Westbrook hace el segundo doble triple-doble de la historia de la NBA
El base de Thunder suma 20 puntos, 20 rebotes y 21 asistencias ante los Lakers
Russell Westbrook hizo anoche un partido histórico, no un partido histórico en minúsculas o a secas, sino un partido histórico-histórico de los que se dicen de verdad históricos. ¡Porque el base de Thunder firmó un triple 20! ¡O lo que es lo mismo, un doble triple-doble!
Russ se convierte así en el segundo jugador en la historia de la NBA en completar un partido en el que alcanza el número 20 en 3 apartados del juego. Hasta ahora solo lo había conseguido un hombre, en realidad un mito llamado Wilt Chamberlain.
Chamberlain, el jugador capaz de meter 100 puntos en un partido de la NBA, también fue capaz de conseguir otras hazañas imposibles. En 1968 (hace ya medio siglo) firmó un partido de 22 puntos, 25 rebotes y 21 asistencias, lo nunca visto en la liga y que no se volvería a ver jamás... hasta que llegó anoche Westbrook para derribar muros.
El All-Star de Thunder logró ante Lakers 20 puntos, 20 rebotes y 21 asistencias. Tremenda su relación de 21 asistencias y solo 2 pérdidas de balón. Su equipo ganó 119-103 a unos Lakers depauperados que no alinearon a LeBron James, Brandon Ingram, Lonzo Ball, Kyle Kuzma y Josh Hart. El equipo angelino ya solo piensa en descansar y planificar la próxima temporada.
Con el de anoche Westbrook suma ya 31 triples-dobles esta temporada, pero ninguno tan salvaje, tan profundamente brutal como el logrado ante Lakers.
El jugador de OKC había coqueteado a veces con doble triple-doble, aunque nunca se hubiera quedado al borde. Anoche ya supo lo que es hacerlo. Cuando capturó su 20º rebote, tras un fallo del visitante Isaac Bonga, el banquillo de Thunder lo celebró como una victoria y él también lo festejó.
Westbrook, que está promediando un triple-doble por tercera temporada consecutiva, dedicó el hito al rapero recientemente asesinado Nipsey Hussle. "¡Esto es por Nipsey!", aseguró a TNT tras el partido. Se le veía ciertamente alucinado. No es para menos. "Fue épico", afirmaba, igualmente alucinado, su compañero Paul George. Lo fue. Sin duda, lo fue.