Los Nets se despiden de Nueva Jersey tras 35 años al otro lado del Hudson
Los Sixers serán esta noche el último rival de los New Jersey Nets como anfitriones
El partido que esta noche disputarán New Jersey Nets y Philadelphia 76ers tendrá una especial significación. Será el último encuentro que dispute la franquicia como anfitriona en el estado vecino a Nueva York tras 35 años allí. Este verano, cruzarán el río Hudson.
Será un viaje de vuelta a Nueva York, porque los Nets ya cruzaron el Hudson para asentarse en Nueva Jersey en 1977, una año después de su llegada a la NBA desde la ABA, donde, jugando en Long Island y con Julius Erving como gran estrella, fueron una franquicia campeona.
Tras su incorporación a la NBA, la presión en los despachos de los Knicks, celosos en la defensa de su feudo neoyorquino, y la falta de espectadores en Long Island les obligaron a trasladarse al estado vecino, donde el 'glamour' de Manhattan se desvanece, y además, les hicieron perder a Erving.
Primero Piscataway, compartiendo la pista de la Universidad de Rutgers, luego la pequeña East Rutherford, durante muchos años, y en las últimas temporadas Newark, con su Prudential Center, fueron las ciudades que albergaron la pista de juego de los Nets.
En todos esos años, la vida de los Nets en la liga no ha sido nada fácil y sólo en 2002 y 2003, con el mejor Jason Kidd al mando, el éxito les acompañó en forma de título de la Conferencia Este, aunque no terminó de ser total y cayeron en las respectivas finales de la NBA con Lakers y Spurs.
En el resto de temporadas, más bajos que altos y muchos recuerdos, el peor de todos, el trágico accidente que truncó la vida de Drazen Petrovic en 1993 y con él, a un prometedor equipo, con Derrick Coleman y Kenny Anderson, que nunca se recuperó de esa tragedia.
Este verano, los Nets y su dueño desde hace apenas 2 años, el multimilonario ruso Mikhail Prokhorov, se trasladarán a Brooklyn, a su nueva sede, para seguir siendo los Nets, aunque no serán ya los mismos Nets.
A muchos de los que han sido sus fieles aficionados en Nueva Jersey durante tantos años les costará contener las lágrimas cuando esta noche vean a los jugadores desaparecer por última vez en el túnel de vestuarios y las luces del Prudential Center se apaguen para tal vez no volver a encenderse nunca en la NBA.