Las incógnitas físicas de la nueva temporada
Muchas estrellas han de volver o han vuelto de largos períodos de ausencia por lesión
Muchas incógnitas físicas. Demasiadas para un arranque de pretemporada con la temporada regular a la vuelta de la esquina. Pocas veces se ha visto tal acumulación de hombres importantes regresando o intentando regresar de lesiones de larga duración o de temporadas medio arruinadas por el físico.
Para empezar, habría que remontarse lo suyo para recordar un top del draft tan tocado por las lesiones. Tanto fue así, que los pronósticos saltaron por los aires hechos añicos pillando a todos un poco a contrapié. Nerlens Noel y Ben McLemore sufrieron graves lesiones en la temporada y se presentaron hechos trizas al draft, al ucraniano Alex Len no le fue mucho mejor y el sorprendente número 1, Anthony Bennett, se ha recuperado a tiempo de una más que molesta lesión de hombro.
Estrellas en el limbo o intentando aterrizar
En cuanto a jugadores estrellas cuyo físico pende de un hilo, hay algunas de renombre universal. Baste recordar la expectación existente por la vuelta de Derrick Rose tras una temporada en el dique seco, una expectación que ha elevado la rumorología a la categoría de noticia, o el interés máximo por la larga recuperación del tendón de Aquiles de Kobe Bryant.
Pero siendo estos los dos lesionados estelares de la liga, por detrás de ellos hay otros de gran calibre. Citar resulta fácil. El irrompible Russell Westbrook se quebró y ha sufrido, además, una recaída que le ha obligado a operarse de nuevo (no empezará la temporada regular, como Kobe), a Rajon Rondo, único faro actual de los Celtics, aún le queda para ver la luz, Kevin Love deberá demostrar que esta vez sí se ha recuperado tras la frustrante temporada pasada y los Lakers habrán de medir el grado de recuperación física del equipo encarnado en los retornos de Pau Gasol y Steve Nash, lo que unido a la baja del ya citado Bryant sitúa al equipo de Mike D’Antoni en la cúspide de la duda vital respecto al físico de sus estrellas, ya entraditas en años para más complejidad.
Y no es Pau Gasol el único hispano de fuste que ha de resolver algunas dudas. Tenemos también a un Al Horford estelar que, como ha hecho Gasol, no ha jugado este verano con la selección de su país para recuperarse adecuadamente de una lesión de cierto calibre, lo que le ha acarreado un auténtico motín en el vestuario dominicano. Lo mismo que les ha ocurrido, no jugar con sus selecciones pero sin motín, claro, al venezolano Greivis Vásquez, que parece ya prácticamente recuperado de su lesión de tobillo, o al argentino Carlos Delfino, que ha sufrido una pequeña recaída en su rehabilitación. De todos ellos, sólo Delfino se va a perder el inicio de temporada. El resto, habrá de demostrar si su estado físico responde a las mejores expectativas.
Luego, hay jugadores estrella que están sanos pero siempre penden de la fragilidad del cristal. Un ejemplo notorio es el del gran Stephen Curry y sus tobillos. Mientras aguanten sobre la pista, Curry progresará hasta el cielo, pero… Y no es el único que anda sobre ascuas.
Otros jugadores, más los sempiternos dolientes
Hay muchos otros jugadores que están un paso por detrás de los citados, en algunos casos dos pasos por detrás, y que también vienen de graves lesiones. Habrá que ver cómo vuelve Danilo Gallinari a los Nuggets o qué puede aportar tras su lesión Jared Sullinger a unos devaluados Celtics. Se presupone, mientras, que jugadores de la camada de Sullinger, como Anthony Davis y Andre Drummond, intentarán tener una temporada a salvo de contratiempos corporales… y así hay unos cuantos que suspiran por la rutina física, sin sobresaltos tristes.
Otro tema es el de los sempiternos lesionados. Algunos con etapas sanas, otros con recaídas sin freno, los menos prácticamente desahuciados.
En esta última clasificación, la más dramática, tenemos el regreso al baloncesto de Greg Oden tras años de martirio. El último intento de este tipo, el de su ex compañero Brandon Roy, no pudo ser más insatisfactorio. Habrá que ver en qué acaba tan cacareado regreso. Mediático, al menos, lo está siendo.
Pero no hace falta irse tan al extremo. Junto a ese Oden doliente al que no parece que le pueda sonreír la suerte, tenemos a jugadores como Danny Granger intentando recuperar su sitio en Indiana –un sitio que se antoja imposible de recuperar-, Amar’e Stoudemire peleando con sus rodillas para no ser expulsado de los Knicks, Andrew Bynum jurando en arameo para que éste sí sea, por fin, su año (o al menos comprometiéndose a tocar balón), si bien no parece claro que haya cambiado su autodestructiva actitud, Andrew Bogut rezando para que su cuerpo le dé una tregua, Eric Gordon afirmando a diestro y siniestro que sus piernas están por fin al 100%, aunque todavía no haya pruebas palpables de ello, Anderson Varejao luchando por no lesionarse cuando está en su mejor momento -lo suyo ha sido un tema muy serio-, Chase Budinger viendo cómo su rodilla le vuelve a imponer una frenada en seco o Channing Frye rescatando su corazón para ponerlo en la cancha de nuevo.
Sí, porque son muchas las incógnitas físicas en este nuevo curso, el correspondiente a la temporada 2013-2014. Desde los más jóvenes, los que acaban de protagonizar el draft, a los más veteranos, con los Lakers como ejemplo más palmario, el abanico de incógnitas se hace más que interesante. Es, sin duda, éste otro motivo más para seguir con pasión la nueva NBA que se nos avecina. La NBA que tenemos ya a la vuelta de la esquina.