Eduardo Nájera: ''Me siento muy, muy bien''

Desde luego, el cambio no ha podido ser mejor. En unos días, Eduardo Nájera ha pasado de jugar en el peor equipo de la liga a hacerlo en uno, Dallas, con aspiraciones al campeonato. No es de extrañar, por lo tanto, que el mexicano se sienta feliz y no pueda parar de sonreír.

En pleno éxtasis parece haber quedado el chihuahuense a juzgar por la permanente sonrisa que ilumina su rostro desde que se confirmara que su destino eran los Mavericks, el equipo en el que jugó sus 4 primeros años como profesional y al que siempre soñó con regresar.

“Hoy es el primer día en el que he podido sonreír”, reconocía el mexicano al Dallas Morning News, tras un fin de semana de tensión a la espera de que todo se confirmara. “De verdad que no quería celebrarlo durante el fin de semana. Sólo quería asegurarme de que nada se torcía, así que no me emocioné demasiado”, afirmaba un Nájera al que podemos imaginarnos con los dedos cruzados a la espera del anuncio oficial.

Un traspaso muy celebrado

Más de 100 mesajes y correos electrónicos le llegaron al jugador de Meoqui tras conocerse la noticia. No es normal tanta celebración en un traspaso, pero todos aquellos que conocen a Nájera sabían lo que suponía para él en el plano no sólo deportivo sino también personal.

“Tengo la oportunidad de jugar en un equipo que está tratando de alcanzar el máximo objetivo, que es el campeonato”, asegura Nájera, “Ahora soy más viejo. Más sabio, creo. Y espero que cuando llegue a Dallas, necesiten de un hombre como yo, un hombre que va aportar energía, a intentar conseguir posesiones extras, a defender y rebotear”.

Unas aptitudes, las del jugador mexicano, que él mismo considera mucho más aprovechables por parte de un equipo con aspiraciones, en el que siempre es necesario quien se haga cargo del trabajo sucio, que en un equipo más preocupado del desarrollo de sus jóvenes talentos, como los Nets.

Una opinión que comparte el entrenador de los Mavericks. “Es un ganador. Es un activo para cualquier buen equipo de baloncesto y estamos contento de tenerle con nosotros”, aseguraba el que ya es su nuevo técnico, Rick Carlisle.

Para Nájera, el regreso a Dallas es un regreso a casa. Aún conserva el piso en el que vivió en su anterior etapa con los Mavs y ahora quiere convencer a su mujer para trasladar el hogar familiar desde Oklahoma, donde vive desde su etapa universitaria, a la ciudad texana, donde quiere vivir cuando se retire del baloncesto.

Para completar su felicidad, sólo falta que restablezca del todo su espalda, una espalda que le ha dado muchos problemas desde la pasada temporada, pero que ahora asegura tener en mejor estado de lo que ha estado en meses, aunque aún tenga que terminar de fortalecerla para evitar nuevas recaídas. Su actual estado de euforia le ayudará en la labor, sin duda.