JORNADA NBA / playoffs 2013 (1ª RONDA)
Lakers sufre su peor derrota casera en playoff ante los Spurs de un gran Tim Duncan
Celtics cae en casa ante Knicks; bostonianos y angelinos pierden por 3-0 sus series
Golden State gana a Denver en un extraordinario partido con Curry y Lawson en figuras
Nunca Pau Gasol hizo un triple-doble más triste. Su primer triple-doble en un playoff acabó con la peor derrota de la historia de Lakers como local en postemporada. San Antonio ganó por 31 puntos en el Staples Center para ponerse 3-0 con un inigualable señor de 37 años llamado Tim Duncan.
Fue un auténtico paseo. Con los Spurs arrollando en plan entrenamiento y los Lakers intentando salvar los muebles por momentos con un quinteto indigno de tamaña franquicia. Porque el equipo local llegó a poner en pista en un momento dado a un cinco integrado por Andrew Goudelock, Darius Morris, Earl Clark, Antawn Jamison y Jordan Hill. Los 2 primeros fueron titulares debido a las bajas exteriores de Lakers (Steve Nash y Steve Blake no jugaron) y anotaron con profusión. Lógico, porque a los Spurs les bastó con defender el interior fuerte para ganar con holgura. Lo de Tim Duncan fue estratosférico.
Como estratosférica está siendo la defensa de los Knicks en la serie con Celtics, que también se pone 3-0 tras 3 partidos en los que Boston nunca ha llegado a 80 puntos. Sin su gran base, Rajon Rondo, los de Doc Rivers son incapaces de leer la defensa neoyorquina y superarla. Otra vez lidedazgo de Carmelo Anthony. En el lado positivo, el muy buen partido del argentino Pablo Prigioni, que jugó 30 minutos; en el negativo, la expulsión de J.R.Smith por un codazo innecesario.
Aunque con menos nombre, el partido de la jornada que fue realmente apasionante fue el Golden State-Denver. Partidazo en Oakland con victoria local. Stephen Curry fue la figura de Warriors y Ty Lawson, la de Nuggets. Final loco, muy loco. Noche salvaje de baloncesto en el Oracle Arena, una oda a los playoffs en estado puro.
L.A.Lakers 89 San Antonio 120 (0-3)
Varapalo y de los grandes. San Antonio pasando como un tornado y sin despeinarse por un Staples Center carente de alma competitiva, incapaz de generar impulsos para los suyos desde la grada en una sequía retroalimentada entre plantilla y afición. Lakers, con su juego exterior hecho trizas por las lesiones para partir en el encuentro con Goudelock y Morris como titulares. Lakers, con Metta World Peace entre algodones, no recuperado realmente de su lesión para ser competitivo y teniendo que claudicar en la segunda parte. Y los Spurs dándose un festín con un Tim Duncan inconmensurable para ganar por 31 en L.A. e infligir a Lakers la más severa derrota sufrida jamás como local en playoffs por el equipo más glamouroso de la liga.
Pau Gasol, mientras, firmando su más triste triple-doble. El primero en playoff (es el séptimo Laker que lo hace en la historia), el octavo triple-doble de su carrera, el tercero en apenas unos días (¡hazaña para un 7 pies!)... y, sin embargo, Pau Gasol terminando el partido sentado en el banquillo, solo tras el bocinazo final, sin entrar en pista, con la mirada perdida, como sabiendo que estaba viviendo uno de sus últimos lances como miembro de Lakers.
Gasol hizo otro triple-doble, pero aportó bastante al mal común local, que no fue otro que una lamentable defensa, falta de tensión, intensidad y deseo. Todo el deseo que le sobró a unos Spurs ávidos de baloncesto y de confianza, superiores hasta decir basta, más aún a sabiendas de la inferioridad angelina en el juego exterior.
Fue un paseo desde el principio. Mediado el primer cuarto, el marcador ya era de 8-15. Por entonces, sólo funcionaba Gasol y San Antonio empezaba a exhibirse en plan entrenamiento, sin rival. La mala cabeza de Dwight Howard le metía en problemas de faltas a los 7 minutos, Matt Bonner volvía a molestar con un triple y Tim Duncan y Kawhi Leonard llevaban a los suyos a un 18-30 en el primer cuarto. La cosa pintaba mal para los californianos, que jugaban sin alma.
Al poco de iniciarse el segundo cuarto, Gasol ya había capturado 10 rebotes, pero todo seguía igual. Dominio claro de Spurs con Tony Parker exhibiéndose andando para dar una ventaja a su equipo de 18 puntos (30-48) para bochorno local. Entonces, surgió el local Goudelock para encadenar 8 puntos y dejar con vida a los Lakers, que se fueron al descanso 44-55. San Antonio había anotado el 59% de sus tiros.
