Denver agua la fiesta de LeBron y suma su sexto triunfo consecutivo

LeBron James alcanzó la impresionante cifra de 40.000 puntos en temporada regular y tuvo su masivo reconocimiento en el segundo cuarto. Mientras, Nikola Jokic se limitó a tener una afable charla en petit comité con sus compatriotas Novak Djokovic y Vlade Divac tras ganar el partido.

Ambos, Djokovic y Divac, fueron testigos, como lo fue la familia James, del hito histórico logrado por LeBron, pero también fueron testigos de cómo su compatriota Jokic puede dominar a su antojo un partido NBA y de cómo estos Nuggets empiezan a estar en modo campeón.

Ganó Denver 114-124 para sumar su sexto triunfo consecutivo y para endosar en la temporada a Lakers un rotundo 3-0. Y con la victoria el equipo de Michael Malone ya está llamando con los nudillos en la puerta que da acceso al liderato del Oeste. Están a un pasito.

Si algo distinguió a Lakers y Nuggets fue el modo de terminar el partido. Denver ofreció un cierre ejemplar, con un control total de la situación y con Nikola Jokic y Jamal Murray adueñándose del momento ante la impotencia del equipo local, que no tuvo opción alguna en el desenlace.

Lo de Jokic fue una nueva clase magistral de baloncesto, otro día en la oficina, y lo del canadiense tuvo un tono distinto, porque empezó muy mal el partido, se encendió poco a poco y terminó a lo grande en la recta final del juego.

El tercer hombre esencial de Denver fue Michael Porter Jr., un tipo que cuando está con la muñeca tonta puede hacerte un descosido considerable. Y hoy ha estado perfecto, literalmente: 10 de 10 en campo (con 5 de 5 desde el triple) para 25 puntos y 10 rebotes.

Lo de Jokic fue otra vez infernal: 35 puntos, 10 rebotes, 7 asistencias y 16 de 25 en campo. Le da igual que le defienda Anthony Davis, LeBron James o Rui Hachimura. Jokic es baloncesto puro. Vio desde el principio que era este un partido no tanto para distribuir, que también lo hizo, como para tirar. Y se mostró agresivo de cara al aro.

Mientras, Jamal Murray terminó con 24 puntos y 11 asistencias, Aaron Gordon sumó 18 más 9 rebotes y Denver tuvo en la suplencia el muy buen trabajo de Justin Holiday y de Peyton Watson -este con 3 taponazos de quitar el  hipo-. Además, buena labor defensiva de Christian Braun, que fue titular por la ausencia de Kentavious Caldwell-Pope.

Los Nuggets anotaron el 58,7% de sus tiros de campo y dominaron el rebote, faceta esta en la que Lakers se quedó bastante corto.

Lakers, por su lado, controló muy bien las pérdidas, pero tuvo una suplencia poco contributiva.

LeBron James terminó con 26 puntos, 9 asistencias y 4 robos, liderando un quinteto inicial muy productivo, con todos sus integrantes con 17 o más puntos.

Excelentes partidos de Rui Hachimura (23 puntos) y de Austin Reaves (19 puntos y 14 asistencias). Anthony Davis sumó 17 puntos, 11 rebotes y 3 tapones y D'Angelo Russell hizo otros 17 puntos, mostrándose los dos perdidos en el cuarto final.

El partido llegó empatado al final del tercer cuarto: 89-89. Antes, Lakers dominó el marcador, teniendo varias veces ventajas máximas de 11 puntos tanto en el primer como en el segundo cuarto.

De hecho, Denver se adelantó nada más empezar el partido 0-4 y no pudo volver a hacerlo hasta el 82-84, con 2 tiros libres de Jokic anotados en el tercer cuarto, en un momento en el que el serbio andaba encendido y en el que volvió a hacer uno de esos tiros suyos imposible, un lanzamiento lejano contra tablero y sobre la bocina de la posesión con Davis encima de él. Era ese momento también momento Hachimura. El japonés está de dulce últimamente.

Pero llegado el cuarto final, y pese a los esfuerzos de James, se constató el desequilibrio real entre los equipos, saliendo a la luz el gen competitivo de estos Nuggets campeones de la NBA y los problemas de unos Lakers que llegaron al partido con una marca de 9-3 en sus últimos 12 partidos, pero que no están al nivel de estos Nuggets.

Las cifras son tozudas. Denver está a un paso del liderato del Oeste con 42-19 y Lakers apenas se agarra al play-in desde la décima plaza con 33-29, aunque al menos le queda la tranquilidad de que el undécimo está bastante lejos.