Crecen los rumores sobre la salida de Iverson de los Grizzlies
El jugador se ausenta indefinidamente por "asuntos personales"
Allen Iverson parece empeñado en dar la razón a todos los que dicen que es imposible que un jugador como él ponga al equipo por delante de su persona. Tras un polémico inicio de temporada lleno de declaraciones y quejas, Iverson ha “desaparecido” de Memphis alegando “asuntos personales”.
La marcha de Iverson a su hogar de Atlanta ha disparado los rumores, más allá de lo que puede haber de cierto en los mencionados problemas personales, sobre la posibilidad de que jugador y franquicia pongan fin a una relación que apenas acababa de comenzar.
Lo que está claro es que los problemas personales que sí existen son los que se refieren a la escasa intención del jugador de asumir un papel secundario en un equipo en la cola de la clasificación, pese a que todo el mundo sabía desde un inicio a dónde iba y a lo que iba.
Lo cierto es que si acabó en Memphis es porque no encontró nadie dispuesto a ofrecerle algo mejor y mucho menos el papel protagonista que él demanda y con su actitud actual corre el riesgo de unirse a jugadores como Stephon Marbury o Jamaal Tinsley en el club de jugadores cuyo cariño a sí mismos es inversamente proporcional al que en los despachos de la NBA se siente por ellos.
Polémico desde el inicio
Iverson no esperó mucho para quejarse de su situación en el equipo. Tras perderse los 3 primeros partidos por lesión, no le gustó nada el papel que le otorgó Lionel Hollins en su primera actuación.
“Echad un vistazo a mis estadísticas y veréis que no soy el sexto hombre”, soltó a los periodistas tras su primer partido, “No creo que tenga nada que ver con que yo sea egoísta. Soy quien soy. No quiero cambiar lo que me dado todo el éxito que he tenido desde que estoy en esta liga”.
Tras el partido del viernes ante los Lakers sus declaraciones siguieron la misma tónica. “Es algo que no quiero discutir”, aseguró sobre su papel en el equipo, “Es algo que le tenéis que preguntar al entrenador. Él toma todas las decisiones. Está claro que me ficharon por una razón. Me han estado viendo jugar a esto durante 13 años y saben lo que puedo hacer sobre la pista”.
Antes de ese partido, Iverson hablaba también de su frustración. “Odio perder más de los que me gusta ganar”, decía, “Nunca he sido un perdedor en mi carrera y no voy a empezar ahora. No intento ser egoísta ni nada de eso, sólo quiero ganar”.
Iverson aseguró también que existía una total falta de comunicación entre el entrenador y él, un trapo al que Hollins se negó a entrar, afirmando que su puerta está siempre abierta para hablar con él “de lo ocurrido en el partido y de su actuación en él”.
Una distracción para el equipo
En Memphis, consideran que la presencia continua de Iverson en los medios es una distracción poco conveniente para un equipo que ya tiene suficiente tarea con tratar de mejorar su rendimiento deportivo. Además, se teme que pueda perjudicar el ambiente en un equipo lleno de jóvenes talentos por desarrollar.
Algunas fuentes citadas por medios norteamericanos aseguran que el jugador habría hablado ya con los responsables de la franquicia para tratar de llegar a un acuerdo que le desvincule del equipo, aunque los Grizzlies, cuya situación económica no es precisamente boyante, no parecen dispuestos a dejarle libre si el jugador no renuncia a buena parte de los más de 3 millones de su contrato.
En definitiva, está ocurriendo lo que muchos anunciaron desde el día de su incorporación, es decir, que Iverson no aceptaría un papel secundario y que sería un factor desequilibrante en el vestuario. La misma razón que llevó a la casi totalidad de los equipos de la NBA a descartar su incorporación y que hace casi imposible encontrar un equipo que le acepte en un traspaso.
Todo apunta, pese a lo que él propio interesado pueda pensar, a que si Iverson fuerza su salida de los Grizzlies, las puertas de la NBA pueden cerrarse definitivamente para él.