JORNADA NBA / PLAYOFFS 2009
Los Rockets toman el camino de la clasificación
Scola se convierte en el máximo anotador de Houston con 19 puntos
Fernández logra 17 tantos, pero sale perjudicado por las dudosas decisiones de su entrenador
Partidazo de Luis Scola y grandioso rendimiento de Rudy Fernández, que fueron los mejores jugadores de Houston y Portland. Sólo las circunstancias les impidieron brillar aún más. En el caso del argentino fueron las dudosas decisiones de los árbitros, en el del español, las dudosas decisiones de su entrenador.
Mientras, el tercer jugador hispano en liza, Sergio Rodríguez, no saltó a la cancha, erradicado de la rotación de McMillan tal y como se veía venir. Y los Rockets, con apuros, se impusieron a los Blazers en un importante encuentro en el que las defensas agotaron la ofensiva de las teóricas estrellas. Ni Ming, ni Artest, ni Roy, ni Aldridge brillaron.
Houston 86 Portland 83 (2-1).
Portland estuvo a punto de ganar en el Toyota Center. Tuvo opciones reales en los últimos segundos. No lo consiguió y no lo hubiera merecido, porque Houston estuvo siempre por delante y fue más equipo, al igual que su entrenador, Rick Adelman, fue más entrenador que el técnico visitante, Nate McMillan, cuya mente resulta en muchas ocasiones difícil de descifrar.
Lo cierto es que fue un partido de hispanos, a pesar de que McMillan haya defenestrado definitivamente a Sergio Rodríguez de la rotación de su equipo. Fue un encuentro de hispanos porque la inspiración de Luis Scola y de Rudy Fernández les convirtió en piezas esenciales de sus respectivos equipos.
Luisito hizo un partido memorable que se vio frenado por la falta de respeto de los árbitros; Rudy se comportó de manera ejemplar aprovechando al máximo sus minutos, pero se vio privado de una actuación más gloriosa por no se sabe qué pensamiento extraño de su entrenador, que prefirió mantener en pista en la segunda parte a un desastroso Travis Outlaw, que ni aportó nada al ataque (2 de 11 en el tiro) ni trabajó con solvencia en defensa (Battier y Artest subieron su rendimiento en la segunda mitad y resultaron decisivos).
El argentino tuvo un inicio de encuentro apoteósico. Anotó 8 puntos en el primer cuarto tras lanzar 10 veces a canasta, una cifra inusual, y a su gran labor ofensiva durante todo el partido (acabó con 19 puntos y 9 rebotes) unió una marca defensiva de relumbrón ante Aldridge, al que volvió a secar como ya hiciera en el primer partido de la serie.
Se plantó el bonaerense con 13 puntos, 4 rebotes y 3 asistencias en el descanso y arrancó el tercer cuarto en condición estelar al irse ya al principio a los 17 puntos y 8 rebotes. Era el momento Scola. Los locales adquirieron su máxima ventaja (54-37) ante un ataque visitante más que atascado, pero dos decisiones de los colegiados de dudosa factura en forma de dos faltas personales llevaron al argentino al banco con 4 faltas cuando sólo habían transcurrido 5 minutos de ese tercer cuarto. Esa ausencia resultó capital para que, poco a poco, los Blazers se metieran en el choque.
Luego, Adelman demostró por Scola el reverencial respecto que McMillan no mostró por Fernández. Lo sentó muchos minutos, tantos como alrededor de 12, consciente de que tenía que proteger al argentino hasta los minutos finales. Y 'Luifa' devolvió esa confianza máxima anotando una canasta muy importante en la recta final del partido, una canasta que parecía sentenciar el choque al poner el 80-74 en el marcador, pero que no lo hizo.
Demostró Houston que puede ganar sin los puntos de Ming -que otra vez extraordinariamente defendido, aunque muchas veces de forma antirreglamentaria, se quedó en 7 puntos- y Artest -que centrado en su grandísima labor defensiva sobre Roy se olvidó de tirar en toda la primera parte y sólo se puso a anotar a partir de bien avanzado el tercer cuarto-. Estas circunstancias hacen equipo. Cuando Ming no ve canasta, pero se enzarza en la pelea en los tableros (13 rebotes), y Artest se olvida de anotar porque prefiere centrarse en la defensa de Roy, todo lo que hay a su alrededor sólo puede crecer. Y creció Scola, creció Battier, creció Landry, creció Brooks... y, en definitiva, creció el equipo.
