el diario universitario "The Stanford Daily": "Prometo trabajar duro para conseguir los requisitos académicos para poder volver a la pista a ayudar a mi equipo", dijo entonces.
Frente a la laguna formativa de Brook, Robin ha presentado siempre una marcha inmaculada en sus clases, lo que le ha permitido no perderse ni un solo encuentro de la presente temporada. Ha sido el cinco del equipo, la referencia en la pintura.
Robin jugó 31 partidos en los que promedió 7,5 puntos, 5,5 rebotes y 2,4 tapones con un 48 por ciento de tiro de campo en su primer año universitario, números que ha superado en la presente campaña. Se trata de un jugador con una tremenda capacidad defensiva, muy intimidador, con un buen instinto en la pintura, pero que precisa de una mayor audacia en ataque, donde tiene un gran margen de mejora.
Los que siguen el deporte universitario norteamericano aseguran que los gemelos López son mucho mejores que los Collins (que llevan años jugando en la NBA), lo que, para los amantes del baloncesto profesional, no es decir gran cosa, dado el nivel de los Collins, que deambulan por el profesionalismo sin pena ni gloria.
Lo cierto es que las miras de estos dos hermanos están por encima de las de los Collins. En su segundo año ambos jugadores han mejorado su rendimiento. Brook ha terminado la campaña jugando 27 partidos en los que ha promediado 19,3 puntos, 8,2 rebotes, 2,1 tapones y 1,4 asistencias. Sus destacadas actuaciones en el Torneo de la NCAA tanto en la segunda ronda como en las semifinales regionales le han hecho subir bastante en el escalafón del draft.
En esa segunda ronda el ala-pívot de Stanford anotó 30 puntos ante Marquette y demostró que puede ser un jugador determinante, ya que logró a 1,3 segundos del final la canasta que dio la victoria a su equipo y que metió a la universidad californiana entre las 16 mejores del país. En ese partido, su hermano también reivindicó su derecho a optar a la NBA tras firmar una gran actuación con 18 puntos y 9 rebotes.
Luego, Stanford perdería ante Texas las semifinales regionales. En ese duelo Brook volvió a demostrar que está preparado para ser drafteado y acabó con 26 tantos.
Directos a la NBA
La temporada ha servido para que tanto uno como otro hayan demostrado sus cualidades. De hecho, Robin, que siempre ha ido un paso por detrás de su hermano, se ha soltado un poco más en ataque, ha tirado mejor y ha avanzado notablemente en su punto más débil, el lanzamiento de tiros libres.
Ha sido una temporada muy positiva para los López y para Stanford, que ya no volverán a encontrarse. Ambos jugadores se han declarado elegibles para el draft de este año. El anuncio lo hizo su madre, la poderosa nadadora de Stanford de la que antes les hablamos, Deborah Ledford
Brook y Robin nacieron a la par, se criaron juntos, jugaron codo con codo en los mismos equipos al baloncesto, compartieron universidad y fueron parte fundamental de su conjunto de baloncesto. Ahora les toca separarse. Porque sus destinos ya no podrán caminar juntos en la NBA.