Felicidad en los Cavaliers, depresión en los Pacers
Las expectativas de Cleveland e Indiana cambian radicalmente este verano
La vida se desarrolla a gran velocidad y lo que ayer era blanco hoy es negro y viceversa, sin casi opciones, a veces, de que los matices puedan servir de puente.
Un ejemplo bien claro de cómo cambia la vida de un año para otro, de cómo la luz y la oscuridad pueden surgir en apenas unos días de verano, lo constituyen Cleveland Cavaliers e Indiana Pacers. El primero ha pasado de la casi nada al casi todo y el segundo ha recorrido el camino inverso.
Los Cavs han vivido un verano de ensueño que podría tener una guinda espectacular con la llegada de Kevin Love. El hijo pródigo, LeBron James, ha regresado al hogar para formar equipo con Kyrie Irving, Dion Waiters y un número 1 de draft con visos de grandeza, Andrew Wiggins. Todo ha cambiado y más que podría cambiar a corto plazo si el proyecto de futuro llamado Wiggins se marcha para que se incorpore un proyecto imparable de presente llamado Love. Entonces, Cleveland tendría un equipo de ensueño este mismo año.
La franquicia ha apostado por un entrenador que ha vivido instalado en el éxito en Europa, David Blatt, una apuesta valiente de la que pocos dudan pese a su inexperiencia NBA. Y por ahora conserva a jugadores secundarios de gran nivel como Tristan Thompson o Anderson Varejao. Mike Miller incorpora su experiencia y su tiro y aún más experiencia y más tiro podrían llegar de la mano y la cabeza de Ray Allen si decide no retirarse y seguir a LeBron en su proyecto.
Cleveland cuajó una decepcionante temporada plagada de tensiones en el vestuario y los despachos, un auténtico desastre que podría quedar totalmente olvidado por el efecto aglutinador que tiene la figura de LeBron James. Nadie habla estos días de David Griffin, el general manager del equipo, pero su trabajo este verano está siendo ejemplar, auténticamente para enmarcarlo. Todo parece ir sobre ruedas en estos nuevos Cavaliers.
El efecto contrario: Indiana se deshace
En el polo opuesto del optimismo del equipo de Ohio, tenemos a unos decaídos Pacers, que parecen deshacerse como un azucarillo por dudosas decisiones y mala suerte, pero también por fenómenos inexplicables que solo el tiempo y alguna indiscreción podrán explicar.
El caso es que Indiana empezó la temporada pasada como un tornado y terminó perdiendo fuelle al final de la fase regular y en los playoffs cuando muchos esperábamos que sería una muy dura alternativa en el Este a Miami Heat.
Las llegadas de Andrew Bynum y Evan Turner constituyeron un fiasco por muy diversos motivos. Bynum, ese cuerpo en el que talento para el baloncesto y el talento mental no van de la mano, sigue sin ser nadie físicamente y nada pudo aportar y Turner no fue prácticamente utilizado siendo incapaz de integrarse en la dinámica de un nuevo equipo cuando derrochó talento en Sixers a principio de temporada. Por si fuera poco, Luis Scola fue infrautilizado por Frank Vogel y terminó de muy mal modo los playoffs, prácticamente enemistado deportivamente con un entrenador que se olvidó de él por completo. Es decir, elementos esenciales para completar a un equipo campeón se diluyeron de mala manera.
Luego, estuvo Roy Hibbert, un auténtico expediente X. Su final de temporada fue simplemente catastrófico. Brutal caída a los infiernos deportivos de la gran referencia interior del equipo.
Pues bien, Indiana se encuentra este verano con la desaparición de Lance Stephenson, que se ha ido a otro equipo. En su lugar llega Rodney Stuckey. Pero, claro, no es igual ni parecido. Sensible pérdida en el juego exterior para los Pacers.
Por otra parte, hay dudas de qué Hibbert tendrá Indiana, si el excelente de la primera parte de la temporada o el deficiente de la segunda, y de si Scola se ubicará o no en un equipo que cuando llegó era ganador y ahora no lo es. Duro golpe que tendrá que asimilar de la mejor manera posible el jugador porteño.
Por si todo esto fuera poco, llegó el desastre definitivo, la hecatombe: Paul George se destroza la pierna y dice adiós a la temporada. El equipo queda hecho definitivamente unos zorros. En realidad, su única referencia medianamente fiable es ahora David West, toda vez que George Hill sigue engendrado muchas dudas. De un equipo aspirante a todo, los aficionados de Indiana se han quedado con un equipo sin aspiraciones. Y en una mala noche han visto cómo su gran ídolo se ha destrozado la pierna y quién sabe si su futuro. Pintan bastos para el equipo de Larry Bird.