Noche de reapariciones en la NBA. En una misma jornada regresaron a las canchas tres grandes jugadores que estaban lesionados: Gasol, Nowitzki y Arenas, éste último tras una larga convalecencia.
El regreso de Gasol y Nowitzki resultó muy influyente en el juego de sus equipos. Los Lakers ganaron a Portland y ocupan la tercera plaza del Oeste, mientras que los Mavericks ganaron a un rival directo, Golden State Warriors. Lo hicieron por paliza. Se trata de la primera victoria de Dallas ante un equipo con un balance victorias-derrotas positivo desde que llegara a la franquicia Jason Kidd. El triunfo hace que Dallas permanezca en el séptimo puesto del Oeste y los Warriors se caigan de las posiciones de playoff al descender a la novena plaza.
L.A. Lakers 104 Portland 91
Duelo hispano en Portland que, sorprendentemente, se hizo realidad: Pau Gasol volvió a jugar tras casi 3 semanas en el dique seco por una lesión y Sergio Rodríguez completó una buena actuación con los Blazers, jugando muchos más minutos de lo habitual.
Los dos grandes protagonistas de la noche fueron Kobe Bryant y Pau Gasol, dos jugadores que se mostraron muy generosos en la cancha, donde abanderaron el juego colectivo, y que expresaron su felicidad fuera de la cancha a la conclusión del encuentro.
Gasol jugó de titular y lo hizo más de lo esperado. Se mantuvo en cancha 32 minutos en los que anotó 10 puntos, capturó 6 rebotes y repartió 7 asistencias. El juego de los Lakers, sin llegar al nivel que exhibiera hace un mes, mejoró notablemente tanto en ataque como en defensa. La presencia de Gasol le da una mayor frescura al triángulo ofensivo de Phil Jackson, la frescura que aporta tener en el poste a un hombre alto que sabe distribuir el juego.
Cuando acabó el partido, Bryant destacó el papel de Gasol, como lo hizo su entrenador, Phil Jackson, que se había fijado como objetivo que el español jugara en su reaparición entre 16 y 25 minutos. En este sentido superó las expectativas, como lo hizo defensivamente. Jackson destacó el gran papel defensivo que ejerció Gasol en su emparejamiento con LaMarcus Aldridge, al que paró muy bien. Y lo dice un entrenador que ha alcanzado las 50 victorias con sus equipos en 14 de las 17 temporadas que ha entrenado en la liga.
Mientras, el protagonista reconoció que se sintió en algunos momentos un poco limitado, pero también mostró su satisfacción al haber tenido mejores sensaciones de las que esperaba.
La presencia de Gasol pareció colmar de tal modo a Kobe Bryant, que éste regaló a los espectadores uno de sus mejores partidos de la temporada. No metió 50 puntos, pero lo hizo todo bien. Lo suyo fue un ejercicio casi perfecto.
Bryant sumó 36 puntos, 13 rebotes y 7 asistencias, lanzando a canasta sólo 16 veces. Robó 3 balones y sólo perdió uno en 41 minutos. Sus porcentajes fueron excelsos desde todas las posiciones. Y como consecuencia de todo ello su valoración fue estratosférica: 51 puntos.
Pero esa estadística poblada de fríos números cobra todo su sentido si se analiza la actuación de Kobe en los momentos decisivos, que jugó al grito de "MVP, MVP, MVP". El público del Staples Center no tiene ninguna duda. Es el mejor.
Ese análisis nos lleva a ver cómo el escolta angelino solventó los apuros de su equipo con una facilidad pasmosa. Un triple de Kobe (que anotó 14 tantos en el último cuarto) puso a su equipo con 18 puntos de ventaja a falta de 7:38 para el final (86-68). Todo parecía decidido, pero un parcial de 2-13 devolvió a los de Oregón a la pelea por la victoria (88-81 a 4:52). Entonces surgió Kobe y anotó dos triples consecutivos, el segundo con tiro adicional, para dejar el luminoso en 95-81 y finiquitar la cuestión.
Esa facilidad para acudir al rescate de su equipo eclipsó, en parte, el gran partido que hizo el alero de Portland Travis Outlaw (23 puntos con canastas más que espectaculares) o su compañero Webster (23 puntos con 6 triples de 9 intentos). Ambos se multiplicaron ante la ausencia de Roy por lesión. Como se multiplicó Blake (12 puntos y 10 asistencias) y se incrementó la presencia de Sergio Rodríguez en la cancha. El base español jugó 16 minutos. Anotó 7 puntos, atrapó 1 rebote y dio 1 asistencia, jugando con un cierto desparpajo que recordó al Sergio de antes.
Tuvo mérito el partido de los Blazers. Sobrevivieron a un tercer cuarto en el que anotaron 13 puntos con un 22% en el tiro. Con eso y con todo llegaron vivos a los últimos 5 minutos, aunque no pudieron rematar.
Dallas 111 Golden State 86
Todos auguraban un partido cargado de tensión y dramatismo y la realidad echó por tierra cualquier vaticinio razonable. Y buena parte de ese desacompasamiento entre los pronósticos y el resultado se debió a la reaparición del alemán Dirk Nowitzki, un jugador de hierro a juzgar por su pronta recuperación de una lesión, que vistas las imágenes de la misma, podría haber triturado la rodilla de cualquiera.
El jugador alemán marcó la diferencia, tal y como reconoció al final del encuentro el entrenador de los Warriors, Don Nelson. Un hecho diferencial cuyo argumento fue más mental que físico. Con el teutón sus compañeros se lo creyeron y su juego individual y colectivo subió muchos enteros. Nowitzki se notó en ataque, pero sobre todo se notó en defensa. Los Mavs dejaron en 86 puntos al mejor ataque de la liga y Don Nelson tuvo que ver desde el banquillo de la que fuera su casa, entrenó durante años a Dallas, cómo su equipo hacía aguas por todas partes.
Y es que desastroso fue el resultado bajo los tableros (56 rebotes Dallas por 38 Golden State) y desde ese dominio del rebote surgió otro descalabro. Muchos rebotes defensivos acabaron en contraataques y los Warriors, el equipo que más rentabilidad saca a las contras en la liga, vieron como los locales les martilleaban con sus propias armas (44 puntos a 16). Pocas veces un balance defensivo fue tan ultrajado. Si a todo ello le sumamos la enorme diferencia en la capacidad para dar el último pase a canasta (los Warriors sólo dieron 10 asistencias en todo el partido) es fácil deducir que la victoria pudo ser aún más amplia.
El 111-86 final refleja la superioridad del equipo de Avery Johnson, que maniató a los aleros rivales hasta tal punto que entre Stephen Jackson (logró tan solo 2 puntos) y Al Harrington anotaron 2 canastas de 20 lanzamientos.
Como bien reconoció Jason Terry al final, la presencia de Nowitzki motivó enormemente a sus compañeros en un momento en el que el equipo texano tenía una gran sensación de urgencia. Con el alemán los miedos se disiparon.
Terry fue precisamente uno de los mejores del partido. Anotó 31 puntos y dio 6 asistencias, siendo el jugador más productivo de su equipo junto a Howard (28 puntos y 7 rebotes). Nowitzki anotó 18 puntos en 27 minutos y Jason Kidd firmó una aportación portentosa en campos como las asistencias (17), el rebote (11) y los robos de balón (4).
Golden State nunca estuvo delante en el marcador. Tiró mal (38,4% en tiro de campo) y se nutrió exclusivamente de Ellis (27 puntos con 12 de 19) y Davis (20 tantos).