Nueva detención de Michael Beasley por posesión de marihuana
El jugador aseguró en su presentación con Phoenix Suns que había abandonado las drogas
La carrera del que fuera número 2 del draft de 2008, el alero de Phoenix Suns Michael Beasley, sigue dando, 5 años después, más titulares relacionados con sus problemas con la ley que con la brillantez de su juego. Su última detención se ha producido este martes en Scottsdale (Arizona).
El jugador fue arrestado por un agente de policía que había dado el alto a su coche después de que se encontraran en su vehículo 3 cigarrillos de marihuana y diversa parafernalia para fumar la droga. El agente registró el Mercedes del jugador tras detectar olor a marihuana al acercarse al vehículo una vez le dio el alto.
El arresto se produjo en torno a la 1:15 de la madrugada del martes en Scottsdale, localidad perteneciente al área metropolitana de Phoenix. Aunque el jugador fue puesto en libertad poco después de ser detenido, podría tener que afrontar cargos penales por posesión de drogas, aunque para ello habrá que esperar al resultado de los análisis que han de realizarse sobre los cigarrillos incautados.
Un larguísimo historial de problemas
Los problemas de Beasley con la marihuana vienen de lejos. Antes incluso de jugar su primer partido oficial en la NBA, ya fue multado por la liga junto con los entonces también novatos Mario Chalmers y Darrell Arthur después de que se descubriera marihuana en una de las habitaciones del hotel que ocupaban los jugadores durante el Rookie Transition Program.
La situación fue a peor durante su estancia en Miami y Beasley fue sancionado por infringir en 2 ocasiones la política antidrogas de la liga e incluso llegó a ingresar en una clínica de rehabilitación para tratar de dejar el hábito. No lo hizo, a juzgar por su detención en 2011 en Minnesota, cuando ya militaba en los Timberwolves.
Al llegar a Phoenix el pasado verano, Beasley aseguró en su presentación que había dejado atrás su afición a la hierba. “Me he dado cuenta de que no merece la pena poner en riesgo mi vida, mi carrera y mi legado por 10 minutos de ‘buen rollo’”, dijo entonces, “Así que puedo asegurar que esa parte de mi carrera, esa parte de mi vida, se ha acabado y no volverá”.
Palabras que parece haberse llevado el viento a la vista de su última detención, que no es el único problema con la ley del jugador desde que llegó a los Suns. En febrero, fue detenido por conducir sin licencia y con exceso de velocidad y hace unos meses, su nombre apareció relacionado con la investigación de una agresión sexual, un hecho que se sigue investigando sin que por el momento se haya presentado ningún tipo de acusación contra el jugador.