Nadie creía en los angelinos y nadie se sorprendió cuando en el tercer cuarto los Spurs rompieron definitivamente el partido para empezar a humillar sin esforzarse y sin pretenderlo al equipo local. Tim Duncan se merendó a Gasol en unos minutos brillantísimos y se puso en un momento con 20 puntos y 10 de 11 en el tiro de campo, los visitantes se movieron en el cuarto por momentos en el 80% en el tiro dinámico y ni un Goudelock enorme pudo evitar que el equipo texano se fuera de 20. Era el momento más delicado para Lakers, Howard había cometido su cuarta falta y los locales jugaban con Morris-Goudelock-Clark-Jamison-Hill. Una auténtica broma macabra. La debable se palpaba en el ambiente. Lo único negativo para San Antonio, la lesión de Tiago Splitter, que se fue cojo a vestuarios y no jugó más.
Y ésta, claro, llegó: la debacle. Abismo entre la aportación de uno y otro banquillo, tanto en jugadores como en entrenadores. Los locales empezando a perder pie. Gesto-poema de D'Antoni en la banda y de Mitch Kupchak en la grada, Pau Gasol alzando de vez en cuando la vista para ver el marcador e interiorizar el desastre y los Spurs en plena fiesta deportiva, jugando a placer, exhibiendo su superioridad manifiesta sin necesidad, ni siquiera, de que Manu Ginóbili hiciera otra hazaña miniaturizada en minutos, como en anteriores partidos. Y el Staples se fue despoblando al ritmo que su equipo se iba desinflando hasta desaparecer arrastrado por la corriente del rival y su incapacidad para el nado.
Al final, los Spurs metieron el 61% de sus tiros para hacer 120 puntos a la bochornosa defensa local. Duncan se iba a 26 puntos con 9 rebotes y 12 de 16 en el tiro. Juvenil, impecable e implacable, excelso, sonriente ante las bravatas infantiles de Howard. Además, 20 tantos y 7 asistencias de Parker. Fundamental otra vez. Manu Ginóbili se quedó en 6 puntos, 3 asistencias y 3 robos en 20 minutos, sin que fuera necesaria su intervención real. Y DeJuan Blair aprovechó minutos de la basura para ahondar la herida angelina con 13 tantos y 7 rebotes en 14 minutos.
En Lakers, 24 puntos y 6 asistencias de Darius Morris y 20 tantos de Andrew Goudelock aprovechando el interés defensivo de los visitantes por tapar a los interiores californianos, pero 4 de 20 el equipo en triples. Sin amenaza de tiro. Howard logró 25 tantos y 11 rebotes, con 7 de 15 en libres, y Pau firmó su más triste triple-doble con 11 puntos, 13 rebotes y 10 asistencias, yendo de más a menos. El resto, a verlas venir. Ahora, a Lakers sólo le queda evitar el humillante 4-0.
Boston 76 New York 90 (0-3)
Los Celtics, por el mismo camino que los Lakers, pero con un distinto diagnóstico de su enfermedad. Si los angelinos pierden 3-0 porque no defienden, los bostonianos caen 3-0 porque no atacan. No hay duda de ello, en 3 partidos, 3 atascos monumentales: 78, 71 y 76 puntos para caer sin opciones ante unos Knicks crecidos.
Se esperaba bastante de una serie que se está quedando en nada. Más aún tras este triste primer partido en el Garden tras el atentado de la Maratón de Boston. No sirvió ningún incentivo para que los locales reaccionaran. Y las camisetas con el lema "Boston Strong" se quedaron en nada.
Esta vez, no se ahogaron ofensivamente los Celtics en la segunda parte, sino que lo hicieron en la primera: 31-47 y partido casi dado por perdido. Los visitantes tuvieron a un gran Prigioni en el arranque del partido, un Prigioni que acertó con sus triples, defendió y estuvo en pista en el momento culminante. Ese momento llegó en la recta final del segundo cuarto, cuando Mike Woodson puso en pista a la vez a sus 3 bases: Raymond Felton, Jason Kidd y Pablo Prigioni. Cada vez que estos 3 se juntan la bola fluye naturalmente por la pista, el juego se democratiza, la armonía se multiplica. Así fue nuevamente. Máxima diferencia de 18 puntos y 16 de ventaja al descanso.
Y es que jugaron esos minutos 3 bases contra 0. Porque a Boston, sin Rondo, no le queda ningún base real en competición, ningún jugador que bote la bola, mire al frente y organice el juego. No tiene ningún componente con esa característica. De hecho, el que más se acerca a ese concepto es un alero y se llama Paul Pierce.
Por lo demás, el partido se terminó en el intermedio. Y la medida para que así fuera fue el hambre de unos y otros... también las urgencias históricas y personales, también el físico.
