Phoenix Suns destituye a Frank Vogel tras estar solo un año en el cargo
El 4-0 de Minnesota en la primera ronda de los playoffs sentenció al técnico
De sentirse muy confiado en seguir la próxima temporada en el equipo a ser destituido. Ese ha sido el recorrido de Frank Vogel con Phoenix Suns en menos de un mes. Los Suns ya están en proceso de búsqueda de un nuevo entrenador.
Vogel apenas ha durado una temporada en el equipo, un equipo con el que firmó el pasado verano un contrato de 31 millones de dólares por 5 temporadas.
Phoenix reunió en sus filas al trío estelar integrado por Kevin Durant, Devin Booker y Bradley Beal, pero en la temporada regular apenas pudo ser sexto con marca de 49-33, si bien en descargo del entrenador hay que decir que pocas veces pudo reunir a lo largo de la temporada a su big three en la pista.
Lo peor vino después. En la primera ronda de los playoffs los Suns fueron barridos por Minnesota Timberwolves. Un 4-0 que supuso la sentencia de muerte para Vogel, que antes de empezar la serie afirmó que estaba muy confiado en seguir la próxima temporada en Phoenix porque sentía el apoyo total del propietario de la franquicia, Matt Ishbia. Parece ser, pasado tan corto tiempo, que no era tan total dicho apoyo.
La franquicia ha informado hoy de su decisión mediante un comunicado suscrito por el general manager del club, James Jones, y según el periodista Adrian Wojnarowski (ESPN), el ex de Bucks Mike Budenholzer estaría en el punto de mira de los Suns.
Vogel llegó a Phoenix con una reconocida trayectoria en la liga, cuya culminación fue ganar el título de la NBA con Lakers en el pandémico año 2020. Ahora el técnico atesora ya 479 triunfos en fase regular con más del 50% de victorias. Pero todos esos números de poco le han servido a la hora de gestionar una plantilla con toques muy brillantes pero ciertamente desequilibrada en su composición.
Phoenix Suns entrará en el verano con una plantilla que supone un desembolso económico en salarios de 209 millones de dólares -el más alto de toda la NBA-, lo que implica una proyección de impuesto de lujo cifrada en 116 millones de dólares. Unos gastos espectaculares para un rendimiento mediocre.