Mientras esto ocurría en el bando local, en el bando visitante McMillan centró tanto sus esfuerzos en las tareas defensivas -sobre todo en parar a Ming- que se le olvidó que en esto del baloncesto hay que plantearse mover el balón con solvencia y meter la pelotita en la canasta, algo que nunca ocurre de forma natural con Roy como base y que anoche sólo ocurrió cuando Blake dirigió y Roy no amasó la pelota.
Ante la gran defensa local sobre Roy (19 puntos con 6 de 18 en el tiro) y Aldridge (13 tantos con 6 de 15), surgió la enorme figura de Rudy Fernández, que estuvo fabuloso toda la noche. El español (17 puntos en 22 minutos) y Steve Blake (16 tantos y 10 asistencias) fueron los faros ofensivos de Portland, y eso fue un problema.
Porque McMillan no debió ver nada clara la opción de Roy como base y cargó de minutos a Blake, descargando de tiempo a Rudy sin ver que el sitio de Rudy estaba en dejar a Outlaw en el banquillo.
Resulta inexplicable que un jugador que alcanza el descanso con 11 puntos en 14 minutos sólo dispute alrededor de 8 minutos en la continuación. Resulta llamativo que su entrenador le haga regresar a la cancha a 4:46 del final del partido y no le mantenga en la pista más que ¡46 segundos! para volverlo a sentar ante la sorpresa de todos, y volverlo a sacar a 32 segundos del final cuando el marcador es ya desfavorable por 80-74.
Aún así, Rudy Fernández tuvo aún tiempo para sacar los colores a su técnico, y con un triple impresionante desde la esquina, su quinto de la noche, situó a los suyos a un paso de la victoria (81-80) a falta de 17 segundos del final, con Roy viendo la jugada desde el banquillo al quedar eliminado por personales 3 segundos antes.
Pero cuando los Blazers tuvieron la bola para empatar (83-80) y toda la posesión final para ellos, resolvieron como resuelve un equipo cuyo entrenador sólo piensa en defender, es decir, atacando sin juicio alguno, sin estrategia, a la buena de Dios. Blake tomó el balón y en una insensata carrera se fue hasta el triple para intentar el empate ¡a 12 segundos del final cuando tenía toda la posesión de tiempo en sus manos!.
Poco importó que a su lado corriese Rudy Fernández, el verdadero hombre de los Blazers, el que estaba caliente, al que le tocaba tirar ese tiro. Poco importó el tiempo y el espacio para un Blake que se lanzó un triple de vergüenza ajena, una auténtica castaña que no llegó al aro por medio metro. Y los Rockets no perdonaron desde la línea de tiros libres y ganaron, porque como dijo Scola a la conclusión: “Jugamos como un equipo”.
Los números:
- Houston: Scola 19 pt, 9 reb y 3 as; Battier 16 pt y 4 tp; Ming 7 pt, 13 reb y 3 tp (2 de 7 tc).
- Portland: Roy 19 pt y 7 reb (6 de 18 tc); Fernández 17 pt y 2 rob en 22 min (5 de 7 t3); Blake 16 pt y 10 as (4 de 7 t3); Aldridge 13 pt, 8 reb y 4 tp (6 de 15 tc).
- Rudy Fernández cerró los marcadores del primer y tercer cuarto con sendos triples y anotó el último triple del partido a 17 segundos del final.
- Roy y Aldridge anotaron entre ambos 12 canastas de 33 intentos.
- Ambos equipos robaron 7 balones y perdieron 12.
- Los locales no anotaron ni un solo triple en la primera parte, acabando con 3 de 9 por 10 de 23 de su rival.
- Mutombo y McGrady estuvieron vestidos de calle junto a sus compañeros.