ACTUALIDAD / FINAL NBA 2011
Miami y Dallas inician su lucha por el anillo con la final de 2006 en la memoria
Es la final de LeBron, pero también la de Nowitzki... dos estrellas sin anillo
No hay un claro favorito, aunque las apuestas se decanten por los 'Beach Boys'
En unas horas, comenzarán en el estado de Florida las finales de la NBA 2011, unas finales que enfrentan a Miami Heat, el equipo más mediático de la liga tras la unión James-Wade-Bosh, y Dallas Mavericks, el equipo de los eternos aspirantes al anillo. J.J.Barea aspira a lo más alto.
Esos eternos aspirantes al anillo no son otros que jugadores como Nowitzki, Kidd, Terry, Stojakovic o Marion. Muchos años en la elite todos ellos y muchos años al máximo nivel personal para no haber nunca logrado un título. Ahora llega su gran oportunidad. Una oportunidad en la que estará bien presente para la franquicia aquella final que Miami ganó a Dallas en 2006.
También es la gran oportunidad de José Juan Barea, que es nuestro único representante hispano en la final y que es el tercer puertorriqueño que logra acceder tan lejos en la NBA. Además, su llegada a lo más alto coincide con su pico de forma de la temporada y con su mejor momento desde que juega profesionalmente en Estados Unidos.
La final comienza esta noche a las 9 de la tarde (hora local de Miami) y se jugará con el formato 2-3-2, es decir, los 2 primeros en Miami, los 3 siguientes en Dallas y los 2 últimos de vuelta a Miami, en caso de que se agotara la serie y fuera a un dramático séptimo encuentro.
Diseccionando a los Heat
Miami apostó a lo grande el pasado verano y su apuesta se ha traducido en una final de la NBA con el factor cancha a favor. El equipo de Florida no se comportó de forma notable en la temporada regular, pero sí lo está haciendo en la postemporada, donde acumula 12 victorias por 3 derrotas: 4-1 a Philadelphia, Boston y Chicago.
Ese idéntico 4-1 para desembarazarse de cada uno de sus rivales tiene su mérito. Porque los Sixers eran un equipo peligroso y porque no dio opciones a dos equipos del nivel de Celtics y Bulls, con los que estuvo peleando por la cabeza del Este gran parte del año.
El equipo de Spoelstra presenta una notable capacidad defensiva, aprovechando que buena parte de sus jugadores apenas participan del ataque y pueden tomar aire para aplicarse al máximo en la retaguardia. Porque la ofensiva de Miami es sota, caballo y rey... es decir, Bosh, Wade o James. No hay mucho más.
Los datos en playoffs no dejan lugar a dudas. Entre los 3 suman 1.025 de los 1.394 puntos del equipo y 375 de los 631 rebotes. Por si fuera poco, la pareja James-Wade acumula 143 de las 229 asistencias de Miami.
Los números hablan por sí solos: James promedia 26 puntos, 8.9 rebotes y 5,5 asistencias, Wade se va a 23,7 tantos, 7,2 rebotes y 4.1 pases de canasta y Bosh añade 18,6 puntos y 8,9 rebotes. Tras ese trío estelar, el vacío. James Jones y Mario Chalmers, el 4º y 5º en anotación, promedian algo más de 6 puntos por encuentro.
Lo mejor que le podía pasar a Spoelstra es que entre diversos defensores puedan aplacar la genialidad de Nowitzki (imaginen a James, Haslem o Bosh, entre otros) y que los 'Mikes', Miller y Bibby, aparezcan puntualmente en ataque. Porque la fantasmagórica nómina de hombres altos formada por Ilgauskas, Howard y Magloire ni está ni se les espera. Son eso, fantasmas del pasado.
Luego, está Eddie House, ese jugador tan aprovechable en momentos de máximo riesgo como poco utilizado por Spoelstra. Veremos si tiene algún minuto feliz.
Parece importante el papel que pueda desarrollar Haslem en defensa, pero es una incógnita su nivel tras padecer una larga lesión.
El líder indiscutible en estos playoffs es James, que está brutal en ataque y defensa en los minutos finales de los partidos. Wade está en un segundo plano, aunque jura y perjura que no tiene problemas físicos y Bosh estuvo en un tercer plano hasta que dio un paso al frente en más de un partido. Se trata de un trío temible, de eso no hay duda.
Las credenciales de los Mavs
Hablar de Dallas no es hablar de un 'big three', sino de un equipo bien compacto. Eso sí, es hablar también de un líder indiscutible, porque Nowitzki jamás estuvo mejor. Y eso es decir mucho.