Los Knicks ganaron fácil con el Garden desinflándose al ver la impotencia de su equipo. Melo volvió a ser el líder visitante con 26 puntos y una gran defensa, aunque apenas aportara en campos como el rebote o el pase extra. Raymond Felton, a gran nivel, logró 15 tantos y 10 asistencias y J.R.Smith, otros 15 puntos antes de ser expulsado por su mala cabeza cuando quedaban 7 minutos para el final del choque y su equipo dominaba por 19 puntos. Le dio un incomprensible codazo en la cara a Jason Terry. Innecesario por completo.
Además, Prigioni fue otra vez titular, disputó 30 minutos, fue importante en la victoria, anotó 9 puntos con 3 de 5 en el triple y robó 5 balones. Buenos roles defensivos y reboteadores de Tyson Chandler e Iman Shumpert y mejora de un hasta ahora muy desdibujado Steve Novak.
Los Celtics perdieron 17 balones y con su incapacidad ofensiva han tirado por la borda su camino por los playoffs. Jeff Green acabó con 21 puntos y 9 rebotes, Paul Pierce con 17 y Kevin Garnett con 12 y 17 rebotes, a pesar de arrastrar problemas físicos. Doc Rivers buscó variar sus propuesta, sacó de titular a un hombre bajo, Jason Terry (¡qué mediocre temporada la suya!), por un hombre alto, Brandon Bass, que se quedó en la segunda unidad. Pero no hubo forma. Ahora mismo, un abismo físico y mental separa a amos equipos.
Golden State 110 Denver 108 (2-1)
El mejor partido de la jornada con diferencia. Ambientazo en el Oracle Arena, dos equipos dispuestos a quemar sus naves por la victoria, buen juego, pasión, errores jugosos, aciertos fascinantes, bola, juego, cestas, emoción, final loco.
El encuentro tuvo de todo y mantuvo a los espectadores pegados a sus asientos como si tuvieran pegamento. ¡Y los Warriors se adelantan sin David Lee en liza, tirando de milagro competitivo!.
El partido fue un festín para el amante de este deporte que culminó con una bacanal loca en la que uno no sabía con qué quedarse. Los últimos 10 segundos del choque fueron un canto a la anarquía de frenopático, a la más intensa desafección con el mundo rutinario. Una maravilla impredecible.
Había anotado el visitante Wilson Chandler un triple para acortar distancias hasta el 109-108 con 16 segundos por jugar. Los locales tenían el balón. Medio partido estaba en su capacidad para jugarlo bien, ¡pero ni siquiera pudieron jugarlo!. Jarrett Jack fue a sacar, no encontró destino en la pista, se quedó con la bola en las manos y los árbitros le pitaron violación de 5 segundos. El balón decisivo pasaba en un abrir y cerrar de ojos de manos locales a visitantes.
Entonces, atacó Denver para ganar… y Ty Lawson, su estrella en el partido tras una noche de ensueño, perdió la bola tirando por tierra una actuación magistral. Y otra vez cambiaba de manos la decisión del choque a falta de 5 segundos. Tuvo tiros libres para tranquilizar a la parroquia local Harrison Barnes, pero sólo metió 1 para poner el 110-108. Para postre, el triple desesperado de Andre Iguodala desde el centro de la cancha para darle el triunfo a Denver, un triple que no entró. Locura en la grada tras la locura vivida en la pista.
Los Warriors ganaban y se adelantaban 2-1 con David Lee como espectador. Stephen Curry tejía otro partido para configurar su curriculum, tendente a lo más grande. Sus problemas de tobillos quedaron aparcados. Se fue a 29 puntos, 11 asistencias, 6 rebotes y 4 triples. Divino. Excelente Jarrett Jack con 23 puntos y 7 asistencias, aunque con 7 pérdidas, incluido ese susto final en su saque frustrado.
Además, enorme el novato Harrison Barnes, que sigue creciendo. Anoche, 19 tantos y 7 rebotes. También 19 tantos de Carl Landry, que firmó una gran primera parte. Una primera mitad en la que, por cierto, Golden State perdió 14 balones y defendió de pena para irse al descanso 12 abajo (54-66). Positiva también la mayor presencia en el juego de Draymond Green. En el lado negativo, el desdibujado partido de Klay Thompson.
En Denver, inmenso Ty Lawson (lástima de pérdida decisiva). El base visitante bordó el baloncesto con 35 puntos, 10 asistencias y 12 libres anotados desde la perfección. Corey Brewer anotó 16 desde el banquillo, aunque se apagó totalmente en la segunda mitad, y aportaron también Iguodala, mejor en la primera mitad- y Kenneth Faried, al que ya se le ve recuperado. En el lado negativo, la paupérrima actuación de Andre Miller, el héroe de la única victoria hasta el momento de los Nuggets, y el lío que montaron JaVale McGee y Andrew Bogut, que dio un poquito más de salsa a un partido que tuvo de todo.