ALL-STAR / All-Star 2020
El Partido de las Estrellas resucita gracias a su nuevo formato
El equipo de LeBron gana 157-155 al de Giannis con Kawhi Leonard como MVP
La muerte de Kobe Bryant supuso la resurrección del All-Star. Suena así de duro, pero esa fue la realidad. El tributo a la leyenda derivó en un cambio de formato que convirtió el Partido de las Estrellas en pura competición en su recta final. Inolvidable último cuarto en Chicago.
Como lo fueron los prolegómenos del partido, con un sentido homenaje a David Stern y, sobre todo, a Kobe. Ciertamente maravilloso el recuerdo al astro fallecido en una noche que deparó la victoria del equipo de LeBron (155-157) con Kawhi Leonard como MVP, un trofeo que estrenaba denominación honrando a Kobe Bryant.
El equipo de LeBron jugó con todos sus jugadores portando el número 2 en honor a Gianna, hija fallecida de Bryant, y el equipo de Giannis hizo lo propio con el 24 de Kobe.
El primer cuarto del partido no hizo presagiar, sin embargo, nada bueno. Parcial de 41-53 para el equipo de LeBron con un Kawhi Leonard en racha (4 triples sin fallo en los primeros 6 minutos). Un auténtico correcalles sin sentido. Intensidad cero, nulas defensas, volcadas a mansalva... lo de siempre, lo que había convertido el All-Star en una auténtica charlotada en los últimos años.
Dos faltas de Giannis Antetokounmpo al inicio del segundo cuarto empezaron a cambiar las cosas. Anteto contagió intensidad a los suyos (en el primer cuarto la primera falta llegó a 23 segundos de su finalización). Reaccionó el equipo del griego para imponerse 51-30 en el segundo acto con triplazo final de Trae Young desde el medio de la pista.
El tercero fue un ejemplo de igualdad. Hasta el 41-41 final gracias a un alley-oop completado por Rudy Gobert a 2,2 segundos de la conclusión.
Los 3 primeros cuartos arrojaban un parcial de 133-124 para los de Anteto. El ganador sería el primero que llegara a los 157 puntos. Se antojaba un cuarto final rápido, pero no lo fue, porque en el último cuarto todo se transformó, el milagro brotó en la pista del United Center, la competición surgió, la falta de intensidad se trocó en agresividad: defensas durísimas, contacto máximo, protestas a los árbitros, necesidad de victoria... parecía un partido de playoff, parecían unas Finales de la NBA. Maravilloso, simplemente maravilloso. Por momentos, alucinante.
En ese marco solo hubo una volcada. En esa tesitura se pitaron bastantes faltas. En ese nuevo rumbo del partido las canastas llegaban con cuentagotas. Y hasta hubo tensión, revisiones arbitrales, manos a las cabezas, trabajo a destajo de los colegiados.
Antetokounmpo le puso un taponazo a LeBron James en los momentos decisivos, un tapón que fue considerado ilegal y que luego pasó a ser legal tras la revisión. Y los de LeBron tuvieron hasta 3 oportunidades para ganar que no aprovecharon. Pero con 155-156 en el marcador hubo falta a Anthony Davis. Erró el primer tiro y metió el segundo para dar la victoria a los suyos por un estrecho 155-157.
El único pero fue que no hubo un solo cambio en el cuarto final. Jugaron siempre los mismos 10 jugadores. Solo faltaron dos titulares, los jóvenes Trae Young y Luka Doncic. Pero el formato salvó a un Partido de las Estrellas que andaba moribundo. Fue maravilloso ver competir a los mejores, competir al máximo, dejándolo todo en la cancha, con hambre de victoria.
Kawhi Leonard fue el MVP del partido, pese a ser más decisivo en los momentos menos decisivos. Eso sí, sus números le hacían merecedor del premio: 30 puntos, 7 rebotes y 8 triples.
LeBron metió 23 puntos, Chris Paul añadió otros 23 con 6 asistencias y 7 triples, Davis sumó 19 más 9 rebotes y 3 tapones y Ben Simmons ofreció 17 puntos con 8 de 9 en el tiro.
En el bando perdedor, 25 puntos, 11 rebotes y 3 tapones para su capitán, Antetokounmpo. Kemba Walker logró 23 puntos y 5 triples, Joel Embiid hizo 22 tantos y 10 rebotes y Rudy Gobert firmó 21 tantos y 11 rebotes.
El equipo de LeBron recaudó 400.000 dólares para Chicago Scholars y el de Giannis, 100.000 para After School Matters.
Inolvidable noche la vivida en el United Center. Empezó de una manera burda y acabó de una manera impresionante. El baloncesto resucitó en un All-Star.