El alemán está en estado de gracia: 28,4 puntos, 7,5 rebotes y 2,7 asistencias por partido. Pero lo más abracadabrante son sus procentajes de tiro: 51,7% en el de campo, un impresionante 51.6% en los triples y un no menos sensacional 92,9 en los libres, yendo a la línea de castigo cada dos por tres.
El segundo estilete ofensivo del equipo texano sigue siendo ese incombustible sexto hombre llamado Jason Terry, autor de 17,3 tantos por partido en la postempora, también con muy buen acierto, incluyendo un 46,3% en el triple y un 89% en los libres. Sólo Marion supera también los 10 puntos de media en playoffs.
Pero después llegan los intangibles de este equipo que muchas veces se hacen tangibles y se pueden tocar con los dedos: la labor defensiva y reboteadora (9,3 rechaces por choque) de Chandler, la sabia referencia organizativa de Kidd (9,9 puntos, 7,7 asistencias y 2,2 robos), la ayuda ofensiva puntual del eterno Peja Stojakovic... Y el surgir de J.J.Barea, inmenso en estos playoffs con 8,9 puntos y 3,5 pases de canasta en sólo 17,5 minutos.
Habrá que ver qué aportan Haywood y Brewer en defensa y cuántos minutos están en cancha. Así como la aportación de Shawn Marion, auténtico comodín de este equipo que puede ser clave con su rendimiento, tal y como demostró a última hora ante los Thunder.
Dallas está haciendo una gran postemporada. Como su rival, suma 12 triunfos y 3 derrotas: 4-2 a Portland, un increíble 4-0 a los Lakers dejando una impresión demoledora y un 4-1 a los jóvenes Oklahoma City Thunder. Y aunque es un equipo con un inagotable combustible en la ofensiva, también es un conjunto que puede apretar mucho en defensa, porque tiene mimbres para ello en la cancha y porque Carlisle siempre ha gustado del buen tono defensivo.
Comparativas y tácticas
Si en Miami están pendientes de parar a Nowitzki, en Dallas están pendientes de parar a James, porque detener al 'big three' al completo parece una quimera. Veremos por qué se decide Carlisle a la hora de parar a la máquina de Akron.
Algo que parece harto probable es que el técnico de Dallas echará mano de un recurso defensivo que buen resultado le ha dado hasta la fecha: la zona. Una zona podría hacer daño a los Heat porque dificultaría las penetraciones de James y Wade y podría poner en evidencia la falta de consistencia de Wade en el triple (un 24,1% de acierto en playoffs y un mal endémico de este jugador). Pero habría que ver cómo responden a esa zona jugadores como Bibby, Miller o House, en el caso de que éste jugara minutos.
A Spoelstra le preocupa esa zona, como le preocupa las posibles penetraciones del rapidísimo Barea para dividir la defensa de su equipo. Ha llegado incluso a decir que podría poner puntualmente a James sobre Barea. Es la versatilidad de un grande como James, que lo mismo defiende a un 2.13 como Nowitzki que a un 1,83 hinchadísimo como Barea.
Lo cierto es que habrá que analizar el duelo en las bancas entre Spoelstra y Carlisle, 2 entrenadores infravalorados que han hecho un gran trabajo esta temporada.
Si se comparan los equipos en los colectivo, Miami destaca por su notable defensa, que deja a los rivales en estos playoffs en un 41,9% de acierto en el tiro de campo. Mientras, Dallas está defendiendo con notable acierto el perímetro rival -sus contrarios no meten más que el 26% de sus triples-.
Se trata de dos equipos bien distintos en muchos aspectos. Nada tiene que ver la circulación de balón de los Mavs, que rozan las 21 asistencias por partido, con las terca obstinación tripartita de los Heat, que suman prácticamente 6 asistencias menos por noche. El rebote, sin embargo, es más cosa de los de Florida, que sin hombres del fuste de Chandler, Haywood o Nowitzki son más sólidos en los tableros gracias a la gran aportación de los hombres exteriores.
Pero fuera de aspectos estadísticos, hay elementos que no se pueden medir aún. Elementos como la aceleración cardíaca que alcanzarán los corazones de unos y otros en momentos cruciales, el factor suerte, que no es tontería cuando la cosa anda muy equilibrada, el factor... en fin, que todo puede pasar. Si no, que se lo digan a Dallas, que aún recuerda aquella final de 2006 ante Miami cuando ganó los 2 primeros partidos y perdió los 4 siguientes.