JORNADA NBA / playoffs 2021
Los Hawks arruinan el regreso de Embiid con triples y un gran Trae Young
Victoria por 124-128 en un loco final tras dominar a los Sixers durante todo el partido
Trae Young anota 35 y su equipo casi pierde una ventaja máxima de 26 puntos
Atlanta Hawks tiene una notable plantilla que ha sido minusvalorada, hasta ahora. Porque el equipo de Nate McMillan empieza a revelar su auténtico perfil depredador en el Este llegados los playoffs. Se cargó 4-1 a los Knicks desde la desventaja de campo y acaba de ganar a Sixers en el primer partido de las semifinales de conferencia.
Hawks ganó 124-128 con 35 puntos y 10 asistencias de un Trae Young que bordó el baloncesto en la primera parte, con 21 puntos, 5 asistencias y 5 triples de un Bogdan Bogdanovic esencial por su calidad y experiencia, con otros 21 de John Collins, importante en el final también, con 15 puntos de Kevin Huerter, otro que tuvo su peso en los momentos crudos de la recta final del partido, y con doble-doble de Clint Capela. Todo ello en un equipo sin De'Andre Hunter (Solomon Hill fue titular por él).
Crucial el acierto de Atlanta desde el triple (anotaron 20) y su mayor efectividad desde los libres (fallaron los Hawks solo 1 por los 11 que erró Sixers), una mayor efectividad que resultó a la postre trascendental.
Los Sixers, mientras, tuvieron una gran versión de Joel Embiid en su vuelta, aunque se le viera echarse la mano a la rodilla más de una vez. Fantástico el pívot con 39 puntos, 9 rebotes y 3 tapones tras jugar 38 minutos. Nada de limitaciones. Seth Curry sumó 21 puntos, Tobias Harris hizo 20 más 10 rebotes, Ben Simmons se fue a 17 tantos, 10 asistencias y 4 robos, pero estuvo en 3 de 10 en los libres, ¡ay, los libres!, y Matisse Thybulle aún tuvo tiempo de meter 10 puntos en 19 minutos tras defender a gran nivel (se antojan pocos 19 minutos para este jugador). Además, buena racha de Furkan Kormaz en un momento puntual del último cuarto.
El 124-128 final es un resultado que desentraña poca cosa de cómo discurrió el partido, dominado con paso muy firme por los Hawks de principio hasta casi el fin. Es un resultado que hace justicia solo a ese casi, el gran pero de los Hawks, su inmaduro final que casi les cuesta el partido.
En ese disparatado final, ¡una auténtica locura de frenopático!, Sixers pasó de perder por 19 puntos en los compases iniciales del último cuarto a ponerse a 2 puntos (124-126) a 10,5 segundos del final.
Para ello fueron necesarias unas circunstancias extremas: una maravillosa presión por toda la pista de los locales y un muy mal ejercicio del control de juego y de las emociones de los visitantes, un ejercicio errado que salvó la experiencia en partidos de riesgo y de máxima presión del serbio Bogdan Bogdanovic, que revivió a su equipo con un triple a 41,3 segundos del final, sin importarle haber fallado antes tiros importantes, y con dos libres que finiquitaron el partido cuando restaban 8,9 segundos.
Hubo un poco todo en ese final de partido que tuvo varios finales, porque cuando parecía que todo estaba decidido Atlanta se dejaba su ventaja ante el furor del público local.
Hubo, entre otras muchas cosas, empeño triunfal de Joel Embiid en esa recta final, muchas pérdidas de balón visitantes, incluida una de 5 segundos en el saque, una falta a campo abierto del camerunés a John Collins que parecía definitiva y no lo fue, un Hack-a-Simmons que acabó en 4 puntos de Sixers y un maravilloso alley-oop mágicamente concebido por Young y magistralmente culminado por Collins. Un auténtico desmadre, una veleta girando sin parar sin que se supiese muy bien hacia dónde soplaba el viento. Emociones en estado puro y sin freno.
Fue, en definitiva, un partido extraño, un poquito insólito, fresco, cargado de sensaciones... Regresó al juego Joel Embiid haciendo numerazos inservibles para la victoria de su equipo y el que hizo numerazos totalmente útiles al triunfo de los suyos fue Trae Young, un jugador de impacto se mire por donde se mire. Pero la gran extrañeza vino, en realidad, por la forma de desarrollarse el juego. Atlanta Hawks dominó a su antojo la pista y el marcador con un gran baloncesto durante todo el partido, pero al final casi se lía de forma irremediable y pierde el juego. Estuvo a punto.
Porque de ganar por 26 puntos en un momento del segundo cuarto y por 25 en un pasaje del tercero, los Hawks estuvieron a punto de perder el partido en un final de locos en el que Sixers tuvo una fe desmedida en el milagro, que casi firmó, y en el que Atlanta fue un desastre a la hora de salir de la presión a toda pista planteada por los locales en el desenlace del juego.
Los Hawks, guiados por un Trae Young sensacional, dominaron el primer cuarto 27-42, adquirieron una ventaja de 26 puntos (27-53) en el segundo acto tras un parcial de 0-11 en el período tras perder los Sixers 12 balones en los primeros 15 minutos de juego y terminaron la primera parte dominando 54-74 con una portentosa actuación de Trae Young: ¡25 puntos, 7 asistencias, 2 robos, 1 pérdida y excelentes porcentajes de tiro!
El Trae Young más brillante y expresivo estaba sentando cátedra con su juego y su equipo estaba apabullando a los Sixers con un baloncesto de alta escuela. Con un gran Bogdan Bogdanovic, con 8 puntos en solo 6 minutos de juego de un brevemente renacido Lou Williams, con 19 puntos de la segunda unidad por 5 de la rival, pero sobre todo con un excepcional acierto en el tiro: 26 de 41 en campo, ¡13 de 23 desde el triple! y 9 de 9 en libres. Toda una exhibición ante la decepcionante defensa de un equipo, Sixers, con piezas en su plantel para defender a gran nivel.
El tercer cuarto fue otra historia. Salieron los Sixers a morder, con otro nivel de intensidad, con Danny Green, incapaz de parar en la primera parte a Young, dejando paso a Ben Simmons y Matisse Thybulle en la marca de la estrella rival. Simmons lo hizo muy bien pero se cargó de faltas, aunque siguió en pista, y Thybulle fue el mejor defensor de Young, que en el tercer cuarto firmó un pobre 1 de 6 en el tiro.
A pesar de eso, Hawks aguantó el tirón e incluso llegó a ponerse con 25 de ventaja para terminar con un 83-99 el cuarto. Parecían intocables estos Hawks, aunque luego llegó lo que llegó, lo ya contado en esta misma crónica: los agobios innecesarios. Y Atlanta tuvo que cargarse de paciencia y templar sus muchos nervios para terminar ganando el partido y lanzando una seria advertencia a Philadelphia, un equipo que llegó demasiado tarde al partido.