Lo bueno de estos nuevos Lakers reforzados con Gasol es que con poco hacen mucho. El mejor ejemplo de este axioma fue el partido que anoche disputaron en el Staples Center el equipo californiano y Toronto Raptors y que acabó con victoria local por 117-108, lo que devuelve a los angelinos a la primera posición del Oeste (45-19) con medio partido de ventaja sobre San Antonio Spurs.
En la meca del cine se dieron cita tres jugadores hispanos, si bien se tuvieron que conformar con papeles secundarios e incluso, en algún caso, con un rol de simple extra de larga duración pero sin texto, como fue el caso de Delfino.
En los Lakers, Gasol dibujó un partido solvente basado en la solidez y alejado de grandes alharacas. El catalán disputó 34 minutos acabando con 12 puntos (5 de 9 en el tiro), 7 rebotes y 5 asistencias, aunque, eso sí, estuvo muy acertado en los momentos finales. Mientras, del lado canadiense, el también español Calderón anduvo gris en su aportación anotadora y aceptable en su papel distribuidor. El extremeño jugó sólo 21 minutos en los que anotó simplemente 2 puntos (1 de 6 en el lanzamiento), cogió 3 rebotes y repartió 6 asistencias, estando ausente del partido en los últimos 17 minutos, cuando se tenía que partir el bacalao. Pero peor fue la noche para el argentino Carlos Delfino, que jugó 12 minutos en los que pasó inadvertido. Inédito en anotación (0 de 4 en el tiro), se limitó a catpurar 2 rebotes en unos de sus peores partidos de la temporada.
En el terreno individual el partido fue de Bryant, que se descolgó con 34 puntos, 7 rebotes, 7 asistencias y 4 robos en 47 minutos de juego. Pero los californianos contaron también con otras importantes aportaciones. Odom terminó con 20 puntos y 9 rebotes y Fisher con 18 tantos y 5 pases de canasta. Desde el banco interpretaron con gran credibilidad sus papeles Farmar, Vujacic en la parte final del encuentro y un gran Ronnie Turiaf. Incluso Phil Jackson tuvo tiempo para dar cancha en el segundo cuarto al hijo de George Karl, Coby Karl, que completó una buena labor en la que destacó un soberano tapón a un desorientado Delfino.
Por parte de los Raptors, ausente otra vez Bosh, brillaron Parker (21 puntos con muy buenos porcentajes), Nesterovic (18 puntos y 8 rebotes) y Bargnani (15 puntos, 6 rebotes y 6 asistencias). Mención aparte precisa la tremenda exhibición del liviano y supersónico T.J.Ford, que saliendo desde el banquillo anotó 28 puntos en 27 minutos, a los que sumó 5 rebotes y 4 asistencias. T.J dio todo un clinic de juego individual y ésa fue su mejor virtud y su peor defecto. El base de los Raptors completó 23 tiros a canasta en 27 minutos anotando 11, es decir, lanzó más a canasta que Kobe Bryant en 47 minutos. En algunos momentos daba la sensación de que el partido era un uno contra cinco de Ford, algo imperdonable al tratarse de un base, pero su brillantez, tiene calidad para aburrir, se mueve muy al gusto de la actual NBA.
Partido anodino con toques de calidad
Durante los 48 minutos dio la impresión de que si los Lakers hubieran querido pisar el acelerador se hubieran llevado el partido, pero cierta desidia general, cierta desorganización ofensiva y cierta complacencia defensiva dieron al traste con esa impresión a primera vista.
El partido resultó anodino y por momentos bastante aburrido, salvo expresiones aisladas de gran calidad. Los dos conjuntos comenzaron con un ritmo cansino (en todo el partido sólo se anotaron 9 puntos al contrataque) y el primer cuarto fue controlado perfectamente por los visitantes gracias a la buena labor defensiva y ofensiva de Nesterovic, el desequilibrio existente en la pintura (2 puntos anotaron los Lakers y 14 los Raptors) y las pérdidas de balón locales, que constituyeron toda una sangría. De hecho, los de Phil Jackson ganaron, en parte, el encuentro gracias a equilibrar estas dos facetas del juego. Perdieron 7 balones en el primer cuarto y sólo 4 en los tres siguientes y terminaron igualando prácticamente su eficacia en la pintura respecto a la de su rival, dos correcciones que resultaron determinantes.
El segundo cuarto, que comenzó 22-25, devolvió el espíritu original de los Lakers en ataque, ya que anotaron 36 puntos. Lo hicieron con Coby Karl y Turiaf en pista, buen rendimiento de ambos, y con un acertado Kobe Bryant, que se fue al descanso con 19 puntos. El partido, a pesar de tanta canasta, seguía resultando desangelado. Al descanso se llegó con 58-52.
Arrancó el tercer período con importantes lagunas en el rebote defensivo por parte de los locales, especialmente en los rebotes largos. Dos triples de Parker acercaron a Toronto, pero la reacción protagonizada por Lamar Odom despegó a los de California, aunque solo fuera por 9 puntos (76-67 tras un triple de Kobe). Se trató, sin duda, del cuarto de Parker y Odom. Y el de Ford, claro, aunque lo de Ford no fue producto de un cuarto, sino de una constante producción ofensiva que nunca cesó.
Nunca peligró la victoria
El cuarto final fue el más ofensivo y supuso todo un ejercicio de contención y solidez por parte de los Lakers, que nunca vieron peligrar la victoria. Cuando podía haberse visto en peligro surgió Bryant (10 puntos en los últimos 8 minutos) o Gasol (2 canastas decisivas en los últimos 2 minutos). Y para apuntillar estaba el veterano Derek Fisher, que a falta de 41 segundos anotó el triple que mató el encuentro (113-104).
En esos minutos decisivos, Phil Jackson apostó por sus mejores hombres- cuatro titulares y un acertado Vujacic en lugar de Radmanovic- mientras que Sam Mitchell dejó en pista a Joey Graham y Jason Kapono, apostó por Ford, cosa lógica, pero se olvidó totalmente de Calderón.
Ambos equipos concluyeron el choque con buenos porcentajes, aunque los Lakers estuvieron mejor, especialmente desde la línea de 3 puntos (15 de 32).
Los Raptors se quedan con 34 victorias y 29 derrotas, quintos en el Este en tierra de nadie y los Lakers vuelven a ocupar en solitario el primer puesto en el Oeste a la espera de iniciar una brutal gira que les enfrentará a cuatro equipos de su conferencia: New Orleans, Houston, Dallas y Utah. Ahí se verá la verdadera dimensión de estos Lakers, que huelen a muy serios aspirantes al título.