El agitado verano del mercado hispano en la NBA
Pocas veces se vieron tantos cambios de equipo entre nuestros jugadores
Se sabía de antemano. Este verano que estamos viviendo iba a ser uno de los más agitados desde el punto de vista del mercado hispano en la NBA. Los contratos de algunos de los nuestros así lo decían. Las situaciones deportivas de otros, también. Y se cumplió lo esperado. Vivimos un julio movido. Ahora que, llegado agosto, todo parece apaciguarse resulta buen momento para repasar la tabla de nuestro mercado.
CAMBIO DE AIRES
Luis Scola (de Phoenix a Indiana). Empezamos por uno de los últimos movimientos. Sin duda, el más gozoso para los nuestros. A Luifa le tocó la lotería. Pasó del peor equipo del Oeste, unos Suns de 25 triunfos y sin rumbo, al tercer mejor del Este en fase regular (49 victorias) y finalista de la Conferencia Este, los Pacers. De una escuadra en búsqueda compleja a otra en reconstrucción exitosa y crecimiento meteórico. Un regalo de los dioses. Poco importará que sea suplente. Tendrá sus minutos y su importancia, y jugará para ganar. En Phoenix, el jugador porteño se estaba oxidando. Andaba triste, sin ubicación, esperando un rescate. Y el rescate se produjo hace unos días. Scola afila los dientes. Es un competidor insaciable.
José Manuel Calderón (de Detroit a Dallas). Otro que necesitaba un cambio de aires era el extremeño José Manuel Calderón. Por primera vez desde que llegara hace 8 años a la NBA el jugador de Villanueva de la Serena era dueño de su destino como agente libre. Y la elección no está nada mal, aunque no sea Indiana, claro. Es verdad que Dallas ha sido un compendio de errores desde que se proclamara campeón en 2011. Su desintegración resultó inadmisible y le llevó a no jugar playoffs la pasada temporada. Pero no es menos cierto que es un equipo con una base adecuada para crecer y que Calderón puede crecer con el equipo. Además, logró un gran contrato para los tiempos que corren (7 millones por temporada). Será la primera vez que Calde juegue en el Oeste y la primera vez que viva en una ciudad tórrida, frente a las frías Toronto y Detroit. El base español necesitaba ver el sol.
Greivis Vásquez (de New Orleans a Sacramento). Inesperado cambio de escenario del piloto caraqueño. Tras su enorme temporada pasada (titular indiscutible de los todavía Hornets con 13,9 puntos y 9 asistencias) lo esperado era que se quedara en los ahora Pelicans dirigiendo el juego de un equipo que conoce bien. Pero no fue así. El internacional venezolano ha ido a parar a Sacramento Kings, que es un erial. Porque los Pelicans tienen mimbres para crecer, pero los Kings apenas gozan de esa posibilidad. Al menos, el ex de Maryland será titular y tendrá minutos con la salida del equipo de Tyreke Evans. Será otra temporada, por lo tanto, para crecer en lo individual y penar en lo colectivo.
Carlos Delfino (de Houston a Milwaukee). También resultó algo inesperada la marcha de Carlos Delfino. El alero santafesino cumplió con creces en los Rockets con 10,6 puntos en 67 partidos de fase regular, pero Houston, en su intento por seguir creciendo sacrificó al internacional argentino. Y su sacrificio, el de Delfino, ha sido memorable (en el aspecto negativo). Ha pasado de un equipo con marchamo de aspirante a anillo a otro convertido en un solar en ruinas: Milwaukee se erige como una Seseña baloncestística. Lo único positivo para el Lancha es que se encontrará con viejos conocidos en los Bucks, equipo en el que ya jugó. Saludará a los empleados del club y a los aficionados como si nunca se hubiera ido, como si nunca hubiera soñado con permanecer en un equipo ganador. Lo suyo va a ser una penitencia. Milwaukee, sin Brandon Jennings y Monta Ellis, ha quedado en los huesos.
Gustavo Ayón (de Milwaukee a Atlanta). Camino contrario ha tomado el mexicano Ayón. Éste era uno de los nuestros que más cerca estaba de volverse a Europa y acabar con su ciclo NBA. En España, sin ir más lejos, se daba como buena la opción de que jugara en el Barcelona. Pero no fue así. Los Bucks cortaron a Ayón y los Hawks le reclamaron. Compartirá vestuario con Al Horford. Pero no todo son parabienes. Atlanta no es un equipo potente, pero es bastante más equipo que Milwaukee. Y Ayón lo tendrá más que complicado a la hora de meter la cabeza en la rotación. Al Horford, Paul Millsap, Elton Brand, Pero Antic… la cosa va a estar cara. El sueño NBA de Ayón le puede costar dinero y minutos.
GINÓBILI Y HENRÍQUEZ
A los movimientos internos hispanos dentro de la liga, se ha contrapuesto la inexistencia de movimientos de la NBA al exterior o viceversa. Por primera vez en mucho tiempo, ningún hispano causó baja en la NBA y prácticamente ninguno nuevo metió el hocico.
La única novedad se llama Jordan Henríquez, es un estadounidense de origen panameño y tiene difícil llegar vivo al inicio de la temporada regular, ya que es pívot y tiene por delante a Dwight Howard, Omer Asik, Greg Smith, Marcus Camby… vamos, lo suyo en Houston sería un milagro. Pero, al menos, el ex de Kansas State está viviendo su particular sueño tras incrustarse en la plantilla una vez jugó la Liga de Verano.
No tuvo tanta suerte el venezolano Greg Echenique. El ex de Creighton no pudo meterse en la segunda ronda del draft, algo previsible, y su presencia en la Liga de Verano con Toronto apenas le reportó visibilidad, por lo que su sueño NBA sigue siendo eso, un sueño.
Además, hubo otro jugador que estaba en el aire. Bueno, en el aire de aquella manera, ya que casi nadie dudaba de que Manu Ginóbili no iba a retirarse de la práctica del baloncesto. Eso sí, de no retirarse, nadie imaginaba otro lugar para su vida deportiva que no fuera San Antonio. Y así fue. Se le acababa el contrato al de Bahía Blanca y tocaba renovar. Lo ha hecho por 2 temporadas a razón de 7 millones de dólares por año. No está mal, pero es menos de lo que hubiera podido lograr. Pero Manu está ya en otra dimensión. Su equipo sigue siendo un equipo ganador que se quedó a un pasito del anillo. Y él quiere seguir disfrutando del baloncesto mientras dure. En la franquicia le han tirado todas las flores del mundo. No es para menos.
SIN MOVERSE DEL SITIO
Los otros 10 jugadores hispanos de la NBA se han quedado en su sitio. Alguno lo tenía claro. Marc Gasol en Memphis, Al Horford en Atlanta o Ricky Rubio en Minnesota son indiscutibles, como ahora lo es en los Lakers Pau Gasol tras la espantada de Dwight Howard.
La permanencia de Pablo Prigioni en los Knicks se veía venir tras su buen año de ‘novato’, Víctor Claver debe empezar a crecer en Portland y siguen en sus equipos Trevor Ariza (Washington), Charlie Villanueva (Detroit), que no abandona su caída libre, y Francisco García (Houston), que se ganó el puesto en los playoffs. También lo hace J.J. Barea en Minnesota, aunque todavía no pueda decir que ande seguro. Y es que los movimientos del equipo, reforzando mucho el puesto de escolta, amenazan al boricua en su versátil rotación. Veremos qué pasa con él. Podría ser un último, o quién sabe si penúltimo, movimiento en el más agitado verano para los hispanos que habitan la NBA.