Brooklyn gana el duelo neoyorquino a los Knicks con Irving y Harden

Parecía que iba a ser una victoria clara de los Nets, pero no lo fue. El duelo neoyorquino, revalorizado al máximo esta temporada, no defraudó. Los Knicks se agarraron al partido, remontaron su mala situación en el marcador y estuvieron a punto de dar la sorpresa.

Al final, 117-112 para Nets, no sin sufrir. Brooklyn llegó a acumular una ventaja de 18 puntos tanto en el segundo cuarto (65-47) como en el tercero (94-76), pero esa notable brecha se redujo hasta los 3 puntos (115-112) cuando el partido estaba a punto de finalizar. Y entonces llegaron las jugadas para la discusión.

Con 115-112 y 7,7 segundos por jugar los árbitros le pitaron una falta a RJ Barrett que no pareció tal. De hecho, hubo revisión y los colegiados corrigieron su apreciación, quedando todo en un salto entre dos en mitad de la cancha. Los Knicks quedaban con vida, más aún cuando el salto lo ganó el equipo de Tom Thibodeau para pedir tiempo muerto: 115-112 a 6 segundos del final y posesión para buscar la prórroga.

No fue, desde luego, la mejor jugada del mundo para forzar el tiempo extra. A primera vista pareció un error garrafal de Julius Randle, que buscó el triple, pareció arrepentirse cuando estaba en el aire y cayó a tierra con la bola en la mano sin tirar. Quedaban 3,2 segundos. Los árbitros pitaron pasos, pero Randle montó en cólera (hasta le tuvieron que sujetar sus compañeros). La clave: ¿tocó el balón Kyrie Irving en la jugada? Los árbitros consideraron que no y a los Knicks se les fue el partido.

Brooklyn sufrió, pero lo cierto es que es una máquina de ganar partidos. Suma 13 victorias en sus últimos 14 encuentros, 12 de esos 14 partidos jugados, como el de hoy, sin Kevin Durant. Y Blake Griffin aún está en la recámara tras su fichaje, sentado en la banda a la espera de su debut.

Kyrie Irving y James Harden volvieron a ser esenciales. El primero hizo números de escolta y el segundo sumó cifras de base. Los roles están bien definidos. Y al equipo le va muy bien.

Irving, otra vez espectacular, sumó 34 puntos con 13 de 18 en el tiro de campo y 4 de 6 desde el triple; Harden terminó con 21 puntos, 15 rebotes y 15 asistencias. Es verdad que Harden no tiró bien y perdió 7 balones, pero ofreció una vez más una auténtica exhibición en el manejo del equipo. Es su décimo triple-doble con los Nets y se convierte en el primer jugador de la franquicia en hacer un triple-doble con al menos 15 puntos, 15 rebotes y 15 asistencias. Y en esta franquicia jugó un tal Jason Kidd.

El tercer jugador de los Nets fue Jeff Green, que terminó con 20 puntos tras hacer 14 en un primoroso primer cuarto. Está aportando Green a estos Nets.

Mientras, la estrella de los Knicks volvió a ser Julius Randle. Temporadón el suyo que le ha valido ser All-Star y gran partido ante el rival neoyorquino. Randle firmó 33 puntos, 12 rebotes y 6 asistencias. Fue él quien hizo posible que su equipo llegara vivo a los segundos finales y en él mismo acabó la posibilidad frustrada de victoria con ese triple que nunca llegó a salir de sus manos para buscar el empate.

Además, 23 puntos de Barrett (con 10 libres sin fallo) y 21 del novato Immanuel Quickley, al que le sobraron tiros y alguna decisión incorrecta en la recta final del partido. Cosas de la edad. Es joven y tiene talento. Otro jugador que está rindiendo a gran nivel.

No hay que olvidar, ni mucho menos, los 19 con 5 triples para Reggie Bullock, que hizo una tremenda primera parte y que desarrolló una gran labor en defensa a lo largo del partido.

El partido nos dejó un inicio espectacular de Bullock desde el triple, un grandísimo tapón de Nerlens Noel a Jeff Green en el primer cuarto (el único tiro errado por Green en la primera parte), un maravilloso alley-oop entre Harden y Nic Claxton ya en el segundo acto, una brutal jugada individual de Kyrie Irving con manejo de balón, reverso y toque final para anotar, ocurrida también en el segundo cuarto... Highlights hubo en el partido, sin duda.

Estos Knicks se han convertido en un equipo competitivo de la mano de Thibodeau. Sin Elfrid Payton, Derrick Rose, Mitchell Robinson y el defenestrado Austin Rivers los Knicks estuvieron en la pomada hasta el final.

De la competitividad de los Nets de Steve Nash no hace falta ni hablar. Sin Durant van como un cohete... es para echarse a temblar.