Greg Oden se perderá toda la temporada tras lastimarse la rodilla izquierda
El pívot de Portland se ha fracturado la rótula y su recuperación será muy lenta
El jugador ya se perdió su temporada de novato por culpa de la rodilla derecha
Todo estaba preparado para un gran espectáculo. Jugaban Portland y Houston en el Rose Garden. Los Blazers aparecieron con una preciosa indumentaria retro, pero todo se torció a los 4 minutos de juego con la gravísima lesión de Oden. Fue una victoria local preñada de tristeza.
Restaban 7:45 para concluir el primer cuarto. En esos algo más de 4 minutos disputados, el gigante local Greg Oden ya había firmado 3 rebotes y parecía que un día más dominaría a su modo la pintura, pero todo se truncó en una jugada aparentemente inocente.
El base de Houston Aaron Brooks entró a canasta y Oden, con su enorme corpachón, saltó a taponarle. No había nadie más involucrado directamente en la jugada. Y al cruzarse en el aire el liviano cuerpo de Brooks y el mastodóntico de Oden nada pareció indicar que se produjera un choque entre ellos.
Fue algo más sutil, las rodillas se rozaron, la del base en movimiento y la del pívot casi estática en salto y al caer en situación nada anómala a la pista, de pie, Oden se echó mano a su rodilla izquierda y se desplomó al suelo al instante como un gigante herido.
Situación alarmante
En un segundo saltaron todas las alarmas. Los más de 20.000 espectadores que llenaban el Rose Garden se callaron como si presagiaran la tragedia; médicos, técnicos y jugadores locales se abalanzaron sobre el jugador y le rodearon de inmediato. Oden estaba paralizado en la cancha, tumbado sobre la pista con evidentes muestras de dolor. Algo no funcionaba y no era cualquier parte de su cuerpo, sino una rodilla, el punto más frágil, su auténtica línea de flotación.
Fueron más de 5 minutos muy tensos, casi angustiosos, en los que Oden, con una toalla bajo su cabeza, fue incapaz de incorporarse por sí solo.
La grada gritaba al unísono “Oden, Oden...”, el rostro del propietario del club, Paul Allen, era todo un poema... Y sin poder levantarse por sí mismo, ayudado por los servicios sanitarios y sus cariacontecidos compañeros, Oden fue elevado a una camilla y se retiró del Rose Garden bajo una atronadora ovación.
Tras el partido, el general manager de los Blazers, Kevin Pritchard, reconocía que lo ocurrido con su pívot había sido todo un golpe en el estómago, un golpe muy doloroso para todos los que conforman el club de Oregón.
Adiós a la temporada
A la espera de la resonancia magnética que se le ha de practicar, el diagnóstico es claro y nada alentador: Oden sufre la rotura de la rótula de su rodilla izquierda y se perderá, salvo sorpresa mayúscula, toda la temporada.
Llueve sobre mojado, porque la fragilidad de sus rodillas está revelando que este jugador que habría de ser dominador de la liga puede quedarse en proyecto. Habrá que esperar.
Su trayectoria resulta más que preocupante. Elegido número 1 del draft en 2007, Oden se perdió por entero su primera temporada en la NBA por una microfractura que afectó a su rodilla derecha.
Recuperado ya, la temporada pasada se perdió 6 partidos por un problema en un pie y otros 14 por una lesión en su rodilla izquierda, la que ahora ha resultado seriamente dañada. Promedió 8.9 puntos y 7 rebotes.
Esta campaña había comenzado de forma diferente. Con buena salud y mejores números (11,1 puntos, 8,5 rebotes y 2,3 tapones en casi 24 minutos, y buenos porcentajes de tiro de campo y libre).
Sin embargo, anoche, de repente, todo se truncó y este chaval, nacido hace 21 años en Buffalo, volvió a convertirse en un gigante con pies de barro. Ahora le espera una larga recuperación. Oden ya sabe, desgraciadamente, lo que significa eso.