Los Warriors desafinan en sus primeros compases
Stephen Jackson y Monta Ellis bombardean la química del equipo en su presentación
Nada bueno parecen augurar las declaraciones de los 2 jugadores más importantes de los Warriors en el comienzo de la pretemporada. En un día en el que todos los equipos y sus jugadores se presentaban ante la prensa cargados de buenas intenciones, Ellis y Jackson dieron la nota.
Lo normal es que esta primera jornada de contacto de los jugadores con los medios venga cargada de declaraciones de buenas intenciones, reivindicaciones del espíritu de equipo y promesas de máximo esfuerzo para la temporada que empieza y como ejemplo, basten las palabras de Allen Iverson y Zach Randolph hablando de contribuir al crecimiento como equipo de los Grizzlies.
Sin embargo, las 2 teóricas estrellas de los Warriors han optado por un camino muy diferente. Jackson, por insistir en que le traspasen, y Ellis, por desmentir la idea de su entrenador, Don Nelson, de que él y el novato Stephen Curry pueden compartir pista. Entre los dos, suman más de 90 millones de dólares en salarios comprometidos por Golden State para las próximas temporadas.
Jackson insiste en marcharse
Lo de Stephen Jackson venía ya del verano. El jugador sorprendió a todos pidiendo el traspaso al año siguiente de firmar una extensión de su contrato por 3 años y 28 millones de dólares que él mismo pidió a los responsables de los Warriors y éstos le concedieron. Unas declaraciones que le costaron una multa de 25.000 dólares por parte de la NBA.
Cuando muchos esperaban que el alero aprovechase la presentación para hablar de su compromiso con el equipo y, en cierto modo, retractarse de lo dicho durante el verano, el jugador hizo todo lo contrario e insistió en su deseo de irse. Y no se quedó ahí.
Jackson afirmó que se mantiene en lo dicho porque “quiero ganar” y “parece que no vamos a mejorar”. Según el jugador, “hemos ido para atrás desde el año en que derrotamos a Dallas” (en los playoffs de 2007, tras ser los Mavs el mejor equipo del Oeste en la temporada regular).
Para rematar, dejó por tonto al presidente de los Warriors, Robert Rowell, cuando le preguntaron por qué aceptó la extensión de su contrato si no quería seguir en el equipo. “Bueno, ¿quién habría rechazado el dinero? No soy estúpido, es decir, no he ido a la universidad, pero tengo mucho sentido común”, afirmó.
Unas palabras en las que dejaba bien a las claras que él se limitó a poner el cebo y no era su culpa que Rowell hubiera picado el anzuelo.
Monta Ellis dice que es incompatible con Stephen Curry
Tampoco se ha cortado Monta Ellis a la hora de hablar. Aún se deben estar arrepintiendo los directivos de Golden State de haberle firmado un contrato de 66 millones por 6 años a un jugador que no ha parado de darles problemas desde entonces.
Tras perderse buena parte del año pasado por una grave lesión en el tobillo por culpa de una caída mientras montaba en moto y tratar de engañar a la franquicia sobre el origen de la lesión al haberse producido la misma a partir de una actividad prohibida por su contrato, lo que le costó 30 partidos de sanción, sus primeras palabras de esta temporada no presagian nada bueno.
Poco después de afirmar en referencia al equipo que “todos compartimos la misma visión”, demostró lo vacío de tan manida afirmación al contradecir la teoría que su entrenador, el veterano Don Nelson, ha venido manteniendo todo el verano: que él y el novato Stephen Curry pueden jugar juntos.
Y no se limitó a negar tal posibilidad una vez, sino que se propuso superar la mítica triple negación del apóstol Pedro y lo hizo hasta en 5 ocasiones a preguntas de los periodistas presentes. No, no, no, no y no fue lo único que se escuchó de su boca sobre el tema.
Ni quiere jugar al mismo tiempo con Curry, ni cree que pueda hacerlo y ni siquiera quiere intentarlo. Para Ellis, Curry y él son demasiado pequeños para jugar juntos y no parece estar dispuesto a compartir balón y protagonismo.
Lo que está claro es que al circo de los Warriors le han empezado a crecer los enanos antes de empezar ni tan siquiera su primera función.