La gestión de la plantilla: Gregg Popovich vs. Mike Brown
(O cómo conducir a tus astros a los decisivos playoffs)
Yo gestiono, tú gestionas... ellos gestionan. Gestionar una plantilla no es tarea fácil. Menos aún cuando hay que reconducir a un buen puñado de estrellas. Esta es la breve historia de dos gestiones. Una exitosa, la de Gregg Popovich en los Spurs; otra culminada en fracaso, la de Mike Brown en Lakers.
A veces, los datos nos ofrecen un monólogo bárbaro, harto elocuente. Porque las cifras surgen diáfanas en ocasiones. Pocos parecen haber reparado en ellas. Y el análisis de lo que está ocurriendo en playoffs merece echar la vista atrás. Sólo así, esos datos iluminan el escenario actual.
Hablo de minutos, de reparto de responsabilidad, de seguridades o inseguridades en el banquillo, de profundidad de plantillas...
Los Lakers han llegado muertos a los playoffs. No es de extrañar, Mike Brown ha sobrecargado a su 'big three' en temporada regular. La lista de jugadores de la NBA con más minutos a su espalda en la temporada regular nos dice mucho:
- 2. Pau Gasol. Sumó 2.429 minutos (sólo superado por Durant)
- 11. Kobe Bryant. 2.232 minutos
- 30. Andrew Bynum. 2.111 minutos
Todos por encima de los 2.000 minutos. Todos entre los 30 jugadores de la liga con más carga en sus piernas y en sus mentes. ¡Quiero vacaciones, señor Brown!.
Comparemos ese tremendo esfuerzo físico de las estrellas de Lakers con el que soportó el trío estelar de San Antonio Spurs:
- 60. Tony Parker 1.923 minutos
- 113. Tim Duncan 1.634 minutos
- 265. Manu Ginóbili 792 minutos, que sufrió una lesión de larga duración.
Nadie del triángulo esencial de Popovich se situó entre los 50 jugadores más utilizados. ¡Gregg, necesito jugar, póngame en la pista que me muero por tocar balón!.
Es decir, los 3 mejores jugadores de Lakers disputaron 2.423 minutos más que los 3 mejores de Spurs. O lo que es lo mismo, minutos que equivalen a 50 partidos. Mejor, ni lo imaginen.
Ahora, tal vez entiendan / entendamos algo más de la frescura de uno y otro equipo en la postemporada. Ahora, tal vez comprendan / comprendamos la lucidez mental de unos y otros.
Simplificando, que es gerundio
La culpa no es exclusivamente de Brown. Hay muchos factores imposibles de desgranar. Tendremos que simplificar mucho.
Es cierto que la inseguridad de Brown en su primer año con los angelinos le ha hecho ir sobre seguro. Nunca fue demasiado atrevido el ex de Cleveland. Y no estaba el horno para bollos.
La inseguridad de Brown contrasta con la extrema seguridad de Popovich, capaz de impedir a sus estrellas jugar un back-to-back o de restringir sus minutos y que sólo disputen 20 minutos en un partido.
Otro aspecto destacable, que exonera en parte a Brown, es la comparación (odiosa, claro está) entre las segundas unidades de los dos equipos que nos ocupan. Un abismo las separa. Nada tienen que ver. Pálpito triste esta comparación para el Staples.
Otro origen del desequilibrio está en cómo San Antonio resolvió gran cantidad de partidos por la vía rápida, frente a la falta de contundencia de los Lakers, que no se escaparon durante la temporada ni de sus rivales, ni de sus propias sombras. Esas sombras que nacieron ya en aquel loco diciembre que sucedió al lockout.
Aún así, parece ignominioso obligar a un 7 pies como Gasol a convertirse en el segundo jugador de la NBA en minutos jugados. Porque es sinónimo de asesinato público.
Más aún cuando se trata, como digo, de un hombre alto y no precisamente joven (31 años).
Como tampoco parece lógico hacer jugar 2.232 minutos a un tipo de 33 años como Kobe.
Más aún cuando al inicio de campaña dijo Brown que limitaría sus minutos. ¡Estaba Brown como para quitarle minutos a un Kobe que quería ser máximo anotador de la NBA!. Bendita inocencia, propia de un telefilm que podría llamarse: "Novato en Hollywood".
Los excesos se pagan. Popovich los comete, pero a su manera. En la gestión de sus estrellas siempre prefiere el déficit al superávit. Porque disfruta recogiendo el fruto de su siembra paciente. En el fondo, es un intelectual del basket. Y un matemático preciso en el reparto de cargas.
A esa seguridad de Pop, le ayuda también tener a sus órdenes a 3 jugadorazos que saben controlar sus egos. No se puede decir lo mismo de algún jugador que en vez de estar a las órdenes de Brown, parece haber estado en los desórdenes generales de un equipo caótico. Porque el equipo angelino ha sido una jaula de grillos. Tendrán que abrir la jaula.